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Editorial Especial 23: Un freno a los temerarios en las calles y caminos

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EDITORIAL

En la proximidad de la fecha 10 de junio reavivamos el tema de la Seguridad Vial. Quizás este año, antes de lo previsto y respondiendo a una preocupación creciente sobre las medidas a tomar para realizar una prevención más profunda de concientización.
Las estadísticas demuestran que el problema no se ha dominado. No estamos ni cerca de los números que demuestren que las campañas son efectivas.
En la Web de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) figuran las del año 2016 y en la de la Asociación Luchemos por la Vida del año 2017; indicando que fueron más de 7200 las víctimas fatales, manteniendo estas cifras bastante similares desde el año 1990.
Esto nos señala entonces, que es un gran trabajo de la Agencia lograr que todas la provincias adhieran al Observatorio Nacional y que cada ciudad, pueblo, fuerzas de seguridad, instituciones de salud, etc. brinden, en forma confiable, la información luego de un evento, alimentando así el Sistema Integrado de Gestión de Información de Seguridad Vial (SIGISVI).
Aún queda un largo camino por recorrer para encontrar los resultados apropiados.
En otro escenario, este 2018, puede ser un momento de inflexión en la prevención. La empresa que gestiona las Autopistas del Sol y del Oeste, dio el puntapié inicial para realizar el Foro de Seguridad Vial. Finalmente, la actividad privada sumó esfuerzos y se involucró en el tema.
Una gran iniciativa que convocó a diferentes instituciones y actores; con importantes conclusiones. Las medidas de prevención parece que nunca son lo suficientemente acertadas para dominar el factor humano que es irreverente ante las consecuencias de las malas conductas en la vía.
Aunque, según mi opinión, no son suficientes las campañas de prevención y los videos desgarradores mostrando las consecuencias; ya que no impactan lo necesario en los individuos que se encuentran en la edad de mayor riesgo, la franja etaria entre los 18 y 35 años. Su inspiración es que son invencibles ante la adversidad y se desenvuelven en forma temeraria en las calles. La insistencia de las campañas publicitarias de difusión no conducen a reducir los siniestros.
Por lo tanto, aumentemos las medidas. Las ciudades están cada vez más pobladas y la cantidad de vehículos es exponencial. La emisión de la licencia de conducir debería ser más estricta en todo el país y los controles de alcoholemia continuos: todos los días de las semanas y cerca de los lugares con concentración y que se expende alcohol. El condimento del consumo de sustancias aumenta los riesgos.
La gestión no es fácil. Y si bien hay conciencia de las tareas a realizar, no se concretan con la rapidez que son necesarias.
Los accidentes urbanos son los más comunes y menos espectaculares. La baja de la velocidad parecería que comienza a dar resultados, pero no es una cuestión para distraerse.
España es un ejemplo. En el último año, tuvieron que profundizar las medidas de control porque luego de unos años con disminución de eventos fatales, nuevamente la tendencia cambió de dirección y va en aumento. No hay que bajar los brazos. Hay que seguir luchando.
La introducción de la tecnología cada vez más accesible permite el avance de un mayor control. Las cámaras de vigilancia aumentan la seguridad en las calles; pero también aplicadas en el control de la velocidad e infracciones, responde a mejorar la conducta de la convivencia y el respeto al prójimo.
En definitiva, toda medida que beneficie nuestra relación en sociedad será por un futuro mejor.
Cada acción debe demostrar el compromiso activo para un tema sensible y con consecuencias tan graves a lo largo de todo el país.
Vial, desde su inicio, ha puesto foco en este tema difundiendo las distintas acciones y medidas. Pero no es suficiente, debemos continuar con la comunicación en cada entrega.
Aceptamos sugerencias.
Hasta la próxima edición y esperamos no solo anuncios, sino acciones.