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América Latina y el Caribe podrían cubrir sus necesidades eléctricas con recursos renovables.

Bajos costos y nuevas tecnologías hacen que recursos de energía solar y eólica, entre otros, puedan competir con los hidrocarburos en la generación eléctrica.
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EDITORIAL

 

Un nuevo estudio encomendado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), afirma que la dotación de recursos de energía renovable de América Latina y el Caribe es suficiente para cubrir más de 22 veces la demanda eléctrica proyectada para el 2050.
El estudio, denominado “Repensando nuestro futuro energético”, sostiene que los decrecientes costos y las nuevas tecnologías hacen de los recursos renovables una alternativa viable. Los recursos solares, geotérmicos, mareomotrices, eólicos, y la biomasa disponibles en esta región podrían producir hasta 80 petavatios-hora de electricidad.
Un petavatio-hora equivale a mil millones de kilovatios-hora. En la actualidad, la región genera 1,3 petavatios-hora de electricidad; y para el 2050 se espera que la demanda regional crezca entre 2,5 a 3,5 petavatios-hora.

 

RETOS ENERGÉTICOS
El reporte despeja una serie de mitos sobre la energía renovable, haciendo énfasis en que muchas de estas nuevas tecnologías alternativas ya tienen precios competitivos con las tecnologías convencionales y ofrecen buenas oportunidades de inversión. Manifiesta que deberían ser tomadas en consideración por los formuladores de políticas interesados en diversificar las matrices energéticas de sus países, reducir su vulnerabilidades a las fluctuaciones de precios de combustibles fósiles y disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Según declaraciones del presidente del BID, Luis Alberto Moreno, que a pesar de que América Latina usa más energía renovable que cualquier otra región del mundo, “enfrenta retos para generar la electricidad que necesita sin perjudicar al medio ambiente”, en este sentido “las energías renovables se han vuelto una opción viable y atractiva que debe ser explorada”.
Walter Vergara, jefe de la división de Cambio Climático del BID y principal autor del estudio, señaló que con este estudio “buscamos promover acciones concretas y asociaciones público- privadas, identificando la magnitud de los recursos renovables, presentando sus amplios beneficios y describiendo opciones políticas”.

 

MAYOR INVERSIÓN
En el 2012, las inversiones globales en tecnologías renovables no tradicionales (solar, eólica, geotérmica, mareomotriz, hidroeléctrica de pequeña escala y bioenergía de avanzada) y la hidroeléctrica tradicional ascendieron a 244.000 millones de dólares, de los cuales América Latina representó un 5,4%. Para poder aprovechar el vasto potencial, la región necesitará modernizar sus marcos de políticas y regulaciones para aumentar las inversiones en estas tecnologías alternativas.
Si bien estas inversiones en energías renovables hasta ahora han sido modestas, el estudio apunta que se están acelerando en la región. La energía eólica ha sido el recurso renovable de más rápido crecimiento. México es el quinto productor mundial de energía geotérmica, y Colombia, Panamá y Ecuador están explorando activamente ese recurso. En Brasil, México, Guatemala, Argentina y Chile se están llevando adelante proyectos de biomasa, solar y eólico.
El estudio concluye que, independientemente de cómo cada país oriente su política energética, tiene sentido aumentar el uso y la penetración de recursos energéticos renovables en América Latina y el Caribe.

 

EL BID Y LA ENERGÍA RENOVABLE
El Banco apoya programas para mejorar la eficiencia energética, la integración energética regional y la diversidad de la matriz energética al explotar recursos renovables y no renovables.
En la actualidad financia grandes parques eólicos, sistemas de energía solar rurales, plantas de biocombustibles para generar electricidad y programas para promover el alumbrado eficiente. También financia proyectos para instalar turbinas más eficaces en usinas hidroeléctricas y para asegurar que nuevas represas y plantas termoeléctricas cumplan con normas ambientales y sociales más exigentes.
En 2015, el 25% del total de los préstamos del BID apoyará operaciones en cambio climático, sostenibilidad del medio ambiente y energía sostenible.