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El uso de las APP en la movilidad inteligente

Un nuevo informe presentado por el Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN), destaca el crecimiento de la participación de las Asociaciones Público-Privadas (APP) en las soluciones inteligentes para el transporte, desde bicis hasta apps para dispositivos móviles.
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EDITORIAL

EIU (Economist Intelligence Unit). 2014. Evaluating the environment for public-private partnerships in Latin America and the Caribbean: The 2014 Infrascope. EIU, New York, NY.

Un nuevo informe presentado por el Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN), destaca el crecimiento de la participación de las Asociaciones Público-Privadas (APP) en las soluciones inteligentes para el transporte, desde bicis hasta apps para dispositivos móviles.

El aumento de la urbanización y el crecimiento económico han derivado en una mayor congestión y contaminación en América Latina y el Caribe, pero es posible mejorar la calidad de vida y proteger el medio ambiente, a través de soluciones alternativas de transporte financiadas por Asociaciones Público-Privadas, según el estudio producido por la Economist Intelligence Unit, por encargo del Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN), miembro del Grupo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Según el informe, la región cuenta con la mayor tasa de urbanización en el mundo en desarrollo. Esto ha generado problemas como un sistema de transporte público sobrecargado, contaminación, y trayectos diarios cada vez más largos, tanto en ciudades grandes como pequeñas. La búsqueda de soluciones ha estimulado la exploración de alternativas de movilidad.
Desde bicicletas y sistemas de transporte rápido en autobús, hasta coches eléctricos y aplicaciones para seguimiento de tráfico en dispositivos móviles, los países de la región están poniendo en marcha soluciones de movilidad inteligente cada vez más populares. Por ejemplo, hay programas de bicicletas compartidas en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México y Uruguay. Además, América Latina representa casi dos tercios de los pasajeros de autobuses rápidos de transporte en el mundo.
Estas soluciones de movilidad inteligente a menudo incluyen la participación tanto de las empresas privadas como de organismos públicos, a través de Asociaciones Público-Privadas, que también se utilizan para el financiamiento de iniciativas a gran escala, tales como los sistemas de metro y carreteras. En total, la región de América Latina y el Caribe representa el 11% de la inversión mundial en APP.
El informe señala que las APP más populares de transporte son las que involucran la tecnología del sector privado, la cual no podría ser ofrecida por el Estado, y las que promueven tecnologías verdes. Algunas iniciativas, como las bicicletas compartidas, aunque son cada vez más populares, son muy limitadas todavía. Por ejemplo, en Bogotá (Colombia), la ciudad con el mayor porcentaje de usuarios de bicicleta en la región, sólo el 5% de los viajes diarios se realizan utilizando este medio de transporte.

MOVILIDAD INTELIGENTE

La tasa de urbanización de América Latina es, ya en 2015, la más alta del mundo en desarrollo, con casi el 81% de la población concentrada en las zonas urbanas, de acuerdo a la División de Población de Naciones Unidas. El crecimiento económico de la última década ha elevado la demanda de vehículos de pasajeros, una tendencia que plantea un desafío creciente para la movilidad en las Américas.
Las dos economías más grandes de la región, Brasil y México, han experimentado un crecimiento económico y poblacional robusto que se ha traducido en una mayor demanda de vehículos motorizados. Brasil es ahora el cuarto mayor mercado mundial de autos y el sexto fabricante. El gigante sudamericano registró 2,76 millones de nuevas matriculaciones de vehículos en 2013, y EIU espera que los nuevos registros superen los 2,9 millones en 2018. Mayores ingresos, préstamos baratos y accesibles para comprar autos y combustibles a precio subsidiado instaron a los brasileños a demandar más coches, lo que resultó en un mayor consumo energético y mayor congestión del tráfico.
En América Latina, poseer un vehículo es percibido como un símbolo de estatus de pertenencia a la clase media, pero una alternativa de transporte más económica, la motocicleta, también ha ganado popularidad. De hecho, las motocicletas se han convertido en una importante fuente de negocios como servicio de transporte de bajo costo, básicamente sin regulación. Se los conoce como “mototaxis”.
El sector privado ha intentado hacer frente a los desafíos del tráfico con soluciones de movilidad inteligente empleando tecnología que facilite hallar estacionamiento, llamar taxis y usar automóviles y bicicletas por periodos breves de tiempo. La aplicación móvil Easy Taxi, lanzada en Rio de Janeiro en abril de 2012, está ahora disponible en 27 países, incluyendo 13 naciones de la región. Tappsi, otra aplicación similar para llamar taxis, fue creada ese mismo año en Colombia y sirve ahora a nueve ciudades del país. Uber es empleada en 14 ciudades de América Latina, incluidas Ciudad de México, Panamá, Rio de Janeiro, Belo Horizonte, Lima y la colombiana Cali.

LA CARGA POR RUTA

Dado el aumento del comercio en la región, el transporte terrestre de carga también se ha convertido en un factor importante para la movilidad. De acuerdo a datos del Banco Mundial, hacia 2009 casi 38% de las importaciones de alimentos -medidas por su valor-entraban a Sudamérica por carretera. El negocio de logística de la región sufre por la pobre infraestructura y calidad de los caminos. En Brasil, por ejemplo, el mismo estudio constató que apenas queda 12% de la red vial asfaltada, debido al pobre mantenimiento. Al mismo tiempo, la infraestructura ferroviaria en países como Brasil y Argentina ha demostrado ser  insuficiente para servir adecuadamente al negocio logístico, cuyos costos en la región representan un amplio rango que va de 18% a 35% del PBI. Sólo en Perú, la logística representó hasta 32% del PBI, comparada con 9% en países de la OCDE, según un informe de 2011 elaborado por el BID.
El negocio de la logística regional está dominado por el transporte en camiones, lo que añade importancia a la calidad de las carreteras. En Brasil, los camiones representan 60% del volumen del transporte de carga; en Argentina, esa cifra es del 66%, mientras que en México es del 70% y, en Colombia, del 81%.
A pesar del creciente uso de automóviles y motocicletas, la región tiene la más extensa red de buses de tránsito rápido (BRT, sus siglas en inglés) del mundo, tanto en términos de longitud (kilómetros) como por volumen diario de pasajeros. Los sistemas más grandes están en San Pablo, Santiago, Buenos Aires y Bogotá. En 2013, América Latina representó más de un tercio (34,6%) de los km globales viajados y casi dos tercios (62,4%) del total de pasajeros transportados, según BRTData20, un proyecto que coordina y comparte conocimiento sobre transporte público urbano.
Asimismo, el uso de la bicicleta ha crecido rápidamente como alternativa de movilidad en América Latina, pero sigue siendo marginal, en parte porque no hay cultura particular sobre su empleo y muy poca infraestructura dedicada. Los sistemas de bicicletas ahora están en operaciones en siete países de la región: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México y Uruguay.

AIRE MÁS PURO=MÁS VIDA

En numerosas ciudades de América Latina, la calidad del aire se ha deteriorado debido, en gran parte, al uso de combustibles fósiles en los vehículos. El aumento de las emisiones contaminantes es, parcialmente, producto del uso no controlado del suelo, la deficiente planificación del transporte y la utilización de combustibles de mala calidad, dice un estudio de 2012 del Clean Air Institute (CAI). El CAI considera que TransMilenio de Bogotá, Metrobús de México y Transantiago de Santiago han hecho mucho para mejorar la calidad del aire en estas ciudades, pero las tendencias a un empeoramiento de la contaminación sugieren que son necesarias más medidas de este tipo. Más importante aún, un estudio del BID asegura que en ciudades que sufren una mayor contaminación, la adopción de soluciones de movilidad inteligente que contribuyesen a reducir la concentración de partículas en el aire a estándares globales, podría ayudar a prevenir entre 10.500 y 13.500 muertes prematuras, varias enfermedades y pérdida de la productividad económica.
Pero abordar los retos a la movilidad que plantea un mayor uso de automóviles también puede salvar vidas. Un informe sobre estrategia de infraestructura lanzado por el BID en 2014, encontró que más de 100.000 personas mueren cada año en la región por accidentes de tráfico (esto es equivalente a las muertes causadas por el VIH/SIDA, cáncer de pulmón, tuberculosis y malarias en conjunto), produciendo costos asociados que van del 1% al 3% del PBI. Más de la mitad (50,6%) de esas víctimas son los usuarios más vulnerables, es decir, peatones, ciclistas y motociclistas.

EL PAPEL DE LAS APP EN LA MOVILIDAD INTELIGENTE

Las Asociaciones Público-Privadas son cada vez más prominentes en grandes proyectos de infraestructura en la región, especialmente aquellos que están destinados a facilitar la movilidad. Según el informe Partnership Financing, del Eno Center for Transportation, mientras que la población de América Latina representa 8,5% de los habitantes del mundo, la región concentró 11% de la inversión mundial de APP entre 1985 y 2014. Hasta hoy, un alto porcentaje de los proyectos de APP implementados corresponde a grandes planes de infraestructura, como carreteras principales en Colombia y México, y sistemas de trenes y buses de tránsito rápido en Brasil, en varios casos manejados por los gobiernos nacionales y regionales. Sin embargo, estos planes no han venido sin problemas. A menudo, estos grandes emprendimientos conllevan riesgos políticos y dificultades operativas, como la obtención de permisos de impacto ambiental (con la oposición de la comunidad), obstáculos que la geografía impone al trazado y ejecución, o
asegurar el derecho de paso con los propietarios de los terrenos o edificios que pueden estar ubicados en el trayecto diseñado.
Ricardo Hausmann, economista de la Universidad de Harvard, ha sugerido que los proyectos que requieren permisos sujetos a complejos procesos de aprobación tienden a empantanar las APP en demoras y, con ello, queda eliminada la posible mayor eficiencia del proyecto y el menor costo que se espera de una Asociación Público-Privada. En tales casos, puede resultar más eficaz y financieramente menos costoso que los gobiernos desarrollen esos proyectos de infraestructura.
En otro orden, las APP que involucran tecnología del sector privado que no puede ser ofrecida por el Estado parecen recibir más apoyo del público y, al parecer, son más fáciles de implementar.
Los emprendimientos exitosos de APP en transporte también pueden dar un paso gigante promoviendo tecnologías verdes y, al reducir el uso del automóvil, traer consigo mejoras ambientales y climáticas de largo plazo. El emprendimiento de coches compartidos de Recife, aunque todavía en etapa inicial, es un caso de promoción de tecnologías verdes. Lo mismo vale decir de la creciente adopción de la bicicleta en diferentes ciudades, que puede acarrear reducciones importantes de emisiones de CO2. Las tempranas experiencias de bicicletas y autos compartidos en América Latina también abren la puerta a la promoción de nuevos modelos de negocio en los cuales las empresas privadas podrían estructurar sus planes de negocios con gobiernos nacionales y locales en contratos de riesgo y recompensa compartidos, en los que ingresos y precios dependan de la demanda de uso e infraestructura.

CONCLUSIONES

El crecimiento económico y demográfico de los últimos 15 años ha dado lugar a una expansión de la urbanización, y, con ello, a niveles más elevados de congestión del tránsito en las ciudades de la región.
Entre el 2000 y 2010, la población de América Latina creció más de un 13%, hasta superar los 596 millones de habitantes, y está previsto que sobrepase los 624 millones a fines de 2015, según cifras
de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
El Producto Bruto Interno (PBI) per cápita promedio ha aumentado un 32% en los diez años precedentes a 2013. En Brasil, la economía más grande de la región, este desempeño se ha traducido en una creciente demanda de automóviles, lo cual contribuye a que los residentes de San Pablo empleen 63 minutos diarios promedio en ir a trabajar, muy por encima de la media mundial de 46 minutos. A la par, la congestión vehicular en Ciudad de México ya es considerada la peor del mundo.
Diversos gobiernos de América Latina han expandido la infraestructura vial y utilizan esquemas de racionamiento del espacio en las calles para manejar un tráfico de vehículos que no siempre se presta a la aplicación de soluciones de movilidad inteligente o a financiamiento por parte de las APP.
En diversas ciudades, se han implementado planes de racionamiento que prohíben la circulación de vehículos con un determinado número de placa durante todo el día o en las horas de alto tráfico. Todos esos modelos han evitado imponer tasas por congestión que exigirían a los conductores pagar para entrar a áreas específicas de la ciudad. Las soluciones de movilidad punitivas que generan ingresos pueden ser políticamente polémicas, aunque son factibles de ser diseñadas y gestionadas conjuntamente por los sectores público y privado.
La mayoría de las iniciativas de APP en infraestructura de movilidad en la región son carreteras de peaje o líneas de circulación rápida de tren, autobús y metro. Sin embargo, los funcionarios públicos de la región tienden a carecer de la formación y experiencia necesarias para implementar esquemas de APP —y su financiamiento.
Las APP para infraestructuras de movilidad todavía son poco utilizadas por los gobiernos locales, regionales y federales de la región. En numerosos casos, el personal encargado de la planificación de infraestructura no está preparado para implementar APP. También carece de los conocimientos necesarios sobre mercados de capitales para estructurar acuerdos financieros.
Los proyectos más exitosos de APP en infraestructura de movilidad conllevan bajos niveles de riesgo político y operacional, y son económicamente sostenibles. Involucrar al sector privado en proyectos de APP puede ser controversial. Por lo tanto, los emprendimientos más exitosos son aquellos que pueden financiarse con cargos al usuario de carreteras, a la par que también emplean tecnología exclusiva del sector privado, que los gobiernos serían incapaces de ofrecer. Algunos de esos casos son el sistema de parquímetro Ecoparq, en Ciudad de México; el sistema de coche compartido de Recife, en Brasil; o los sistemas para compartir bicicletas, que han ganado popularidad en varias ciudades de América Latina.
Conseguir que las soluciones de las APP para movilidad inteligente ganen una mayor aceptación en las ciudades de América Latina sería un paso muy grande para beneficiar a pequeñas y medianas empresas involucradas en la construcción, así como para aquellas en el área de desarrollo de software y tecnología, que pueden ayudar a crear soluciones.
Un mercado más maduro de APP para movilidad también ofrecería abundantes oportunidades para los inversionistas, no sólo aquellos que estén interesados en bonos de proyecto, sino también
quienes buscan invertir en start-ups de soluciones de transporte y movilidad.

 

  

La infraestructura ferroviaria en países como Brasil y Argentina ha demostrado ser insuficiente para servir adecuadamente al negocio logístico.

Brasil es hoy el cuarto mayor mercado mundial de autos y el sexto fabricante. En 2013 registró 2,76 millones de nuevas matrículas de vehículos y se estima que en 2018 superará los 2,9 millones.

Los proyectos más exitosos de APP en infraestructura de movilidad conllevan bajos niveles de riesgo político y operacional.

Según cifras de la CEPAL, entre el 2000 y 2010, la población de América Latina creció más de un 13%, hasta superar los 596 millones de habitantes, y está previsto que sobrepase los 624 millones a fines de 2015.