*Por Jorge Mendonça, Presidente de la Asociación Intermodal de América del Sur (AIMAS).
\»Mirá Jorge, en todo este mes, estuve consultando sobre esto de multimodal o intermodal. La respuesta de todos es similar a la de sostenible o sustentable, nadie te explica la diferencia. Vamos a hacerlo\». Esa fue la frase de la Directora de Revista Vial, Analía Wlazlo, a principios del año 2016, cuando le propuse el desafío de iniciar una tribuna, un espacio, en el que comenzáramos a escribir sobre el intermodalismo. Ese intermodalismo que hoy, cinco años después, nos queda claro que es una cultura, una filosofía que lleva a hacer las cosas de la cadena de transportación de determinada manera.
Año y monedas después, estábamos fundando la Asociación Intermodal de América del Sur (AIMAS), una ONG con nombre grandilocuente frente a los 49 argentinos y 1 boliviana presentes al momento de la conformación, pero que no tenía más remedio que nacer con objetivo regional o el intermodalismo sería inviable pensando solo en la logística y la movilidad de Argentina.
Aquella primera serie de artículos, sobre los que ya íbamos avanzando varios, aprendiendo toda vez que contábamos la propuesta, resultó en que otros medios también se pusieron sobre el tema. Algunos actores públicos provinciales, puertos, alguna cámara del transporte automotor, y una buena serie de académicos, consultores y profesionales consideraron que era una absoluta locura, pero que era irremediablemente necesaria. Y así fundamos AIMAS.
El camino era definitivamente difícil, no se debería ir demasiado rápido, porque lograr el convencimiento observante resultaba más importante a que algún pequeño sector, empresa o actor creyera y se lanzara: Nada iba a funcionar, porque intermodal es algo colectivo y es inviable hacerlo en soledad. “Evangelizar” dijo un funcionario que se apasionó de la cosa.
Hoy, cinco años después, cuando estamos festejando los 25 años de Revista Vial, luego de aquellos 20 en que comenzábamos el desafío, la siembra ha servido para que el 2021 lo estemos cerrando a todo ritmo con la continentalización del contenedor de 53 pies. Sí, un contenedor que es desconocido y de negada existencia en las culturas técnicas y económicas de alrededor de 190 países, pero que en tan solo 4, que son el 26% de la economía global y el 93% del PBI de América, sí lo entienden y, para el caso de los iniciadores Estados Unidos, México y Canadá, es cosa de todos los días, al punto que hemos podido comprobar que su cultura tan diferente, no alcanza a darse cuenta que esas otras 191 culturas no tienen idea de qué es lo que hacen en América del Norte, pero reconocen el felicitar a esos tres países (Brasil se sumó hace 11 meses a esa pequeña y gigante orquesta).
Ese \»único tema\» que, desde noviembre pusimos en la agenda casi que continental junto a la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) y a la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (FADEEAC), a partir del convencimiento previo de la Cámara de Empresarios del Transporte Automotor de Cargas Regional Sureña (CETAC RS) y de la Corporación del Comercio Industrial y Servicios (CCIS), ambas de Bahía Blanca, este 16 de diciembre tendrá una reunión \»Concilio\» con empresas y cámaras de alrededor de 7 u 8 países desde Estados Unidos a Tierra del Fuego para acordar una agenda hasta junio de 2022, a la que piensan llegar con varios países tramitando la habilitación. En Argentina lo hicimos desde AIMAS en mayo pasado y en este mes presentamos la consideración específica de \»la piel que protege la carga\» para que el contenedor de 53 pies nazca en la región sin impuesto alguno.
¿Qué hay detrás de ese contenedor de 53 pies?
Definitivamente, una nueva forma de encadenar la transportación en la operación logística territorial. Un camión podrá llevar un contenedor de San Pablo a Santiago de Chile en forma competitiva, al punto que quizá le convenga pasarle un tramo a una empresa colega que lo porteará, incluso, sobre un tren o un barco.
Fabricar al contenedor, a los semirremolques, a los vagones, a la incorporación de barcos y barcazas nacionales y regionales, y, especialmente, centros de transferencia a lo largo de los ferrocarriles.
Barco y ferrocarril deberán comprender que el camión podrá ser su mayor cliente. Estos últimos renglones, son fruto del aprendizaje junto a las empresas, junto a la academia, al sector público y, por supuesto, junto al sector de la producción y el consumo. Concentrar el esfuerzo en el contenedor de 53 pies lleva, definitivamente, al resto de las cuestiones de la mano, por lo que será un catalizador de la intermodalización.
Primer cuarto de siglo
Acompañar a Revista Vial en este festejo, es saber que la propuesta de la intermodalización ha sido otro más de los desafíos a los que Analía Wlazlo abrió puertas y puso en la escena, en la agenda.
Túneles, caminos rurales, y tantas otras cosas que andaban sueltas por ahí y que hoy, sabemos, están a la vista porque la Editorial les dio este espacio. Siempre queda mucho por delante, menos mal. Lo que invita a felicitar a Revista Vial, a su Directora y a todo su equipo por estos 25 años maravillosos, y por parte de AIMAS, desear un buen año 2022, que sea el principio de todo lo que sigue, donde la Revista sabrá indicar el camino.