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“Todos los días se pueden hacer un poco mejor las cosas”

El Lic. Juan Chediack, presidente de la constructora que lleva su apellido, y que se fundó en San Luis, en 1947, confiesa que la mejora continua apoyada en la capacitación y la tecnología son claves para mantenerse en el podio.
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EDITORIAL

La empresa fundada por Don José Juan Chediack, sentó sus cimientos, en San Luis, en 1947, apoyándose en valores que aún persisten como la fuerte cultura organizacional. “Cada obra es única”, apuntó el Lic. Juan Chediack, titular de la compañía y ex presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, luego de explicar que arriesgar y formar al personal adecuado es la opción para que se produzca con éxito la transición generacional.
Se trata de una historia de inmigrantes que tuvieron un próspero desarrollo. Desde que Chediack S.A.I.C.A. se constituyó participa en todas las ramas de la industria de la construcción y concesiones, ya sea con obras viales, civiles, de ingeniería, hidráulicas y de minería. Hoy, es parte de mega obras, como la planta de tratamiento cloacal del Sistema Riachuelo que incluye un túnel de 12 km por debajo del lecho del Río de la Plata, y el funcionamiento de Beatriz, una máquina tunelera de 220 metros y alrededor de 15 millones de dólares.
En una entrevista exclusiva con Revista VIAL, el Lic. Juan Chediack, segunda generación al frente de la constructora, habló sobre los nuevos desafíos de la industria y la tendencia impulsada por los desarrollos tecnológicos.

-¿Cuál es la clave para continuar y hacer crecer una empresa familiar?
Lic. Juan Chediack: La primera clave es que te tiene que gustar lo que hacés. Nosotros venimos de una familia de constructores y nos gusta. El segundo tema está relacionado con cuánto conocés tu trabajo. Y, el tercer punto muy importante, es elegir quién te rodea, elegir los profesionales adecuados para llevar adelante tus planes. Me parece que no se puede tener una empresa de construcciones si no te sabés rodear con colaboradores muy elegidos que estén en la misma sintonía que vos. Esas son las claves. Cuando veo que un empresario reúne esas tres condiciones, el éxito es casi una consecuencia.

-¿Cómo ves las nuevas generaciones?
J.CH.: Las nuevas generaciones vienen muy bien. Hay que entender el cambio generacional. Yo digo que la experiencia es buena, pero también es mala. Cuando pienso en las cosas que hice de joven…Empecé a manejar esta empresa a los 29 años, me basé mucho en la experiencia adquirida a través de mi padre y también de mi madre, porque juntos la fundaron. Y de la gente que rodeaba a papá. Hubo tres colaboradores muy importantes que permitieron el traspaso generacional. Luego, hice avances tecnológicos y tomé desafíos que realmente hoy, con la experiencia que tengo, no los tomaría; porque fueron muy jugados y arriesgados en su momento, pero con un enorme esfuerzo y dedicación salieron bien.

-Pero de eso se trata también, de arriesgar…
J.CH.: Si, hay que dejar que las nuevas generaciones hagan sus apuestas, crean en ellas y las puedan desarrollar, y también respetarles la manera en que ellos lo van a hacer. No es sólo el desafío que van a tomar, sino la forma en que lo van a emprender. Y en esto hay que ser respetuoso, la única forma de que haya una transición generacional es a partir de que vos respetes a los que te siguen y los dejes hacer, y los dejes equivocarse también. Hay un dicho que dice que a los hijos hay que darles raíces y alas: raíces para saber de dónde vienen y alas para que vuelen solos. No solo a los hijos, a tus propios colaboradores, y sobre todo a los jóvenes también.

-Y enseñarles a levantarse si se caen…
J.CH.: Claro…creo que hay una edad en la que lo que uno debe hacer es apoyar la idea del otro, así como en su momento mis padres apoyaron las mías.

-¿Tus padres te apoyaron?
J.CH.: Muchísimo, y los colaboradores de mi padre también. Como me gusta esto, conozco mucho y analizo también la gestión de la competencia y puedo juzgar, bajo esos parámetros, qué veo bien y qué no de la competencia. Y qué veo mal de nosotros mismos también por supuesto; en un continuo corregir de nuestro desarrollo. Pero ese corregir no debe ser hacer las cosas como yo quiero, debo apoyar, a esta altura de mi vida, a que los demás hagan lo que ellos quieran tratando de aconsejar. Pero no ser autoritario, me parece que esa es la esencia de perdurar, pensemos que en la historia mundial no más del 3% de las empresas supera los 25 años de vida. Muy poquito. Es menos de una generación.

-¿Y cómo se los prepara para el futuro?
J.CH.: Continuamente, los que trabajan en Chediack, es siempre gente que tomamos recién salidos de las universidad de las distintas disciplinas: arquitectos, ingenieros, contadores, y se forman en la empresa. Aquellos que comulgan con nuestra forma de pensar son los que se quedan y tratamos de que no tengan techos.

-¿Cómo está conformada la empresa?
J.CH.: En este momento estamos cerca de las mil ochocientas personas y tenemos obras en todo el país. Por algún problema geográfico, casi siempre estamos entre Buenos Aires y Mendoza, y en una franja este-oeste básicamente. Tenemos muchas obras en Córdoba, Mendoza, Capital Federal; pero también hemos trabajado en Misiones y Chubut.

-¿Exportan obras a los países limítrofes?
J.CH.: En la actualidad estamos empezando una obra importante en el Puerto de Capurro, en Uruguay. Trabajamos en Bolivia en los años ´90, asociados con la empresa ICE y con Techint. Fue una muy buena experiencia, pero me parece que para salir afuera del país las empresas tienen que tener un volumen más grande todavía. Porque la experiencia es variada, no a todos les va bien. Hay empresas argentinas, que salieron y han perdurado en eso. Y de las que vinieron a la Argentina, algunas vinieron a hacer una obra y se fueron, y otras perduraron.

-Hoy es una época de muchas obras y hay mucha competencia…
J.CH.: Hay que estar en las obras, nuestro sistema no es una industria continua, es una industria por pedido y esto cambia mucho el enfoque. Cada obra es un traje a medida. No existe una repetición de la misma obra. Si se diera el caso de hacer la misma obra en el mismo lugar, pero en años distintos, la obra sería otra, por causas climatológicas, por situaciones económicas y mil cosas más que hacen que cada una requiera una dedicación especial. Cada obra es como un hijo que tenés que desarrollar, llevarlo a que sea maduro y a ver su concreción.

-¿Hacia dónde va la industria de la construcción?
J.CH.: Hay cambios que se vienen dando que hay que preverlos, por ejemplo, en los ´90 se dio todo el sistema de reciclado de mezclas asfálticas, toda la conservación de carreteras a través de los sistemas de peajes. Hoy en día, hay cambios tecnológicos importantísimos como las mezclas asfálticas modificadas, que está requiriendo Vialidad Nacional, y no se pueden hacer con las plantas que teníamos antes. Esto ha hecho que los contratistas tengamos que invertir en nuevas plantas, hay un récord de compra de plantas asfálticas nuevas que permiten hacerlas con seguridad. Todos estos desafíos que tenemos hoy son muy importantes y hay que hacerlo con gente muy profesional y capacitada.

-¿Se tienen que actualizar permanentemente?
J.CH.: Si. Actualmente AYSA hoy es un desafío importantísimo a través de un programa que tiene el Gobierno de llevar agua, cloacas y plantas de tratamiento a toda la población y nos están exigiendo plazos que cada vez son más cortos. Siempre hago un chiste con algún viejo colaborador, les digo: ustedes la primera obra vial que hicieron fueron 25Km., la apertura de la Ruta Nacional 7, entre Mercedes y Liborio Luna, en el año 1958, y tardaron 4 años y medio, lo cual era absolutamente lógico en esa época. Hoy, los equipos han crecido. La incorporación del GPS satelital, entre otras cosas, hacen que tengamos que estar constantemente aggiornados. Y te tiene que gustar mucho, para no quedarte atrás, es una competencia diaria.

-¿La inversión en capacitación y en tecnología no se puede desatender?
J.CH.: Por supuesto, hay un nuevo desafío en la construcción de vivienda para la clase media, con los créditos hipotecarios; tenemos que lograr bajar los costos del metro cuadrado construido y eso lo tenemos que hacer con tecnología. Hemos viajado a Chile para ver sistemas de encofrado nuevos y sistemas de construcción. La organización de una obra de viviendas, para bajar los costos es muy complejo, algunas empresas de Argentina ya lo están llevando adelante.
-¿En qué obras importantes están participando?
J.CH.: Tenemos esa obra (Sistema Riachuelo) donde estamos con Impregilo y tenemos el 25% del consorcio y otra obra muy importante que es el Ferrocarril Mitre con Roggio, y la participación es 50 y 50. Ahí también estamos incorporando nueva tecnología, para hacer vigas grandes de luces fraccionadas para disminuir su transporte y poder unirlas arriba. Es un sistema traído de Italia y creemos que vamos a poder acortar los plazos para disminuir el impacto en la Ciudad de ese viaducto que será importantísimo y traerá enormes ventajas para el tránsito.

-Es una obra muy moderna, se emparenta con modelos que se ven afuera
J.CH.: Es un proceso continuo, nosotros hicimos muchísimos túneles y viaductos cortos, pero siempre con el problema de vigas que pesan más de 100 toneladas y es difícil de transportarlas; acá hay una cantidad muy grande de esas vigas y nos pareció que todo se puede hacer un poco mejor. Siempre nos planteamos hacer la obra un poco mejor, reducir los costos, los tiempos, eso es la mejora continua. Siempre cuento que, para la empresa, su segunda obra fue el canal de Quines-Candelaria de 24Km. de longitud, hormigonado, donde lo usual era excavar y hormigonar a mano. Sin embargo, mi padre en el año ´48, llevó la primera excavadora que pisó San Luis y diseñó y construyó la primera máquina de hormigonar canales. Ese canal, hoy en día, continua llevando agua y sigue en las mismas condiciones que cuando se construyó. Todos los días se pueden hacer un poco mejor las cosas.