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Día de la Seguridad Vial

*Por Claudio Andrés Verón, Estudioso en Materia de Seguridad Vial y Transporte.
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EDITORIAL

*Por Claudio Andrés Verón, Estudioso en Materia de Seguridad Vial y Transporte.

En Argentina, cada 10 de junio de conmemora el “Día de la Seguridad Vial”. Es sabido, al menos por quienes estamos inmersos en estos temas, que el origen de esta fecha responde a lo acontecido el 10 de junio de 1945 con la instauración del cambio en el sentido de tránsito, recordando que anteriormente, en Argentina, y hasta ese entonces, se circulaba por el lado izquierdo -como hoy en Inglaterra- y pasamos luego al lado derecho como en la actualidad, debido a la necesidad de reorganizar el orden en la circulación vehicular considerando el incremento de vehículos procedentes de los Estados Unidos con el volante del lado izquierdo.

En relación a esta fecha, resulta necesario remarcar que, desde hace mucho tiempo, existen organismos del Estado y Asociaciones Civiles, que realizan actividades vinculadas a la Seguridad Vial con el objeto de alzar la voz hacia la sociedad y generar conciencia sobre la problemática para lograr un tránsito más seguro para todos.

Aun así, es una fecha no muy reconocida por la sociedad, a no ser por quienes conocen y trabajan sobre la problemática desde sus respectivos puestos de trabajo en algunos municipios del país. Esto último preocupa más si se relaciona el desconocimiento del verdadero significado de la fecha en cuestión por parte del común de la gente en comparación a la gravedad del problema, considerando que la Seguridad Vial es un asunto que nos compete a todos.

¿Por qué manejamos como manejamos?

En Argentina, tal como sucede en algunos otros países de Latinoamérica, muchos conductores de vehículos tienen incorporado en sus mentes trasladarse desde un lugar a otro donde sólo está presente el lugar de salida y el destino, pero muy poco se tiene en cuenta el lugar por donde se circula, el vehículo mismo con el que se desplazan y el resto de los usuarios que transitan por el lugar. Este tipo de comportamientos, que se repiten en forma permanente en nuestras calles y rutas terminan siendo, en definitiva, los generadores de situaciones de riegos que provocan luego aquellos sucesos inesperados con sus lamentables consecuencias. Atento a esto, se puede considerar entonces, que vivimos en una sociedad en donde estamos convencidos de que todo lo que está mal es lo que hace el “otro” y no lo que hago yo, y con esa consideración, precisamente de hace difícil creer que el problema del tránsito en nuestro país se podría mejorar sólo que lo que hasta aquí se viene haciendo por parte de los organismos correspondientes.

Independientemente de los trabajos realizados en la infraestructura vial en Argentina, más los avances tecnológicos en la industria automotriz con la fabricación de vehículos más seguros y las legislaciones vigentes que regulan la circulación de vehículos y personas en la vía pública, debemos reconocer que el tránsito es un sistema conformado por los seres humanos y se considera necesario trabajar mucho más en la educación de la población en torno a los comportamientos seguros en el tránsito para generar conciencia de la realidad en la que vivimos y tratar por todos los medios posibles de lograr una mejor convivencia en la vía pública entre todos los actores del tránsito, por lo que será necesario también que las autoridades responsables correspondientes asuman el compromiso de velar por la seguridad de los ciudadanos trabajando sistemáticamente con todos los sectores de la sociedad para lograr los objetivos planteados.

En virtud de lo expresado precedentemente, como decimos siempre: creemos que llegó el momento de hacer una reflexión sobre nuestro propio modo de conducir y veamos si en el tránsito también somos un ejemplo para nuestros hijos, porque son ellos quienes imitan y aprenden todo lo que hacemos en la vía pública, y si seguimos con estos comportamientos contrarios a la seguridad vial, lo que estamos haciendo es generar en ellos una serie de malos hábitos con el que se desenvolverán en el transcurso de sus vidas, en un tránsito librado al azar, en donde los accidentes se han convertido en acontecimientos que se repiten diariamente y en donde sólo cambian los protagonistas.

Cómo reflexión final, hoy vamos a tomar a nuestros hijos de la mano, luego caminaremos por la vereda hasta llegar a la esquina y de ahí cruzaremos hacia la otra vereda por la senda peatonal. En ese simple acto, les estamos indicando, en la práctica “cual es el camino correcto”. A esta actividad la vamos a repetir en forma periódica, permanente, hasta que logremos ver un cambio positivo en ellos.

En la vida hay cuestiones que no se pueden postergar, los comportamientos en el tránsito son una de esas cuestiones. De tu decisión dependerá el inicio un sueño que tenemos todos: el de ver a nuestros hijos felices con garantías de que en el futuro todo será mejor.