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Vawa: un poco de historia

Pensar en VAWA es pensar en marcas viales, en señales verticales, en kilómetro y kilómetros de pintura guiando a millones de usuarios por rutas y calles seguras. Todo comienza en los albores de la historia de la demarcación en nuestro país. Por el Arq. Fernando Gil Montero.
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EDITORIAL

* Por el Arq. Fernando Gil Montero, gerente comercial de VAWA.

Pensar en VAWA es pensar en marcas viales, en señales verticales, en kilómetro y kilómetros de pintura guiando a millones de usuarios por rutas y calles seguras. Todo comienza en los albores de la historia de la demarcación en nuestro país, allá por finales de la década del 70, cuando por iniciativa del señor Horacio Alasino, importó desde Alemania una máquina autopropulsada frío-calor marca Hofmann modelo H-33.

Este equipo tenía un formato que al día de hoy subsiste, pequeñas máquinas de pintar autopropulsadas dotadas de los elementos necesarios para imprimar, aplicar pintura termoplástica y regar con esferas de vidrio. No funden la pintura, sino que están preparados para recibirla de un equipo fusor a temperatura de aplicación, mantenerla y aplicarla. Tienen ventajas que al día de hoy mantienen, se operan con una persona, muy buena maniobrabilidad, control fino de velocidad y dimensiones acotadas.
La tracción es por medio de un sistema hidráulico, lo que permite controlar absolutamente la velocidad de desplazamiento, una de las dos variables que definen el espesor de la pintura. Las dimensiones y distancia de ejes le permite movimientos imposibles en un camión.

Los depósitos tenían una capacidad de 400 kg de material termoplástico, que le permitían        pintar 1,3 km de borde de 0,10 metros de ancho por carga, en un tiempo aproximado de veinte  minutos, luego debía abastecerse nuevamente, po\"Fotoner a punto el equipo y seguir aplicando  pintura, este ciclo abastecimiento-puesta a punto-aplicación, en el mejor de los casos llevaba  unos cuarenta y cinco minutos.

Las máquinas autopropulsadas están diseñadas para aplicar pintura a unos 4 a 5 km/hora, con  velocidades máximas de traslado de 15 km/hora, para mover el equipo distancias largas era  necesario hacerlo en un carretón plano.
En el país no existía asistencia técnica especializada, y este tipo de equipo con gran desgaste  obligaba a atender los mantenimientos, reparaciones y modificaciones con personal propio, esta  gimnasia fue llevando a armar un taller propio y a sustituir partes del equipo otros de venta en el mercado nacional. Con el correr de los años, esta adaptación fue total, hasta llegar hoy, después de 35 años, a la fabricación de equipos completos en la planta de Córdoba.

Actualmente todos los equipos están íntegramente fabricados en nuestras plantas, tienen el formato de Camión Aplicador, su diseño le permite fundir y aplicar el material, no dependen de un tercero que le entregue pintura caliente, están dotados de un sistema hidráulico que les permite levantar los picos aplicadores y desplazarse normalmente a la velocidad de un camión normal. Tienen una capacidad de carga que les permite desplazarse en obra con la materia prima de una jornada laboral. La capacidad de carga le permite motores y sistemas más robustos, con mayor vida útil y menor desgaste.

El diseño actual es\"Foto producto de años de experiencia, prueba-error en el campo, y el aporte de innumerables personas que día a día están y estuvieron involucrados en esta actividad que se llama demarcación horizontal.