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Puerto de Buenos Aires

Territorio, transporte y urbanizaciones conforman entre sí un sistema de muy compleja gestión. Siendo los nodos portuarios, quizás la máxima expresión de esta complejidad.
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EDITORIAL

Territorio, transporte y urbanizaciones conforman entre sí un sistema de muy compleja gestión. Siendo los nodos portuarios, quizás la máxima expresión de esta complejidad.

*Por el Lic. Javier Valladares. Nota escrita en el mes de agosto.

Los sistemas de gestión modernos se basan en el uso del conocimiento con libre acceso a la información, lo que permite la trazabilidad de bienes y la normalización de servicios, en una sociedad participativa y dispuesta a alcanzar los consensos necesarios en pos del tan ansiado desarrollo sostenible.

Con estas premisas, nuestro país ha iniciado con el actual gobierno, numerosas iniciativas y proyectos asociados con la mejor gestión del territorio y calidad de vida en los ámbitos urbanos, especialmente apoyadas en mejoras significativas en el transporte urbano de pasajeros.

En el caso de la Ciudad de Buenos Aires, todas estas buenas ideas, algunas convertidas en acciones con obras que se observan con un simple tránsito por el centro de la ciudad, se topan con la complejidad al llegar al puerto.

Puerto que si bien hace unos años operaba mayores volúmenes de carga que los actuales, hoy pese a las dificultades de desequilibrio en el comercio exterior y las importantes demandas de máxima austeridad que atraviesa el país, igual sigue operando más del 50% del comercio exterior argentino en contenedores.
Sobre el Puerto de la Ciudad de Buenos Aires convergen: a)Los intereses nacionales que retienen su jurisdicción, por considerar a este puerto un “bien de dominio e interés público” y por lo tanto está ejecutando un conjunto de acciones y trabajos que por no haber sido aun adecuadamente explicados y difundidos están generando ciertas incertidumbres entre la comunidad; y b) Los intereses de la Ciudad que por considerarse heredera del dominio, ambiciona estimulada por la Ley 24 093, el Dec 817/92, y el Consejo Federal Portuario a recuperar parte de esa jurisdicción y dominio y desarrollar sus propias leyes de puertos: científico, turístico y deportivo, dejando quizás al puerto comercial, si persiste el interés público, bajo la jurisdicción nacional.
Además de esta puja de intereses, el puerto está sufriendo físicamente un figurado “acoso urbano” que resulta en un creciente y continuo avance sobre sus capacidades que le impide desarrollar adecuadamente sus operaciones y logística asociada. Hechos observables en los cambios de uso, debidos a la presión urbana, para algunos predios antes portuarios y en la alta densidad de tránsito, tanto vial como ferroviaria, sobre todos los accesos al área metropolitana y más dramáticamente sobre la portuaria.

Todo puerto está habitualmente limitado por: dimensión del predio, profundidad de sus muelles, su infraestructura instalada y muy especialmente por sus canales de acceso; pero para el caso del puerto de la Ciudad de Buenos Aires se debe sumar además la restringida accesibilidad desde el hinterland, su escasa complementación con el sistema portuario regional y su elevado costo operativo. Este último internacionalmente evaluado por algunos indicadores, entre ellos quizás el más significativo su “ciclo de permanencia del contenedor”, comúnmente conocido por su nombre en inglés: container dwell time, que resulta de muy difícil evaluación para nuestro puerto.
En un escenario de alta complejidad con muchas incertidumbres: económicas, ambientales y sociales. Un camino posible, quizás el único, para resolver un sistema con una muy importante interdependencia sectorial, es la planificación estratégica en el marco de una consensuada visión política, como ocurre en la actualidad, para la Región Metropolitana.
Programas internacionales como: Planificación Espacial de los Ámbitos Marinos y Costeros y el de Gestión Costera Integrada (ambos bien conocidos por sus siglas en inglés MSP e ICAM respectivamente), son modelos que podrían servir como una ayuda metodológica para complementar el debido pensamiento estratégico que se proyecte al mediano y largo plazo en la Cuenca del Plata.
Este es un verdadero desafío, para una sociedad acostumbrada a parches sectoriales y coyunturas temporales; pero si en otros países se pudo: ¿Por qué no en el nuestro?