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El desafío de altear y empedrar la red vial terciaria

El Sr. Natalio Lattanzi, intendente de la ciudad de Rufino, Santa Fe, expuso la exitosa experiencia que tuvieron en su zona y las continuas tareas que realizan para impulsar una solución para los caminos rurales de las distintas partes del país.
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EDITORIAL

Tras la inauguración oficial del Congreso, en la que participaron los intendentes Dr. Ezequiel Galli; el ministro de Agroindustria bonaerense, Ing. Leonardo Sarquís y el presidente de la Asociación Argentina de Carreteras, Ing. Guillermo Cabana; hubo un encuentro entre intendentes de la región, en el que estuvieron presentes el intendente de Azul, Sr. Hernán Bertellys; Benito Juárez, Sr. Julio César Marini; Las Flores, Sr. Ramón Canosa; General Alvear, Sr. Luis Alejandro Celillo; Rufino, Sr. Natalio Lattanzi; Saladillo, Sr. José Luis Salomón y Tres Arroyos, Sr. Carlos Sánchez.

EL CASO DE RUFINO

Por el Intendente de Rufino, Sr. Natalio Lattanzi
Cuadro de situación al 09/12/15
Nos encontramos con un municipio en completo estado de abandono: déficit de 25 millones de pesos (casi el 30% del presupuesto), deuda con proveedores de 20 millones, crédito comercial cortado, 3.5 millones de pesos en descubierto y aguinaldos por pagar. El estado del distrito en cuanto a infraestructura era devastador: sin obras, ni mantenimiento rural por más de 20 años. El del parque de maquinarias era calamitoso, las dos motoniveladoras sin funcionar, una fundida y la otra con la transmisión rota, una hoja de arrastre sin tractor para tirarla.
La emergencia hídrica
Estábamos acomodándonos, tratando de ponernos en marcha, cuando el 3 de enero llueven 130 mm en una hora, complicando la situación. La recurrencia de lluvias continuó llegando a tener el 80% de los caminos cortados.
El difícil camino de la reconstrucción
El inicio
Cuando los productores del distrito no habían aún reaccionado ante el desastre, armamos una reunión con ellos y con las entidades del campo. Les manifestamos que necesitábamos de la colaboración de todos, pedimos ayuda dada la situación de la municipalidad, centrada en el hecho de regularizar pagos de tasas y en el adelanto de tasas de caminos con cheques a cosecha (mayo, junio, julio). Frente a esa ayuda, nos comprometimos en garantizar la salida de la producción. En general la respuesta fue muy buena. Hubo varios productores que adelantaron tasas (algunos hasta dos años) y muchos se pusieron al día. También acordamos un curso de acción con los productores de otros distritos (Córdoba y Buenos Aires) que no tributan en distrito Rufino, pero usan nuestra red vial. Armamos una planificación y, para este caso, determinamos un aporte de un día de máquina por productor que se realizaba de acuerdo al volumen de producción. Así arrancamos.
El plan de acción
Seleccionamos tres caminos alternativos que unían los sectores más altos combinando caminos provinciales y comunales. Alquilamos retroexcavadoras (en un momento hubo tres trabajando), armamos un tractor con disco, alquilamos otro de gran potencia para la hoja de arrastre y el 15 de enero ya estábamos levantando caminos y arreglando. Posteriormente, a través de un fondo provincial de obras de 2014 que pudimos recuperar, compramos un tractor de 200 HP.
En 40 días estábamos pasando con vehículos livianos por arriba de los alteos y en 90 días realizamos extracción lateral de más de 140.000 m³ de tierra y arreglado más de 320 km de caminos entre reconstrucción y perfilado. Al acercarse la cosecha, las lluvias acumuladas superaban los 450 mm en 90 días y las napas iban en constante ascenso; sin embargo seguimos trabajando y aún lo seguimos haciendo.
Llevamos más de 650 km reparados y 200.000 m³ extraídos, realizamos cruces de caminos, alteos con escombros y transportado, aproximadamente, unos 500 camiones de tierra.
Esta tarea nos demostró que la obra realizada por administración, correctamente ejecutada y supervisada resulta tres veces más barata que la contratación de empresas privadas.
El futuro
Lo que realizamos nos hizo ver que el problema de infraestructura es creciente y en el corto plazo, no nos va a alcanzar con reparar caminos, sino que tenemos que empezar a reponer suelo protegiéndolo de la erosión. Esto significa que hay que altear y empedrar la red vial para garantizar la conectividad de los establecimientos rurales, las escuelas, el personal afectado a la producción agropecuaria y el transporte de insumos y productos en todo el distrito. Debemos tener caminos a la altura de una producción que se triplicó en los últimos 20 años, por donde circulan cada vez más vehículos y a mayor velocidad.
También la vida económica de nuestras comunidades depende de esos caminos rurales. Como cuando un productor debe cargar en el puerto para cumplir un contrato internacional, un prestador de servicios necesita llegar a un establecimiento o cuando un transportista debe hacer un flete. Detrás de cada uno de esos agentes económicos, se encuentra una cadena de valor que es beneficiaria de esa infraestructura. Para una actividad económica del Siglo XXI no podemos seguir teniendo caminos del Siglo XIX.
Altear y empedrar la red vial es un desafío de estos tiempos. No hacerlo es condenarnos a la postergación. Materializarlo implica favorecer el arraigo generando federalismo e inclusión.