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Auditorías de seguridad vial para peatones

Este artículo se focaliza en la evaluación de las características y condiciones de seguridad que presentan las infraestructuras peatonales, en fase explotación, a través de la aplicación de la metodología de Auditorías de Seguridad Vial. Por las Ingas. María Alejandra Ferreyra y Liliana Marta Zeoli.
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EDITORIAL

* Por las Ingas. María Alejandra Ferreyra y Liliana Marta Zeoli de la Escuela de Ingeniería Civil, Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura, de la Universidad Nacional de Rosario.

Este artículo se focaliza en la evaluación de las características y condiciones de seguridad que presentan las infraestructuras peatonales, en fase explotación, a través de la aplicación de la metodología de Auditorías de Seguridad Vial.

El crecimiento continuo y progresivo de las ciudades ha requerido la gestión de la demanda urbana de bienes y servicios. Ya no se trata únicamente de resolver los problemas de circulación de los vehículos, sino de garantizar las condiciones adecuadas de movilidad de las personas y mercaderías bajo determinados criterios ambientales, sociales y económicos.

Para que un espacio público sea idóneo para cualquier usuario, debe diseñarse para todo tipo de peatón, y en particular para las personas con movilidad reducida. De este modo, se logra una mayor cobertura de participación y apropiación de la colectividad ciudadana frente a la problemática de la movilidad peatonal.
El diseño de la vía pública debe concordar con la jerarquía o primacía que se brinde a cada tipo de usuario. La tendencia actual a nivel mundial prioriza a los transportes no motorizados sobre los motorizados, fomentando principalmente el uso del transporte público y desalentando el uso del automóvil particular.
Un ordenamiento adecuado del espacio público, muchas veces escaso, permite el desarrollo de las distintas actividades sociales, económicas y de circulación que desarrollan los diferentes usuarios en la vía pública.
En particular, el ordenamiento del espacio vial favorece el desarrollo de los modos de transporte no motorizados, mejora la movilidad en general y brinda espacio adicional para incrementar el transporte público de pasajeros. Desde el punto de vista de la seguridad vial, se pretende que no se produzca ninguna muerte más a causa de los siniestros viales, principio en el que se fundamenta el concepto de la visión cero.
La infraestructura peatonal debe garantizar que los desplazamientos a pie se realicen en forma segura, directa y cómoda para todo tipo de peatón. Los espacios asignados pueden ser para uso exclusivo de
los peatones, o de uso compartido con otros usuarios. Las dimensiones y distribución de las distintas infraestructuras deberán satisfacer los volúmenes de peatones en cada lugar, y respetar las líneas de deseo de dichos usuarios.
Existen distintas metodologías para identificar sitios peligrosos, o detectar deficiencias en infraestructuras viales ya construidas y en operación. Si bien es cierto que la metodología de identificación de puntos negros tiene su mérito, se necesitaba una metodología más proactiva para identificar y corregir las deficiencias antes de que ocurran los accidentes. Con esta finalidad, se comienzan a utilizar las Auditorías de Seguridad Vial. El gran mérito es que para una red existente con problemas de seguridad y ante la siempre presente escasez de recursos, permiten optimizar las inversiones en mejoras. Se utilizan listas de chequeo para detectar los problemas que atentan contra la seguridad vial.

FUNDAMENTOS DE LAS AUDITORÍAS DE SEGURIDAD VIAL

“Una Auditoría de Seguridad Vial (ASV) es un examen formal de un proyecto vial, o de tránsito, existente o futuro, o de cualquier proyecto que tenga influencia sobre una vía, en donde un equipo de profesionales calificado e independiente informa sobre el riesgo de ocurrencia de accidentes y del comportamiento del proyecto desde la perspectiva de la seguridad vial” (AUSTROADS 2002).
El análisis de los puntos negros (lugares donde se concentran los accidentes de tránsito) es una medida reactiva que consiste en tratar problemas de seguridad, basada en hechos consumados, con ocurrencia de lesiones o pérdidas humanas. Si las condiciones del entorno no han sido modificadas sustancialmente, se puede concluir que los puntos negros se producen por causas tales como defectos de seguridad no contemplados en el diseño, incorrecto mantenimiento de la vía, entre otras.
El proceso de las ASV, aplicado previo a la puesta en servicio de una infraestructura, se caracteriza por identificar los potenciales focos de accidentes de tránsito antes de que estos ocurran. Es un procedimiento mucho más amplio que el tratamiento de puntos negros o áreas problemáticas donde se concentra la ocurrencia de accidentes.
Una característica importante es que su aplicación resulta, por lo general, rentable en cualquiera de las etapas de un proyecto. Su mayor eficacia se logra si se aplica desde la etapa inicial. Dicha aplicación consiste en revisar si se contemplan o no los aspectos de seguridad vial en el proyecto, verificar luego que se implementen en la construcción, y que se mantengan durante la explotación.
En una vía en servicio pueden auditarse las siguientes características relacionadas con la seguridad vial: distintos tipos y flujos de tránsito, geometría de la vía, mobiliario vial, superficie de rodamiento, accidentes, existencia de trabajos transitorios de mantenimiento en la vía, los usuarios y sus roles, uso del suelo, geografía y clima.

 

CARACTERÍSTICAS DEL FLUJO PEATONAL
El atractivo y la calidad de las calles y los espacios públicos son la clave para conseguir que más

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gente camine. Los diseños deben tener en cuenta la amplia gama de necesidades de los usuarios, considerando los condicionantes de niños, person

 

as mayores y de aquellos que requieren de ayuda para su movilidad. Puede establecerse entonces, que hay tres tipos de usuarios: a pie (peatón, peatón con bastón, etc.); con pequeñas ruedas (rollers, patines, etc.); con movilidad reducida (andador, silla de ruedas, etc.)
En la Figura 1 puede observarse el espacio mínimo o estándar que requiere un peatón. Y en la Figura 2 se muestra el espacio requerido para usuarios con distintas movilidades.

 

 

El diseño de las redes peatonales debe contemplar los distintos tipos de peatones, acorde a las características propias del desplazamiento de cada grupo.
La edad del peatón es un factor importante que puede explicar su comportamiento frente a los accidentes con vehículos. Los peatones muy jóvenes son inexpertos, y por lo general no prestan atención al tránsito. Los ancianos pueden verse afectados por limitaciones en sus capacidades perceptivas, cognitivas, sensoriales o motoras. Caminar con regularidad es una forma valiosa de ejercicio para este grupo, pero a medida que aumenta la edad también son más graves las consecuencias que sufren en los accidentes de tránsito.
Los niños son un grupo de usuarios que tienen características significativamente diferentes a los adultos, no sólo por su estructura física, sino también por la madurez en su desarrollo.

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Como no conductores, realizan más viajes a pie que el resto de los usuarios, para manejarse en forma independiente dentro su comunidad. Tienden a confiar en que los demás los van a proteger, y esto puede ser un exceso de confianza en muchas ocasiones.
Las personas caminan a diferentes velocidades, variando de 0,80 m/s (2,90 km/h) a 1,80 m/s (6,50 km/h). Puede establecerse un valor medio de velocidad, según al grupo que pertenezcan: adulto sano: 1,50 m/s; persona mayor o con algún tipo de discapacidad: 1,20 m/s; quien utiliza silla con motor lo hace más rápido, pero les lleva tiempo maniobrar entre distintos niveles.
Además, a mitad de cuadra se camina más velozmente que en las intersecciones. Se considera razonable un tiempo de 3 segundos para que el peatón evalúe la situación antes de emprender el cruce en intersecciones semaforizadas.
Los hombres caminan más rápido que las mujeres. La pendiente longitudinal de la facilidad peatonal afecta la velocidad del desplazamiento.
Los peatones poseen una amplia variedad en sus capacidades físicas y cognitivas. Por ejemplo, las diferentes alturas de los niños afectan su capacidad para ver por encima de ciertos objetos, o de ser vistos por otros usuarios de la vía.
Con los años, las personas adquieren lentitud en sus reflejos, lo que afecta su capacidad para reaccionar con rapidez ante situaciones peligrosas, especialmente cuando deben cruzar una calzada.
El deterioro de la percepción visual, influye en la capacidad para observar el entorno, lo que impacta en la legibilidad de las señales, detección de cordones, valoración del tránsito, etc.
Las capacidades de concentración y cognitiva influyen en el tiempo requerido para tomar decisiones, en la habilidad de lectura o comprensión de señales viales, y en la aptitud para encontrar brechas disponibles para el cruce.

 

 

FACILIDADES PEATONALES
Para brindar la máxima seguridad en la circulación de peatones y ciclistas, se deben proveer infraestructuras separadas o no de la circulación vehicular, ya sea para uso exclusivo o compartido por dichos usuarios. Lograr un entorno claro y legible para todos los usuarios, mejora también la seguridad personal y promueve el desarrollo de los modos no motorizados.
Con la moderación de los volúmenes vehiculares y limitación de sus velocidades, se mejora además la calidad ambiental en la vía pública.
Las facilidades peatonales deben reunir ciertas condiciones para alcanzar un nivel adecuado de seguridad vial y personal, siendo las más importantes: el diseño, la ubicación, la calidad, el estado, las obstrucciones, la continuidad, la conectividad, la iluminación y la visibilidad.
La señalización horizontal y vertical junto con la semaforización constituyen los principales dispositivos de control para guiar y ordenar al flujo peatonal y vehicular, especialmente en sus puntos de encuentro.
Se deben estudiar nuevos recorridos peatonales y mejorar los existentes cuando se analizan planes integrales de movilidad, auditorías de seguridad peatonal, circuitos seguros hacia la escuela, planes de accesibilidad barrial, proyectos de peatonalización, etc. De ser posible, es importante contar con recorridos alternativos y accesibles para todo tipo de usuario.

 

COMPONENTES DE LAS REDES PEATONALES
Las componentes se clasifican en tres grupos:

  • Elementos ubicados fuera de la calzada: veredas, senderos, rampas, escaleras, y paradas de ómnibus entre otros.
  • Elementos ubicados en la calzada: isletas peatonales, canteros centrales, orejas en veredas en el área de la intersección, cruces peatonales sobreelevados, etc.
  • Elementos de cruce: cruces a distinto nivel, intersecciones con y sin semáforos, rotondas y cruces ferroviarios.

 

LISTADOS DE CHEQUEO
En primer lugar, es recomendable el diseño de un listado de chequeo general para tener una visión amplia de los tópicos a evaluar en la ASV y para que el equipo auditor tenga una referencia de lo que se pretende revisar. Luego, se elabora una lista de chequeo detallada para que cada uno de los aspectos mencionados en el listado general, se traten con mayor profundidad.
En la Figura 3 se muestra el listado de chequeo general propuesto para la realización de ASV en facilidades peatonales urbanas en Fase Explotación.

 

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PLANTEO DE MEJORAS
Seleccionada la red peatonal existente para auditar, realizado el trabajo de campo y elaborado el análisis de lo relevado, se debe proceder al planteo de mejoras definiendo posibles actuaciones para brindar mayor seguridad al peatón. Dichas acciones deben orientarse a:

  • disminuir el tránsito vehicular: implementando desvíos, cambio de prioridad en intersecciones, control en tarifas de estacionamiento, reducción de calzadas para ampliación de veredas, etc.
  • controlar la velocidad: incorporando elementos de calmado de tránsito, chicanas, lomos de burro, etc.
  • mejorar las intersecciones peligrosas: proyectando cruces peatonales elevados, señalización, semaforización peatonal, iluminación, visibilidad, etc.
  • ordenar el espacio público: previendo áreas de descanso, zonas para juego de niños, recorridos peatonales, ciclovías, etc., y logrando entornos ambientales saludables y estéticos.

Definidas las mejoras a efectuar, que se irán implementando según prioridades, se deberán realizar estudios de antes y después de forma de medir el grado de funcionamiento de las medidas implementadas.
Por último, se recomienda que las autoridades competentes apliquen en forma sistemática ASV en la red de movilidad a su cargo para favorecer el desarrollo de los modos de transporte no motorizados, mejorar la movilidad en general, fomentar la utilización del transporte público de pasajeros y aumentar la seguridad vial para todos los usuarios de la infraestructura.