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Guía iberoamericana de atención integral a víctimas de siniestros de tránsito

Guía editada por el CAF (Banco de Desarrollo de América Latina), la FICVI (Federación Iberoamericana de Asociaciones de Víctimas contra la Violencia Vial) y la Fundación MAPFRE. PRIMERA PARTE.
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EDITORIAL

INTRODUCCIÓN

Justificación
Los siniestros de tránsito son hechos violentos e inesperados que afectan la vida de miles de personas cada día y dejan a muchas familias en total desamparo porque no encuentran el apoyo necesario.
Esta guía ofrece una explicación clara y sencilla del suceso, enfocada en el ámbito jurídico y psicológico, con el objetivo de proporcionar a las autoridades implicadas en los siniestros de tránsito una información real para comprender mejor lo que ocurre a las víctimas y a sus familiares al sufrir un hecho tan traumático. Ello puede facilitar a los gobiernos de la región la posibilidad de establecer protocolos de actuación integral que sirvan para atenuar el sufrimiento de los afectados tras las trágicas y difíciles consecuencias de un siniestro de tránsito.
En la publicación del informe sobre la Respuesta tras los siniestros de tránsito en los países de Iberoamérica, realizado en colaboración con la Fundación MAPFRE en el año 2015, la FICVI destacaba la necesidad de impulsar una Guía Iberoamericana de atención integral a víctimas de siniestros de tránsito y la creación de Unidades de atención a las víctimas de la violencia vial en los países de la región.
La información que se facilita sólo se refiere a situaciones donde resultaron personas heridas de gravedad o fallecidas. Sin embargo, dada la compleja y cambiante naturaleza del fenómeno de siniestralidad vial, esta información se presenta únicamente como reflejo de la situación en el momento en el que se realizó. Permite sobre todo a quienes tienen un contacto directo con los afectados poder ofrecer información con rigor y veracidad que en ningún caso podrá sustituir a un profesional, abogado o psicólogo, cuando las personas afectadas lo necesiten. En la página web de FICVI se puede encontrar más información sobre ayuda psicológica.
La guía contempla varias etapas, como la comunicación de la “mala noticia”, la asistencia de emergencia, los cuidados médicos y la rehabilitación. Asimismo, describe con un lenguaje cercano y claro las diferentes fases en las cuales las víctimas y sus familias tendrán que luchar cada día para superar un doloroso duelo y relacionarse al mismo tiempo con el sistema judicial, en busca de una justicia sobre todo reparadora para las víctimas y preventiva para la sociedad.

Breve reseña sobre FICVI, Fundación MAPFRE y CAF

La (FICVI) fue fundada en la ciudad de Medellín (Colombia) en febrero de 2010 y está conformada por 18 organizaciones de la sociedad civil de víctimas y afectados por los siniestros de tránsito en 14 países de Iberoamérica: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, España, Guatemala, México, Panamá, Paraguay, Portugal, Uruguay y Venezuela.
Su constitución representa un espacio fundamental en Iberoamérica para poder desarrollar acciones y estrategias comunes contra la violencia vial.
La misión de la organización es promover el cambio cultural mediante la acción conjunta y coordinada de sus organizaciones federadas para promover y fortalecer la seguridad vial en la región de Iberoamérica y el Caribe, para lo cual emprende acciones tendientes a la concientización de las instituciones implicadas y a la sociedad en general para eliminar la violencia vial y sus efectos e impulsar todas las actuaciones necesarias para que nuestros gobiernos consideren la seguridad vial, una política de Estado.
La FICVI se moviliza para alcanzar su principal objetivo: cero víctimas, para lograr que nadie más tenga que sufrir el dolor de este flagelo. Constituye una red iberoamericana de asociaciones dedicadas al mejoramiento de la seguridad vial con presencia en casi todos los países de la región, que trabaja por la disminución de la siniestralidad vial y sus consecuencias en la región, desde la responsabilidad, el respeto a la vida, a la no-violencia y a la solidaridad, uniendo los compromisos de todas sus asociaciones para defender el derecho a la vida y a la seguridad de las personas en Iberoamérica, sabedoras de que el siniestro de tránsito se puede evitar.

CAF –Banco de Desarrollo de América Latina

Es un banco de desarrollo constituido en 1970 y conformado por 19 países, (17 de América Latina
y el Caribe, además de España y Portugal) y 14 bancos privados de la región.
Promueve un modelo de desarrollo sostenible mediante operaciones de crédito, recursos no reembolsables y apoyo en la estructuración técnica y financiera de proyectos de los sectores público y privado de América Latina.

Fundación MAPFRE

Es una institución sin ánimo de lucro creada por el grupo asegurador internacional MAPFRE en 1975, que desarrolla actividades de interés general en 24 países para contribuir al bienestar social y, en general, mejorar la calidad de vida de las personas. La Fundación trabaja en las siguientes áreas: la seguridad de las personas y de sus patrimonios, con especial atención a la seguridad vial; la prevención y la salud; la difusión de la cultura, las artes y las letras; la concienciación, formación e investigación en materias relacionadas con el seguro y la previsión social; la investigación y divulgación de la historia común de España, Portugal, los países iberoamericanos y todos aquellos vinculados a los anteriores por lazos históricos; y, por último, la mejora de las condiciones económicas, sociales y culturales de las personas y sectores menos favorecidos de la sociedad.

 

DESPUÉS DE UN SINIESTRO DE TRÁNSITO

Activación del sistema de respuesta a siniestros y de la cadena asistencial

Una vez acaecido el siniestro, aún es posible prevenir y minimizar los daños a las personas. Para ello se establecen protocolos de actuación que se resumen en tres puntos iniciales: Proteger, Avisar y Socorrer (PAS).
Proteger

  • Al llegar al lugar del siniestro es necesario proteger la zona para que no se produzcan nuevas colisiones ni atropellos.
  • Debemos intentar dejar libre una vía de acceso para los servicios de emergencias. Siempre debemos dejar la luz intermitente encendida, y si es posible usar una prenda reflectante, que nos permita hacernos visibles, y colocar una señalización (triángulos) que den aviso a otros conductores del siniestro.

Avisar

  • Antes de llamar al número de emergencia que opere en el país (911 en la mayoría de los países de la región) debemos serenarnos para facilitar la mayor cantidad de datos respecto al nombre de la carretera y el punto específico en el que ha tenido lugar el siniestro, y al número de vehículos implicados, de heridos así como su estado. Es importante identificarnos, mantener la calma y no colgar el teléfono hasta que así nos lo indiquen.

Socorrer

  • Lo primero es evaluar el estado de cada víctima para atender primero a los más graves. No se debe sacar a un accidentado de su vehículo o intentar moverlo a menos que corra peligro de muerte, (por ejemplo, por la presencia de fuego en el vehículo) y bajo ningún concepto intentaremos quitarle el casco a un motociclista.
  • A falta de conocimientos sobre reanimación, lo mejor será aguardar a que lleguen los profesionales sanitarios. Si el herido respira con dificultad, podemos ayudarle reclinándole ligeramente la cabeza hacia atrás, sin mover el eje de la columna vertebral, para intentar abrir un poco las vías respiratorias. Es preciso recordar que es importante que el herido permanezca consciente en todo momento y para ello debemos hablarle y tratar de tranquilizarle.

 

LA CADENA ASISTENCIAL: EL MINUTO DE ORO

P: Proteger el lugar del siniestro: Utilizar prendas reflectantes y señalizar el lugar con luces o triángulos. No permanecer en la calzada.

A: Avisar a los servicios de emergencia: Llamar al número de emergencias y avisar del hecho, dando la localización más exacta del lugar. Número de heridos y circunstancias especiales.

S: Socorrer a las víctimas: No mover a los heridos, ni quitar el casco al motociclista. Tranquilizar a los heridos y ofrecer primeros auxilios, si sabe hacerlos.

 

ASISTENCIA EN EMERGENCIA

A la hora de intervenir en un siniestro de tránsito hay que tener en cuenta que la cadena de ayuda comienza, como indica la Organización Mundial de la Salud (OMS), con aquellos que están presentes en el siniestro o que llegan primero al lugar y realizan la conducta de Proteger, Alertar y Socorrer (PAS).
El rol de los servicios de salud de todos los países en la prevención de lesiones de tráfico es fundamental, destacando su importancia en los minutos posteriores a un siniestro de tránsito. Es preciso mejorar la eficacia de los sistemas de  emergencia y, en particular, la calidad de los servicios
de alerta, del traslado al lugar del siniestro, de la atención traumatológica inicial, entre otros. El 73% de los países de la región disponen de un número telefónico nacional para emergencias, pero debe homologarse a un número único de recepción de la llamada. El 911 es mayoritario en los países de la región.
El 70% de los países de la región poseen personal especializado para emergencias viales, pero deben mejorarse sus tiempos de respuesta, al resultar vital cada minuto que transcurre en la respuesta a la emergencia.
Debe existir un protocolo de actuación que guíe y evalúe a los profesionales, además de contar con
transporte especializado que permita un traslado seguro de las víctimas y adecuar la respuesta de los servicios de salud a las necesidades de cada caso, garantizando la estabilización del paciente y reduciendo el riesgo durante el traslado al centro hospitalario más próximo.

 

CICLO ASISTENCIAL DE RESPUESTA EN SINIESTROS DE TRÁNSITO:

  • Siniestro de tránsito.
  • Alerta-petición de socorro (911).
  • Gestión de llamada-respuesta sanitaria.
  • Tratamiento in situ.
  • Transferencia de víctimas-transporte especializado.
  • Atención hospitalaria.
  • Atención post hospitalaria-rehabilitación.

 

Recomendaciones

A las autoridades públicas: implementar el Pilar 5 de la Década de Acción Respuesta tras los siniestros de tránsito, para mejorar la capacidad de los sistemas de salud de emergencia y de rehabilitación a largo plazo, con el objeto de brindar a las víctimas un tratamiento apropiado.
Se considera la necesidad de establecer y evaluar los protocolos de actuación de la atención de emergencia, así como mejorar los tiempos de respuesta.

A las víctimas: demandar servicios de asistencia rápidos y de calidad.

A los primeros respondientes: resulta vital saber cómo actuar ante un siniestro vial para reducir su gravedad.

 

RECOPILACIÓN DE DATOS
El Observatorio Iberoamericano de Seguridad Vial (OISEVI) es la entidad que reúne a los países de la región y monitorea a todas las entidades implicadas que deben contar con un protocolo de actuación, el cual debe incluir procedimientos de recopilación de datos, transmisión y tratamiento de la información, adaptándose a las nuevas tecnologías.

La información recopilada debe garantizar su doble utilidad:

  • La primera es la recopilación de datos para los informes de peritaje y diligencias pertinentes que deberán remitir a la autoridad judicial. Estos datos son indispensables a la hora de determinar responsabilidades y garantizar la mayor información posible para la investigación del siniestro.
  • La segunda vía reside en la recopilación de datos y variables de interés para el diseño de medidas de seguridad vial: información exhaustiva y única sobre factores relacionados con el siniestro, la vía, los vehículos y las personas implicadas.

Para ello debe existir en cada país un registro de víctimas y siniestros viales que contendrá información resultante de la unión de diferentes fuentes (policial, forense y hospitalaria), de modo
que se evite la duplicidad en los datos, y sea posible obtener la cifra real de fallecidos en siniestros
viales en el término de 30 días, y los tipos de lesiones de las personas afectadas. Toda esta información permite conocer mejor las circunstancias de los siniestros y los resultados lesivos de los mismos.
La publicación de los datos debe ser diaria respecto de los accidentes mortales ocurridos en carretera con cómputo de fallecidos en 24 horas, dado que este sistema de indicador rápido debe ser informado prácticamente en tiempo “real” por los cuerpos de seguridad que tienen competencias en la zona. Se debe publicar también la información estadística anual y aquellos siniestros tanto con resultado mortal a 30 días como con resultado no mortal. Además, se deben enviar ficheros de micro-datos a los centros investigadores en seguridad vial que lo solicitan, lo que permite que realicen estudios detallados de la siniestralidad y con ello priorizar hacia dónde se dirigen los recursos para erradicar la problemática específica en cada país.

Recomendaciones
Cada país debe disponer de un observatorio nacional de seguridad vial, integrado en el OISEVI y dotado de infraestructura, profesionales formados y presupuesto propio.

 

COMUNICACIÓN DE LA “MALA NOTICIA”
El siniestro de tránsito es un suceso inesperado, traumático, negativo, violento e incontrolable, aunque la inmensa mayoría de las ocasiones evitable, que afecta a todas las personas involucradas en el evento.
El proceso de informar ha de ser individualizado. Es imprescindible que se adapte a las necesidades teniendo en cuenta a los familiares y el contexto en el que se realiza la comunicación.
Saber comunicar bien una mala noticia es el primer paso para disminuir el impacto psicológico que
puede provocar en las personas.

Recomendaciones
Es importante cuidar la comunicación para evitar la victimización a dos niveles:

  • PRIMARIO

Implicación directa o indirecta en el momento del accidente.

  • SECUNDARIO

Durante la relación entre las víctimas primarias y las instituciones, jurídicas o sociales que deben asistirlas. Esta victimización secundaria se produce cuando dicha relación no tiene debidamente en cuenta las circunstancias y necesidades de las víctimas.

 

FORMACIÓN A PROFESIONALES QUE INTERVIENEN
Dar malas noticias es un compromiso profesional, ético y, al mismo tiempo, un arte que debe ser aprendido.
Por este motivo se requiere:

  • Formación para todos los intervinientes en el suceso: agentes de la autoridad, profesional sanitario y de urgencias, personal de rescate, bomberos, etc.
  • Elaboración de un protocolo de actuación.

¿Cómo comunicar la mala noticia?

  • Debe existir un protocolo de atención, que debe partir de dos elementos claves:

– Saber transmitir con seguridad.
– Crear confianza y empatía.

  • Estrategias para comunicar en situaciones en crisis:

– Valorar la magnitud del siniestro vial, reunir la información, contrastándola, asegurándonos que es fidedigna (por ejemplo, si la víctima ha fallecido o ha resultado herida grave) y disponer de todos los datos necesarios de la persona a quien vamos a comunicar, incluida su situación familiar.
– Conseguir un entorno de privacidad donde la persona se sienta cómoda.
– Comunicar la verdad a un ritmo que la persona pueda asumir, de forma clara y concisa.
– Es conveniente ofrecer una aproximación narrativa del hecho (informar de que ha ocurrido algo
grave, explicarlo de manera general y al final comunicar sin dar detalles excesivos).

  • Primeros auxilios psicológicos:

Acompañamiento y apoyo: es conveniente expresar nuestra disponibilidad para responder a las demandas, dedicar el tiempo suficiente y resolver los problemas concretos que puedan surgir. Escuchar atentamente al afectado y hacerle sentir que se le entiende y que se comprende los sentimientos por los que está pasando.
– Evitar hacerlo por teléfono, intentar localizar y comunicar la noticia a los familiares en el domicilio.
– Disponer de tiempo y de un lugar apropiado.
– Preservar la intimidad.
– Transmitir bien la información.
– Identificar preocupaciones y atenderlas.

No se debe improvisar:
– Hablar de forma clara y precisa, facilitar la sensación de cercanía y confianza con la persona, hablar en primera persona y llamar a la víctima o el familiar por su nombre.
– Transmitirle el compromiso de ayuda.
– Nunca debemos mentir en la comunicación, en todo caso omitir.
– Se debe valorar cuánta información se puede asumir atendiendo a la reacción posterior como, por ejemplo, a la negación del suceso.
– Mantener una escucha activa: permitirle expresar, no interrumpir el llanto, atender a la persona, sus reacciones y necesidades.
– Es esencial manejar bien los silencios y la comunicación no verbal. En la conversación es conveniente hacer pausas para facilitar que la víctima o el familiar se pueda expresar.
– Hacer preguntas abiertas dirigidas, como “¿a qué persona desea que avisemos?”, y dar respuesta a las preguntas que se formulen como “¿qué pasó? ¿cómo fue? ¿cuándo ha sido?”.
– Escuchar y respetar las objeciones. Demostrar gran capacidad de empatía.
– Preguntar sin dar nada por supuesto: “¿Quiere que le acompañemos?”.
– Una vez estabilizada emocionalmente, no dejar nunca sola a la persona (incluso acompañarla al sanatorio o centro hospitalario si no tiene cómo desplazarse).

Recomendaciones
En caso de tener que comunicar la mala noticia por teléfono:

  • Seguir un protocolo establecido previamente y escribir el contenido del mensaje que vamos a dar antes de iniciar la llamada.
  • Localizar a los familiares: identificar a la persona que está al otro lado e intentar seleccionar al familiar más adecuado.
  • Asegurarse de haber comunicado bien todos los datos: dónde tienen que acudir, entre otros.

Protocolo de comunicación en 10 pasos

Consiste básicamente en identificar y reconocer las reacciones de las personas. Las malas noticias
pueden empeorar la situación si no se transmiten adecuadamente. Como elementos importantes hay que destacar aquí el papel de los silencios, la empatía no verbal y la escucha y el respeto al sentimiento de la persona.

  1. Valorar la urgencia de la comunicación.
  2. Preparar la comunicación.
  3. Procurar un entorno adecuado.
  4. Presentación al interlocutor.
  5. Agrupar a los familiares y allegados.
  6. Comunicar la mala noticia.
  7. Esperar la reacción, tolerar y contener.
  8. Atender las demandas y necesidades.
  9. Facilitar gestiones y cuestiones prácticas.
  10. Acompañar.

Consecuencias de una comunicación errónea: sensación de impotencia, sentimiento de incomprensión, sensación de vacío, desesperación.

Recomendaciones:
A las autoridades públicas: La formación de todos los profesionales permitirá evitar una secunda victimización y repercute en la mejora del servicio prestado. Debemos cuidar mucho la comunicación de las emociones y el uso terapéutico del abrazo.
A las víctimas: La familia constituye el pilar fundamental de las personas que sufren secuelas a causa de un siniestro de tránsito. La magnitud del suceso afecta emocionalmente a todas las personas implicadas, por lo que es necesario ofrecer apoyo psicológico tanto a las víctimas como a los profesionales.

 

SECUELAS, CUIDADOS MÉDICOS Y REHABILITACIÓN
Las secuelas son el daño permanente como resultado de las lesiones originadas por el siniestro de tránsito. Muchas veces, requieren tratamiento durante largas temporadas, incluso de por vida. Pero también son importantes por la repercusión que puedan tener en los diferentes ámbitos en la vida de relación como personas. Podrán afectar al desarrollo de funciones diarias, el estado general de salud, o condicionar la calidad de vida y la integración social.
Las lesiones por siniestros de tránsito son una de las primeras causas de discapacidad. Sin embargo, es todavía escasa la información sobre secuelas de siniestros viales. Surge la necesidad en la región de profundizar en la investigación sobre lesiones y secuelas, para hacer visible la problemática y, de este modo, reforzar la importancia de la necesidad de búsqueda de soluciones.
En el año 2001, la OMS actualizó la clasificación de las lesiones en su publicación Clasificación Internacional de Actividad, Discapacidad y Salud, más conocida como ICF (International Classification of Functioning, Disability and Health). La clasificación contiene tres categorías de impactos: estructura y función corporal, actividad de la vida diaria y participación en las actividades del entorno. Estas tres categorías interactúan entre sí y con el entorno originando deterioros, limitaciones en la actividad y restricciones en la participación social.
Para la valoración de secuelas, se tienen en cuenta la capacidad de independencia, la repercusión en la capacidad laboral (la afectación puede ser parcial, total, absoluta o desencadenar una grave invalidez), la repercusión a nivel deportivo, el impacto en la vida sexual y, finalmente, la repercusión a nivel estético.
Es necesario que la rehabilitación sea realizada por un equipo multidisciplinario de profesionales, que garantice un tratamiento integral (salud, educación, psicología, trabajo social, entre otros).

Resulta esencial que la valoración de la víctima sea, preferentemente, interdisciplinar. Esto último implica que los especialistas trabajen juntos en la valoración de las limitaciones e incapacidades.
El ideal es que existan diferentes niveles asistenciales para la realización del tratamiento rehabilitador (a nivel de atención primaria, asistencia hospitalaria, unidades de larga estancia, atención domiciliaria, asociaciones sin fines de lucro, entre otros) en función de las necesidades de la víctima.

Recomendaciones
Una atención médica de calidad, comenzando por la reducción de los tiempos iniciales de respuesta a la emergencia y finalizando por una rehabilitación integral, es vital para reducir las secuelas de los siniestros de tránsito.