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El verde como parte de la infraestructura vial. Segunda parte

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EDITORIAL

*Por Eduardo José Lavecchia. Dirección de Vialidad de la Provincia de Buenos Aires. XXXIV Concurso de Temas Viales 2019.

 

Pautas para el tratamiento verde en intersecciones

Originalmente, en la década de 1960, cuando el ingeniero británico Frank Blackmore inventara las rotondas se tendió, durante muchos años, a que las mismas fuesen simplemente de paños encespados, transformándose con el tiempo en hitos, que a través de su tratamiento se identificaban unas de otras, sirviendo como elementos orientadores.
En los tratamientos verdes de intersecciones constituidas como esquemas rotacionales, así como en los separadores de corrientes de tránsito, debe procurarse respetarse convenientemente los conos de visibilidad, evitando que el mal emplazamiento de las especies o el crecimiento desmedido, impida la visión de los conductores y puedan embestirse las especies más expuestas, el roce de los móviles y los inconvenientes producto de las operaciones de mantenimiento.
Las propuestas de intervención vegetal en las rotondas rurales o de travesías urbanas, deben garantizar que dicho espacio público cuente con los niveles de seguridad vial adecuados, a los fines de cumplir con los objetivos que dichos recursos poseen:
-Contribuir al ordenamiento y regulación de la circulación.
-Agregar confort, belleza, ornato y particularmente orientación para los conductores.
-Respetar las normas de ocupación, la buena visibilidad, la pacificación del tránsito, y la dinámica de los móviles pasantes.
-Lograr la lentificación del tránsito, motivo por el cual se acostumbra incorporar este recurso en los extremos de las travesías urbanas.
-Factibilidad de incorporar “delantal” traspasable o montante perimetral, para exigidos pasajes de transportes de carga y/o buses, que posea una pendiente máxima del 15%.
Este último punto, es muy eficaz, de bajo costo relativo y se adapta perfectamente al paso de vehículos pesados muy frecuentes en los caminos con destino a polígonos industriales y puertos. Cuando las dimensiones se hacen estrictas pero se quiere mantener cierta flexibilidad para el paso de vehículos de gran tamaño, se construyen los bordes de tipo rampante a los fines de que puedan ser montados por los vehículos de gran porte, debido a su diseño y ayudan satisfactoriamente a reducir velocidades de aproximación en intersecciones. No obstante presentan el inconveniente de que su desempeño sea óptimo solo en la medida que la vía de aproximación no supere los 60 km / hora, motivo por el cual son ideales para implantaciones urbanas.
El centro de dichas rotondas, puede embellecerse paisajísticamente mediante un tratamiento verde compuesto de unidades deleitables, mediante la implantación de especies de mediano desarrollo, con un crecimiento máximo de tronco de 100 mm de espesor en el sector central (que servirán para neutralizar los destellos de los haces de luz) y plantas rastreras o de mediano crecimiento, que sirvan como defensa vegetal y como hito identificatorio, rematando con plantines a modo de terminación hasta el paño encespado que les otorgue límite y espacio adecuado, para garantizar seguridad en las tareas de mantenimiento.
El radio de la rotonda elevada central puede tener entre 7,5 y 12 metros de diámetro, con el área central elevada, como para lograrse pendientes de 6 al 10 %, siendo el radio externo en contacto con el pavimento, según la tipología y volumen del tránsito pasante (entre 18/35 m. de radio aproximadamente, cuando la misma es suburbana ó 40/60 m si se trata de una rotonda rural). Pueden emplearse esquemas rotacionales más reducidos para zonas residenciales, en la medida que estén convenientemente señalizados.
Estos esquemas rotacionales, conforman hitos urbanos que benefician la orientación de los usuarios y operan como atenuadores de tránsito.
Tal como en las rotondas modernas tradicionales, es indispensable que el tratamiento verde no oculte las salidas, a los fines de evitar desorientar a los usuarios y se evite la incorporación de recursos o luces en movimiento, para que no operen como elementos distractores.

Pautas para el tratamiento verde en las vías urbanas
El tratamiento verde de la infraestructura viaria y espacios urbanos, tiene sus particulares condicionantes, no sólo en cuanto a la elección e implantación de especies, sino también por ser ámbitos que se comparten más intensamente con los frentistas y tránsito vulnerable, poseyendo un alcance jurisdiccional Comunal, de relación más directa con los citadinos.
El tratamiento paisajístico jerarquiza a la ciudad y otorga a su población una imagen de placidez, belleza y mayor pertenencia y/o aislar o adsorber según sus características, un alto porcentaje de los haces de luces y ruidos del tránsito, mediante variadas y combinadas copas de especies perennes y caducas conformando pantallas antidestello y acústicas naturales. Neutralizando la contaminación acústica del medio ambiente por propagación del ruido en zonas urbanas evitando daños psicológicos, físicos y sociales no deseados en los seres humanos y animales.
El arbolado urbano es un componente sustancial del espacio público, sabido es la multiplicidad de beneficios que comporta, de índole ambiental y espacial. La disposición de arbolado a ambos lados de la vía, con aceras generosas, suelen indicar al conductor, que la zona que está atravesando tiene prioridad peatonal. De hecho, su ubicación es estratégica para generar refugios peatonales, por ejemplo en una zona de ensanche de vereda, provoca una estrechez en la calzada y la percepción de tal situación al conductor, de modo que incide en la calma del tránsito.
Es fácil encontrar textos en los que se dice que las palmeras son árboles, pero la realidad es que no tienen nada que ver. Aunque ambos tipos de plantas pueden llegar a alcanzar alturas asombrosas y tienen un valor ornamental muy alto, sus similitudes acaban ahí. Tanto las palmáceas como los seres arborícolas han seguido dos caminos evolutivos muy distintos: mientras que las primeras son plantas que podríamos etiquetar como modernas ya que aparecieron hace unos 145 millones de años, los segundos son más primitivos -surgieron hace unos 348 millones de años. No obstante ambas líneas de vegetales, cumplen su función, sobre todo cuando son autóctonas de la región que se las emplea.
A diferencia de los árboles las palmeras son megaforbias, es decir son hierbas gigantes, que otorgan al espacio una identidad tropical. De hecho, cuando germinan las semillas, siempre veremos que sale un único cotiledón, es decir, una única hoja primitiva que puede estar compuesta por un único foliolo -Washingtonia, Phoenix, entre otras- o por dos -Wodyetia por ejemplo-. Esta característica hace que además sean, al igual que todas las hierbas, monocotiledóneas.
Son una de las dos clases de plantas con flor pertenecientes al grupo de las Angiospermas que se caracterizan por:
Los nervios de la hoja siempre están en dispuestos de forma paralela y son visibles.
No tienen un crecimiento secundario verdadero, lo cual significa que lo que nosotros llamamos tronco de una palmera es en realidad un estípite, un \’\’falso tronco\’\’ ya que no tienen cámbium -tejido vegetal meristemático compuesto por células embrionarias que se sitúa entre la corteza y el leño-. Por lo tanto, estas plantas crecen a medida que los entrenudos del tallo se ensanchan.
Sus raíces son adventicias, es decir, salen todas de la base del tallo, y son también superficiales (no suelen profundizar más de 60 cm).
En el entorno de la vía pública, convive una frondosa vegetación dada por el arbolado urbano con un sistema de luminarias de calle y peatonal (más bajas).
Es válido también, como recurso para cambiar el aspecto de la vía haciendo que el conductor reduzca la velocidad de su vehículo por el efecto de relacionamiento de los objetos con la velocidad.
Es importante elegir la especie adecuada para el tipo de vereda. Hay especies que no son aptas para ser utilizadas en el arbolado de calles, entre ellas por ejemplo los sauces y a los álamos, que son muy agresivas en su sistema radicular, levantan mucho las veredas, tapan los caños de desagüe, tienen una copa de crecimiento muy rápido y vida útil limitada.

Crecimiento invasivo y deterioro producido por enraizado
Al seleccionar las especies, deberá tenerse en cuenta el enraizado, desarrollo máximo del tronco y la conformación de la copa en el momento de su adultez, la cual debe respetar el gálibo establecido para el pasaje de los vehículos. Las eventuales podas deberán ser rescatadas por entendidos en la materia, pues dicho proceso, puede deteriorar estructuralmente a las especies. Debiéndose evitar la colocación de árboles con raíces superficiales, ya que suelen levantar los cordones, conductos subterráneos, la vereda y el pavimento.
La legislación de tránsito en vigencia, expresa sobre la distancia mínima que se debe dejar libre, entre el filo externo de un cordón y el filo de un obstáculo o corteza de árbol a incorporar en la vereda o separador de tránsito. Esa distancia es de 0,30 m. como mínimo, a los efectos de evitar embestidas por parte de vehículos de gran porte. De hecho, existen muchas especies forestales como las clásicas palmeras, cuya base del tronco se expande a nivel suelo para una mejor estabilidad, y es tan invasiva, que cubre o destruye los cordones y parte del pavimento, cuando la misma se encuentra cerca del borde de las calzadas.

Ocupación de los espacios de circulación peatonal
La Ley de Tránsito y las normas municipales, expresan respecto de las circulaciones peatonales, que debe respetarse el 75% libre de las aceras, para la normal transitabilidad de los peatones, factibilidad de paso de sillas de ruedas o cochecitos para bebes.

Ocupación espacial de ramas y copas
Según sea la especie forestal, el máximo desarrollo de una copa de árbol en zona urbana, puede llegar al 5° o 6° piso de un edificio, necesitando del contacto directo con la luz, para lo cual se inclinan sorprendentemente las especies en busca de dichos rayos solares.
Debe procurarse evitar implantar en zonas urbanas, especies forestales en ámbitos que no ingrese directamente la luz solar, pues las plantas tenderán a abrirse de su postura vertical, alejándose de las sombras que ofrecen los frentes edilicios, para desarrollar su natural composición. Cuando crecen de esta manera, sus tallos se etiolan (se alargan) para poder captar más luz. Al hacerlo, se debilitan pudiendo caer por su propio peso, al evitar la acción de la permanente sombra y en búsqueda de la luz que le permite el proceso de fotosíntesis.
Esta situación, no solo inclina las estructuras arboleas, sino también ofrece cierto peligro al exponer los troncos y las ramas, y poder tomar contacto con los vehículos que estacionan o son pasantes, pudiendo desestabilizar y hacer caer cargas si se trata de transportes.
Las estructuras arboleas, implantadas en zonas urbanas, pierden su natural y regular conformación, transformándose por el pasaje de los vehículos por la calzada, los peatones por la vereda, y por los límites que le ofrecen los frentes de los edificios, quedando estéticamente desequilibrados, unidos por la parte superior del follaje con los ubicados enfrente, generando una sensación de virtual cubierta sobre la calzada, con un gálibo configurado por el desgaste causado por el tránsito pasante.

Proceso de poda rutinaria
La poda selectiva elimina las ramas débiles, mal orientadas, enfermas, secas, que tapan el acceso de la luz solar. La tarea de desmalezado de los espacios verdes, es fundamental para lograr la plena visión en un cruce, los semáforos, las luminarias y las interferencias en las líneas de energía y comunicación. También importa, la extracción de los árboles con posibilidad de caer y/o muertos que son un riesgo para peatones y automovilistas, y obviamente su reposición.
En la imagen, se aprecia la línea de poda para evitar la invasión de ramas en vías de circulación, y para una buena visibilidad de las luminarias, evitando que las primeras obstruyan en paso de vehículos desestabilizando las cargas.
La implantación de las especies, es válida también, como recurso para cambiar el aspecto de la vía urbana haciendo que el conductor reduzca la velocidad de su vehículo por el efecto de relacionamiento de la velocidad. Es importante elegir la especie adecuada para el tipo de vereda. Hay especies que no son aptas para ser utilizadas en el arbolado de calles, entre ellas tenemos a los sauces y a los álamos, que son muy agresivas en su sistema radicular, levantan mucho las veredas, tapan los caños de desagüe, tienen una copa de crecimiento muy rápido y vida útil limitada.
El arbolado urbano configura ámbitos de calidad espacial en las distintas áreas en las que se definen prioridades del sistema de movimiento:
Da cobijo a una zona de estar y peatonal,
Organizan una zona de estacionamiento,
Dan escala y sombra a una vereda o circulación peatonal de un enclave residencial,
Imprimen identidad urbana en las zonas de transición de las vías de penetración o acceso y de paso (travesías),
También es un buen complemento para la calificación espacial de puntos singulares, como por ejemplo plazoletas y bulevares,
Identifican una determinada vía según las características de las especies.

Tratamientos en separadores
En función a las limitaciones que poseen los separadores o medianas, debe procurarse implantar especies de elevado desarrollo del follaje y reducido diámetro de tronco, a los fines de no perturbar el pasaje de los vehículos, evitando la fricción que surge si dichas especies invaden la calzada.
La vegetación implantada en el centro de las medianas, procura constituirse en un tratamiento destinado a embellecer la ciudad, pero también a obligar a canalizar el paso de los peatones por las esquinas, evitando el cruce indiscriminatorio de los peatones, caso contrario, puede constituirse en un potencial peligro para los conductores. Vale expresar, que existen las denominadas “Barreras vegetales”, constituidas por especies de gran enraizado tal como crataegus, ligustro, rosales y otras, que tienen la particularidad de detener a los vehículos mediante una desaceleración no violenta, en caso que los vehículos superen los cordones emergentes.
En oportunidades, se puede combinar las diversas formas volumétricas de las copas de las especies, así como los colores que poseen los follajes, los frutos y las flores.
Las agrupaciones combinadas de plantines y especies medianas en separadores convenientemente limitados, permite:
Embellecer las ciudades,
Obligan a canalizar el cruce del tránsito peatonal hacia los ámbitos habilitados,
Se logra segregar los tránsitos automotores de los vulnerables.
El caso de la implantación de palmeras bajas del tipo llaneras, inutiliza gran parte de los carriles más ligeros, ya que la fricción producto de la invasión de las hojas de las coronas foliares sobre la calzada, aleja a los vehículos de los cordones de los separadores, reduciendo la capacidad de la vía, hasta que el crecimiento en altura de las palmas lo permita.
Existen recursos destinados a proteger dársenas de estacionamientos, o limitar isletas destinadas a resguardar los cruces peatonales, que pueden ser tratados con la incorporación de ligustros o plantines para embellecer dichos lugares.
La regular y densa presencia que imprime el arbolado a la vía pública, reafirma y advierte al conductor, la existencia del tratamiento forestal que caracteriza a un ámbito urbano.

Recursos lentificadores urbanos

En zonas residenciales de reducida movilidad, es común la utilización de arterias con isletas tratadas con especies vegetales o calzadas conformadas por un diseño geométrico irregular, que incluye “chicanas” a los fines de lentificar el pasaje vehicular e identificar la ubicación de los frentistas, quienes les dan una particular identidad a sus correspondientes espacios verdes.
En dichas calzadas y a los fines de lentificar el pasaje vehicular, es común el tratamiento de atenuadores de velocidad vibratorios, ejecutados mediante alfombras de adoquinado bruto o granitullo.

Tratamientos en áreas peatonales 
Las zonas de estar y refugio seguro para transeúntes que disfrutan el espacio público, bajo su arbolado, otorga escala y contribuye a organizar el resto del mobiliario urbano, que responda a las necesidades propias de la localidad: kioscos de venta de diarios y publicaciones, ámbitos de descanso, porta bicicletas, sistemas diferenciados de iluminación, expansión de los locales gastronómicos, actividades recreativas, artesanías, muestras plásticas, etc. de acuerdo a los requerimientos y días de la semana.

Isletas canalizadoras y maceteros

El eventual pasaje vehicular, obliga a materializar los límites de estos recursos, a través de cordones emergentes de hormigón, los cuales podrán ser modulados prefabricados. Estos espacios podrán colmarse de plantines aplicados en tierra vegetal o bien, cuando el respeto de la población así lo amerite, en macetas o módulos incorporados a dichos recintos.
Esta última metodología, vista en países orientales o escandinavos, mejora sustancialmente el proceso de mantenimiento “in situ”, mediante el rápido recambio de las unidades de macetas y/o las plantas que posean, factible de poder reemplazarse fácilmente de acuerdo a la época del año en que se interviene, transportándose hasta el lugar las nuevas, alistadas y adecuadas en el vivero.

Tratamiento en espacios públicos
Puede apreciarse como la acertada combinación de las plantas, generan espacios más agradables, pudiéndose dotar de especies perennes y caducas que otorguen en primavera una buena combinación de colores y en otoño hermosas gamas de colores ocres y rojizos.
En función a las características y dimensionado de los espacios, estos podrán ofrecer un tratamiento integral que incluya en su diseño, variedades arbóreas, conjuntamente con plantas de jardín y especies rastreras, que conformen sobre un manto encespado o no y vinculados por circulaciones peatonales, lugares de apaciguamiento, descanso y/o recreación destinados a los diversos blancos sociales. La definición de uso, deberá estar relacionada con el alejamiento o proximidad de los flujos vehiculares, definiéndose que todo artificio impuesto para ordenamiento y regulación del tránsito vehicular, tal como las rotondas, deben estar vedadas al uso peatonal. En estos casos, los tránsitos vulnerables (peatones y ciclistas) deberán sortear las rotondas a través de un itinerario externo que rodee dicho recurso, evitando y alejando los cruces peatonales y ciclovías de las trochas de entrecruzamiento y de giro.
En zonas urbanas debe evitarse la implantación de aquellas especies que cíclicamente florecen o despiden partículas finas de sus frutos, produciendo alergias o dificultades visuales, tal como el haikus del plátano de sombra.

Climatización ambiental
Las temperaturas ambientes y las sensaciones térmicas varían notablemente, de existir o no forestación en las veredas, tal se aprecia en las siguientes imágenes, donde se percibe el microclima más apacible que se genera y atrae a los individuos, con la presencia de especies vegetales que otorgan sombra y protección a los transeúntes.
La climatización ambiental, puede regularse a través de la implantación de árboles, permitiendo a través del microclima logrado, hacer atractiva y sustentable la movilidad humana-urbana.
En el entorno de la vía pública, convive una frondosa vegetación dada por el arbolado urbano con un sistema de luminarias de calle y peatonal (más bajas).
Las zonas de estar y refugio seguro para transeúntes que disfrutan el espacio público, bajo su arbolado, otorga escala y contribuye a organizar el resto del mobiliario urbano.

Ornato y espacios público

Los elementos de la seguridad vial son componentes del espacio público y como tales pueden y deben contribuir a su confort, belleza, ornato y particularmente orientación para los conductores y peatones, con la incorporación de por ejemplo, fuentes o elementos escultóricos, glorietas y pérgolas que lo jerarquicen y permitan múltiples vivencias y experiencias en lugares gratos y cobijados, toda vez que se respete las normas de ocupación y deletabilidad, la buena visibilidad, la pacificación del tránsito, y el acceso a la movilidad de todos aquellos ciudadanos que la demandan.
Es posible un espacio público seguro y agradable, con lugares jerarquizados y calificados.
Ello es parte de una movilidad sustentable. Se ilustra ejemplos de fuente ornamental en rotonda, circulación de buses segregada y puesta en valor de refugio y cruce peatonal.
La iluminación peatonal en áreas de estar y paseos, complementada con mobiliario urbano (bancos, papeleros, el arbolado urbano y una textura de material de vereda), generan un espacio público de privilegio peatonal. Los vehículos pueden convivir en este contexto cuando el flujo vehicular y las condiciones de diseño de la vía así lo permitan.
Las áreas y solados tratados con maceteros de madera o cerámica, que contengan especies forestales o plantas de mediano tamaño, combinado con flores y la incorporación de mobiliario urbano y delineadores flexibles y volcables así como del tipo bolardos rígidos que permiten delimitar los espacios circulatorios destinados a automotores. Para neutralizar el pasaje de vehículos ajenos al barrio, deberán instalarse pilonas hidráulicas, que habilitarán el paso solo a los vecinos que cuenten con la autorización comunal de apertura a distancia.
Como se aprecia en las imágenes, la circunstancia de no contar con cordones emergentes, es resuelta mediante la sustitución por macetones y otros recursos, que sirven para segregar el tránsito vulnerable y generar lentificación al eventual tránsito pasante.

Tratamiento de bordes y transiciones con frentistas
Los laterales de las vías de penetración o travesías urbanas, suelen ser tratadas con macizos florales que jerarquizan y embellecen a la propia localidad, dándole un valor agregado al ordenamiento urbano y al estado de ánimo ciudadano.
Particularmente en Europa y en Oriente, es común la competencia que existe entre las diversas ciudades, a los efectos de brindar más y mejores paisajes floridos, recurriendo a diversas herramientas del diseño ambiental natural y cultural.
En ciudades de estilo medioeval, todo sector urbano, es válido para la incorporación de maceteros, que las Comunas y los vecinos mantienen con esmero, dotándola de un paisaje más grácil que atrae a los ocasionales paseantes.
Las tendencias en cuanto al embellecimiento de los sectores urbanos, denotan cierta coincidencia de procederes en el mundo, como por ejemplo Budapest en Hungría, Moscú en Rusia, Praga en República Checa y Lago de Garda en Italia, donde las Comunas emplean recursos similares para realzar las áreas peatonales y hacerlas más atractivas. En la utilización de estos recursos, así como en la iluminación de los mismos, lógicamente se debe operar con equilibrio con el objeto de no sobrecargar artificial y visualmente dichos espacios verdes.

Tratamientos verdes y verticales
Cada vez es más común observar la aplicación de coberturas verdes, en muros de vuelta en obras de arte, muros de contención, o tratamientos con gaviones, en los que en forma directa, por hidrosembrado o mediante la aplicación de módulos tubulares o maceteros montantes, especialmente diseñados para albergar plantas decorativas, sirven para ocultar estructuras que puedan ser vulneradas mediante grafitis, o ingreso de usurpadores a sectores cubiertos de servicio.

Pautas para el mantenimiento de las especies y espacios vegetales
En zonas de caminos, debe procurarse controlar el crecimiento desmedido de malezas, ya que su presencia oculta la potencial y sorpresiva aparición de animales sobre la calzada, cubren los sistemas de señalamiento y en época estival son propensas a prenderse fuego, con los inconvenientes que esta situación conlleva: la extensión a los fundos linderos y la presencia de denso humo, que impide la visualización por parte de los conductores.
En banquinas, bordes de caminos, intersecciones, separadores y zona lateral a las carreteras, cortafuegos, y alrededor de las plantaciones, se debe propender al desmalezado rutinario, que servirá para identificar por parte de los conductores que eventualmente salgan de la pista, la presencia de obstáculos, cursos de agua, cabezales de alcantarillas y sistemas de contención y redirección vehicular, cuya embestida a los extremos o a través de elevados ángulos de incidencia por no visualizarse, pueden generar potenciales siniestros.

Mantenimiento de especies implantadas
La plantación de especies vegetales, implica llevar a cabo una serie de actividades culturales, a los fines de preservarlas y acompañarlas en un sano crecimiento, hasta que se hagan adultas y puedan sobrevivir solas.
Para lograr evitar que las fuerzas de la naturaleza, los animales silvestres y el vandalismo de los individuos arruinen el correcto crecimiento, además de las actividades de carpir, aportar fertilizantes, regar, matar las plagas y evitar la presencia de hormigas, se debe proceder a su tutorado.
Hay una serie de plantas que, debido a su juventud, ritmo de crecimiento y/o a la cantidad de frutos que producen necesitan una guía para no terminar con los tallos rotos. A este soporte lo conocemos como tutor, ya que, al igual que un tutor humano que orienta a un niño, estos palos ayudan a los vegetales a desarrollarse mejor.
Los árboles y palmeras: si se plantan en tierra, durante el primer año se recomienda que tengan un tutor para que, en caso de que sople el viento muy fuerte, no tengan problemas de estabilidad. Actualmente, no solo se pueden encontrar tutores para plantas que los necesiten por prematuras, cumpliendo con la función expresada, sino que sirven para ubicarlas más simplemente en las zonas de camino, aunque sean más adultas.

Saneamiento viario urbano
Cuando se seleccionan mal los árboles a implantar en la ciudad, la capacidad del enrraizado de ciertas especies, para deteriorar la infraestructura viaria, básicamente cordones, veredas y calzadas, (cuando las mismas están ejecutadas con elementos modulados tal como barras de granito, baldosas y adoquines respectivamente), necesita con el tiempo una reparación integral, reemplazándose los cordones por continuos emergentes de hormigón y repavimentación, previo corte y extracción de raíces superficiales, con ejecución de murete perimetral de hormigón a modo de defensa en canteros, para incentivar a las raíces a buscar mayor profundidad, evitando la reiteración de su negativo accionar.

Control y saneamiento de los follajes
El crecimiento desmedido de follajes o la expansión descontrolada de nuevas especies que cubran ochavas, impidan la visualización de sistemas de señalamiento vertical o controladores luminosos de tránsito, deben ser tratados mediante su poda, corte o retiro a los efectos de regularizar los conos de visibilidad y la adecuada visualización de los tránsitos que se aproximan.

Posibilidades laborales
El conjunto de tareas que deben llevarse a cabo, para lograr adecuados espacios verdes en carreteras, travesías urbanas y sectores urbanos, implica una variada salida laboral para profesionales, técnicos y personal obrero dedicado a estas actividades.
Desde la gestión y operaciones de viveros, semilleros, almácigos donde se siembren los vegetales o lugares donde se guarden las semillas, pasando por el alistamiento de los espacios, la implantación, mantenimiento rutinario, transportación, compensación y reposición de las especies, hay factibilidad de trabajo para muchos sectores laborales, que pueden ser administrados y orientados por Entes Viales, Comunas, Empresas o Cooperativas.