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Nuevas ciudades: una mirada desde la ingeniería

El rol de los ingenieros en el desarrollo de las nuevas ciudades inteligentes crece al mismo ritmo de la urbanización a nivel mundial. Un panel conformado por especialistas, debatió este tema en el Centro Argentino de Ingenieros (CAI), en el marco de la Semana de la Ingeniería 2017.
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EDITORIAL

Durante el 6 y 7 de junio se realizaron dos jornadas técnicas de exposiciones, organizadas por el Centro Argentino de Ingenieros (CAI), en el marco de la Semana de la Ingeniería 2017. Este año, el evento se llevó adelante bajo el lema “Construyendo una nueva identidad” y el Ing. Sergio Kaufman, tuvo a su cargo la presidencia del mismo.
El presidente de CAI, Ing. Horacio Cristiani, durante el acto de apertura resumió la esencia del encuentro: “No se concibe el desarrollo de un país sin una ingeniería pujante. En este sentido, el objetivo de la Semana de la Ingeniería es comprender a esta actividad como memoria y también como futuro: queremos analizar aquí el presente pero mirando al futuro”.
Por su parte, el Ing. Sergio Kaufman, destacó el eje de las jornadas técnicas recordando que “hace 15 años recorría la Universidad de Oxford y, dentro de ese edificio construido en el 1600 estaban dando los primeros pasos en los trabajos sobre inteligencia artificial y ahí está la clave: cómo construir lo nuevo sin perder lo bueno que tenemos”. Así, Kaufman reconoció que “es muy baja la cantidad de ingenieros por habitantes en la Argentina, comparando con los países con los que debemos competir. En eso tenemos que trabajar y sabemos que la capacidad la tenemos y que la ingeniería es atractiva para los jóvenes”.
Acto seguido, el Lic. Franco Moccia, ministro de Desarrollo Urbano y Transporte de la Ciudad de Buenos Aires, marcó el final de las palabras de apertura: “la Argentina está en pañales en cuanto a construcción público-privada”, aseguró. Y siguiendo la línea de lo comentado por Kaufman, coincidió: “Lo relevante es aprender a aprender, trabajar sobre el método no en cuanto a los contenidos. La inteligencia es la gasolina del Siglo XXI y los algoritmos son el motor combustible”.
Luego de los dos paneles iniciales, “Mundo manejado por algoritmos” y “¿Cómo serán los ingenieros del futuro?”, se desarrolló el panel sobre Nuevas Ciudades, moderado por el Dr. Martín Orduna, subsecretario de Movilidad Urbana del Ministerio de Transporte de la Nación y con la participación del Arq. Gabriel Lanfranchi, director del Programa Ciudades del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC); el Ing. Pablo Marrone, Technical Solutions Architec de CISCO y la Lic. Erika Molina del Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN) del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Para introducir la temática, Orduna señaló: “las nuevas ciudades es una temática interdisciplinaria que convoca al mismo tiempo a ingenieros, arquitectos, economistas, sociólogos y otras profesiones que convergen en el análisis y en el trabajo de la problemática urbana en particular”. En este sentido, desde su rol como funcionario público, resaltó la importancia de recuperar la inversión en infraestructura y aseguró que el transporte público, junto con la movilidad no motorizada, constituyen una de las herramientas más importantes a las que se puede recurrir para construir una ciudad sustentable.
Finalmente, para dar inicio al panel, Orduna destacó el rol de los ingenieros frente a los nuevos desafíos que implican las ciudades del futuro y su lugar como “directores de orquestas” para llevar adelante proyectos con equipos multidisciplinarios.

Ciudades inteligentes

El Arq. Gabriel Lanfranchi comenzó su disertación compartiendo con los asistentes del evento los diferentes conceptos que refieren a la definición de Ciudad Inteligente. Entre las múltiples opciones, el arquitecto hizo hincapié en la de Anthony Townsend que las entiende como “aquellas en las que el gobierno, el sector privado y los ciudadanos usan tecnologías digitales para buscar soluciones a problemas urbanos eternos”. Completando el concepto agregó: “para comprenderlos nos podemos remitir a la ciudad victoriana cuando, por ejemplo tuvo la crisis sanitaria. Los ciudadanos comprendieron que en vez de seguir construyendo hospitales lo que debían hacer es entender a la ciudad como un sistema que debía tener una red de agua potable y saneamiento capaz de disminuir enfermedades y allí los ingenieros tuvieron un papel determinante”.
En esta dirección, Lanfranchi manifestó: “una ciudad inteligente es una ciudad sensible. Que sabe responder a tiempo las necesidades de los ciudadanos”. Para que esto sea posible, la información es un factor fundamental para resolver los problemas de los ciudadanos y de allí nace la importancia de incorporar sensores capaces de recolectar datos de las ciudades. Frente a esto, el especialista de CIPPEC esgrimió: “el 90% de la información que está en el mundo se construyó en los últimos dos años y solo hemos podido analizar el 1%. Aún nos falta lograr una mayor capacidad de análisis para comprender cómo las cosas nos hablan y nos informan sobre el estado de la ciudad”.
A continuación, Lanfranchi aseguró que las sociedades deberán enfrentar distintos desafíos de manera integral en su búsqueda de hacer más inteligentes sus ciudades. Entre ellos, el especialista enumeró: los altos niveles de crecimiento y su falta de equidad; el cambio climático y la necesidad de readaptar las ciudades para la mitigación de las inundaciones y los procesos de gobierno y sistemas urbanos eficientes. De esta manera, resaltó que es necesario “entender que la ciudad es un gran sistema que requiere de decisiones lo más lógicas y eficientes posibles”. En este aspecto es donde, según Lanfranchi, “los ingenieros que sepan leer la transversalidad van a tener una ventaja competitiva sobre aquellos que estén únicamente enfocados en su propia temática”.
Desde el punto de vista de Lanfranchi, existe un camino que resulta importante recorrer rumbo a las nuevas ciudades. Para ello, es relevante orientar los esfuerzos a cumplir con los siguientes objetivos: contar con información para la toma de decisiones basada en evidencias; acortar la brecha social y tecnológica entre la Ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires; obtener inversión estratégica en infraestructura digital; incorporar tecnología como excusa para la transformación de los mecanismos y procesos de gestión local; fortalecer el ecosistema de actores Smart de la metrópolis; potenciar la participación ciudadana en los procesos de gestión y creación de política pública y desarrollar mecanismos de planificación integral que atiendan el hábitat y la adaptación al cambio climático.
Al finalizar su exposición, el arquitecto concluyó: “las ciudades van a ser inteligentes en la medida en que sus ciudadanos lo sean. Esto se logra con educación, capacitación y poniendo en valor lo que tenemos al alcance”.

Tiempos exponenciales

Por su parte, el Ing. Pablo Marrone inició su disertación con una reflexión sobre una afirmación de Peter Diamandis: “Estamos viviendo tiempos exponenciales”. Con esta mención, el técnico de CISCO, hizo alusión a la superabundancia y disponibilidad de tecnologías que hacen que todo lo que se puede modificar sea más que modificado. “Todo lo que conocemos va a sufrir una disrupción muy profunda. La mega urbanización extrema nos enfrenta con dilemas exponenciales como el tráfico (transporte y estacionamiento), la sustentabilidad social y ambiental, la seguridad pública ante incidentes humanos y naturales y la disponibilidad de alojamiento y de talento adecuados”, aseguró.
Frente a esto, Marrone propuso dar conectividad segura y escalable a todo el territorio como solución a los dilemas exponenciales dado que puede aportar información que permitirá administrar las ciudades de manera más eficiente. “Digitalicemos lo digitalizable (las luminarias pueden permitir tener datos de tránsito, como del clima, al igual que los tachos de basura o los propios buses) y propaguemos señales a lugares recónditos”, manifestó. Además, Marrone agregó: “La digitalización del centro urbano es fácil. Lo importante es llegar a los lugares más remotos y menos urbanizados”.
En los tiempos que corren, los ingenieros deben enfrentar nuevos desafíos para procurar un ecosistema apropiado para el desarrollo de ciudades inteligentes. En primer lugar, Marrone señaló: “hoy los ingenieros no nos enfrentamos a problemas, sino más bien, a dilemas que no tienen una única solución, tiene muchas vías. Debemos elegir una que se adapte lo mejor posible para ese momento”. En segundo término, los ingenieros “deben aceptar el error como parte del proceso y generar diseños de trabajo a partir de la interacción con la ciudad”. Por último, los profesionales del área deben “saber contar historias”. Al respecto, Marrone expresó: “Los ingenieros solemos estar sobrecreidos de lo que sabemos y que todo el resto del mundo tiene que hablar nuestro idioma. Tenemos que revertir esto y poder explicarles, contar la historia de por qué nuestras propuestas son buenas, olvidándonos de los términos técnicos. La falta de comunicación nos puede costar muchas frustraciones”.
Para finalizar, el Ing. Marrone cerró su exposición citando nuevamente a Peter Diamandis: “el mundo es exponencial. Está tan acelerado en su transición que si cada uno de nosotros, cuando esté en su puesto de trabajo y esté pensando qué hacer y no se siente extremadamente energizado o muerto de miedo, simplemente no entiende lo que está pasando”, manifestó.

Ciudades inclusivas y colaborativas

Uno de los ejes de trabajo del Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN) del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) son las ciudades inclusivas y colaborativas. En este sentido, sobre las actividades del FOMIN, la Lic. Molina mencionó: “lo que pretendemos es apoyar proyectos experimentales de mayor riesgo de los que podría apoyar el Banco Interamericano con la expectativa de que sean exitosos y con la visión de poder atraer al sector privado a soluciones de desarrollo en América Latina y el Caribe, fundamentalmente centrándonos en población pobre y vulnerable, en negocios emergentes y en pequeños productores agrícolas”.
Para realizar sus proyectos, el FOMIN se enfoca en tres áreas estratégicas. Una de ellas es la economía del conocimiento. “Lo que buscamos es poder fomentar la generación de empleo en sectores de la economía o entre sectores que sean intensos en conocimiento. Buscamos generar un ecosistema para que estos puedan crecer a nivel de emprendimientos, empresas, pymes y donde se generen las condiciones para favorecer las competencias de la fuerza laboral”, sostuvo Molina.
El segundo eje de trabajo del Fondo, es la “agricultura climáticamente inteligente”. Al respecto, Molino aseguró: “trabajamos con pequeños y medianos productores agrícolas para que mejoren su productividad mediante la incorporación de tecnología que los ayude a adaptarse o mitigar los efectos del cambio climático”.
Por último, el tercer eje corresponde a las ciudades inclusivas. “Las ciudades son contextos de un gran potencial que a su vez implican grandes desafíos por la forma en que están creciendo. Por lo general, en América Latina el crecimiento se da de manera muy desordenada y con poca planificación. Por un lado está el clima, que es un factor evidente; pero por el otro también se encuentra la forma con que estamos construyendo las ciudades. Esto nos genera el desafío de poder de pensar cómo generar o construir ciudades que sean más resilientes al cambio climático”, mencionó Molina.
En pocas palabras, la licenciada enumeró las áreas de interés que maneja FOMIN para apoyar las innovaciones que mejoren la calidad de vida en las ciudades, especialmente para las poblaciones más vulnerables. “Nos enfocamos en cuatro áreas: la mejora de los servicios urbanos, las políticas económicas con foco en PyMEs y emprendedores de alto impacto, la resiliencia frente al cambio climático y la seguridad ciudadana y transporte”.

Economía colaborativa

Es un nuevo sistema de producir, consumir y financiar, que se basa en el intercambio entre pares. Fundamentalmente, explicó Molina, “cambian ciertos conceptos dentro del modelo de producción tradicional. La forma de producir no necesariamente implica que quien produce es dueño de sus activos. El consumidor puede estar participando de ciertos esquemas de intercambio donde usa determinado bien sin ser necesariamente dueño del mismo. Entonces, nos presenta un cambio en la manera de producir y consumir”.
Este nuevo fenómeno económico genera oportunidades y desafíos; y el FOMIN está desarrollando pruebas pilotos en varias ciudades para corroborar su funcionamiento. “A nivel ambiental, requiere un uso más eficiente de determinados recursos, por ende hay una reducción en la presión ambiental y de la huella de carbono en el sector productivo. Además, este tipo de sistemas de producción y de intercambio están basados en las formas digitales. Esto reduce drásticamente el costo, y generan mayor posibilidad de acceso”, detalló Molina.
Entre otras particularidades, la representante de FOMIN señaló en su exposición “este sistema brinda mayor acceso a bienes y productos; y en términos económicos depende de sistemas de valores de confianza. Es decir, a diferencia de los sistemas tradicionales, la confianza se construye en términos digitales y se genera a través del historial del comportamiento de una persona”.
En la Argentina, FOMIN planteó el desarrollo de un proyecto que en primer lugar investigará el fenómeno de la economía colaborativa para entender su impacto sobre la economía tradicional de la sociedad. A partir de los resultados que este estudio arroje, el Fondo va a convocar a cinco ciudades del país para realizar un diagnóstico que le permita conocer los principales efectos que enfrenta la ciudad y cuáles de esos podrían ser abordados con la economía colaborativa. De esta manera, FOMIN busca apoyar los emprendimientos que puedan conducir el desarrollo del conocimiento de la ciudad a través de la economía colaborativa. En este proyecto, comentó Molina, “estamos trabajando de la mano de CIPPEC, con apoyo del Ministerio de Producción de la Nación”.