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“En Argentina somos referentesde servicios drone para la industria con sensores complejos“

Revista Vial dialogó con Alfredo Lagleyze y Martín Passa, co-fundadores de la empresa Drone Services by USS.
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EDITORIAL

Revista Vial dialogó con Alfredo Lagleyze y Martín Passa, co-fundadores de la empresa Drone Services by USS. Desde hace cuatro años brindan servicio y consultoría en materia de drones con sensores avanzados específicos para diferentes sectores de la industria.

-¿En qué año comenzaron con este proyecto?
Alfredo Lagleyze: Hace seis años comenzamos con la idea, pero la empresa tiene unos cuatro años. Y hace un año y medio nos compusimos con la gente de USS, que es una empresa de tecnología en seguridad.

-¿La inversión en los equipos la realizaron ustedes?
A.L.: Sí, y hoy en día seguimos poniendo capital porque esta empresa sigue siendo una inversión. Si bien brindamos servicios, la realidad es que los costos de los drones y los sensores son muy altos.

-¿Por qué eligieron a los drones?
A.L.: El Drone es solamente una herramienta de logística y un medio de transporte. Lo que hace la diferencia realmente es el sensor que se le instale. Este puede ser desde una cámara RGB, una cámara con zoom óptico de 30X (para inspeccionar detalles mecánicos), una cámara térmica, un sensor LiDAR, una cámara multiespectral (usadas mucho en el campo), un Magnetómetro (para detección de metales bajo tierra) y hasta
un Espectrómetro láser para detección y medición de CH4 (Metano). El sensor y el dato que pueda obtenerse a partir del mismo es lo que le da valor a la industria.

-¿Cuándo decidieron adaptar esta tecnología al ámbito de la agronomía?
A.L.: Cuando aparecieron los drones en el mercado, me interesé mucho y empecé a pensar en la relación entre los conceptos “Argentina-drones-campo”. Esa era la visión.
Estudié el tema y me impresionó la tecnología de espectrometría básica, que lo que hace es analizar la materia a través de la luz. Los astrónomos la usan para saber de qué está compuesto un planeta. Ven cómo la luz le pega en la superficie y a través de esos reflejos consiguen leer, por ejemplo, de qué gases está hecho. El trabajo que nosotros hacemos en el campo es el mismo, pero aplicado al grano.
Con la estructura agrícola que tiene la Argentina, donde se tiene una cosecha en un momento del año de un grano específico, hace falta controlar la calidad de esos granos para tomar decisiones tales como dónde se los va a reservar y cómo se los va a mezclar. Para eso, se usa un espectrofotómetro, que es una máquina que a partir de la luz posibilita un análisis químico de la cosecha. La información que se recauda da cantidades de humedad, grasa y proteína del grano, entre otros factores.

-Es decir, clasificar los granos para poder venderlos al valor real de la cosecha
A.L.: Claro, así surgió el primer esbozo de lo que más tarde fue Drone Service. Pensé: “Esto puesto arriba de un drone no puede fallar”. En ese momento empezamos a ver con Martín cuáles eran los sensores que podíamos utilizar.

-¿Cómo ingresa Martín al proyecto?
Martín Passa: Somos amigos de la infancia. Mi padre era militar, y uno de los destinos a los que lo trasladaron cuando yo era chico fue Bahía Blanca, donde nos conocimos con Alfredo e hicimos el primario juntos. Después nos dejamos de ver y hace unos años atrás nos volvimos a cruzar en una reunión de reencuentro del colegio. Charlando de otras cosas, nos dimos cuenta de que los dos teníamos un drone. Entonces le propuse armar un proyecto de servicio juntos, y él dijo que sí.

-¿De qué países importan los equipos?
A.L.: Hay equipamientos muy buenos en todo el mundo. Nosotros no estamos casados con nadie. Buscamos los mejores equipos que nos sirvan para el trabajo que queremos hacer.

-¿Y por qué decidieron empezar por el campo?
A.L.: Porque sin alguien que diera el servicio, la aplicación de la tecnología drone en el campo no era viable. Lo que se utiliza en agricultura para hacer las mediciones son las cámaras multiespectrales. El problema surgió porque, cuando salieron al mercado, los fabricantes de las cámaras se las fueron a vender directamente a los dueños de los campos. Y ellos recién se dieron cuenta de que no sabían usarlas después de comprarlas –en ese entonces a un precio de entre 15 mil y 20 mil dólares–.
Cada vez que hacían un estudio, les daba un resultado distinto. Entonces eso generó desconfianza. No es lo mismo, por ejemplo, sacar una foto a las 6 de la mañana que a las 6 de la tarde. La luz del ambiente es muy importante.

M.P.: Otro inconveniente que tenían con el drone era que lo manejaban ellos mismos, pensando que era fácil y lo estrellaban. En consecuencia, perdieron la confianza, por lo que, cuando vamos a ofrecerles el servicio, ellos responden que “ya probaron con drones y no andan”.
Esa mala gestión de la herramienta tiró para atrás el negocio de los drones en la agricultura. Recién ahora se está empezando a recuperar gracias a ingenieros agrónomos y gente dedicada a la telemetría, que se están preparando en el tema.

-¿Es necesario tener una licencia de la aeronáutica para manejar drones?
M.P.: Sí. Antes de usar un equipo de este tipo, hay que hacer un curso de capacitación, que se da en escuelas certificadas, que en Argentina no son muchas. Luego de rendir el examen de esa escuela, que habilita para rendir el examen ante la ANAC (Administración Nacional de Aviación Civil), donde además exigen un examen médico cada dos años. Si bien a los drones no son considerados aeronaves, su uso está regido por el mismo ente regulador.

-¿Qué inconvenientes pueden tener?
M.P.: Si un operador de drone tiene un problema, va preso. Asimismo, hay varios lugares donde está prohibido volar. De todas formas, si es realmente necesario, es posible presentar cierto papeleo ante la ANAC y ante la EANA (Empresa Argentina de Navegación Aérea), que es más nueva y específicamente se encarga de las zonas que tienen prohibición de vuelo, las zonas peligrosas y militarizadas y los aeropuertos y alrededores. Los dos organismos funcionan conjuntamente. Por lo general, los permisos especiales se piden con unos días de antelación y se dan con una ventana de tiempo y bajo ciertas condiciones. Todo se puede hacer, pero hay que pedir permiso.

-¿Existe legislación que regule este tipo de tecnología?
A.L.: Sí, hay una resolución del 2015. La misma se basa en una directiva de la OACI (Organización de Aviación Civil Internacional), que les dice a sus países miembros cuáles son las bases que deben respetar. A partir de las mismas, cada país decide qué toma en cuenta o no. Es por eso que hay diferencias entre Argentina y sus países vecinos (Uruguay, Paraguay, Chile, Brasil) y sólo pueden operar en el territorio nacional miembros de tripulación remota que haya dado examen aquí. Es decir, no puede venir un extranjero con un curso hecho en Estados Unidos a brindar su servicio acá. Eso es una ventaja para el local, pero también una limitación, ya que no podemos viajar a Brasil para brindar nuestro servicio. Lo que sí podemos hacer es montar una empresa Drone Service allá y contratar el servicio de los pilotos y trabajar en forma en red con responsables que puedan encargarse del trabajo en el resto de los países de Latinoamérica, que es lo que estamos empezando a hacer.

-Perfilaron la empresa para dar servicios industriales, ¿Utilizan para ello drones especiales?
A.L.: No depende tanto del tipo de drone, que claro, puede tener diferentes calidades y dimensiones. Lo que hace la diferencia real es el tipo de sensor y la forma en la que se lo utilice. Por ejemplo, sensores simples como las cámaras RGB, pueden servir para filmar y sacar fotos, pero también pueden utilizarse, para hacer ortomosaicos, que son fotos aéreas que luego se ensamblan con un software específico, que las ordena de forma rectificada. Las topografías viales, que son las más específicas no se pueden hacer con fotografía aérea normal. Las limitaciones de las cámaras comunes son que no identifican, por ejemplo, la nivelación del suelo por debajo de un pastizal. Para eso existe una herramienta específica, que es un escáner láser denominado LiDAR, que es un acrónimo de radar. En noviembre del año 2018 viajamos a Estados Unidos para aprender a usarla. En este sentido, existen sensores especializados para cada industria.

-¿Cómo funciona el LiDAR?
A.L.: El LiDAR es un equipamiento óptico que lanza 300 mil láser por segundo al momento que escanea en el aire. Además de medir distancias, genera una georreferencia sobre cada uno de los puntos. Mide incluso la vegetación. Si rebota en un árbol, cuando logra atravesarlo también dibuja la parte de abajo del árbol. Es lo último en tecnología.
Hoy un topógrafo que trabaja con el método clásico, cada vez que se encuentra con un árbol tiene que hacer días y días de trabajo de campo. El LiDAR evita el trabajo engorroso. Va a reemplazar lo que hoy en día es una estación total.
Arriba de un trípode un escáner láser es capaz de dibujar una topografía milimétrica. Nosotros tomamos esa tecnología y la montamos arriba de un drone. En el aire la exactitud de la medición es un poco menor, debido al movimiento y a que la situación del GPS no es tan fácil de concretar cada segundo. Aun así la exactitud del LiDAR es mayor que la de un topógrafo. El primero encuentra una diferencia de entre 1 a 3cm, mientras que el segundo erra en hasta 12cm.

-¿A qué distancia tiene que estar un drone para poder captar correctamente las imágenes?
A.L.: El equipamiento suele volarse a unos 60mts de altura, donde encuentra un ancho de visión de 120mts. Sin embargo, dependiendo del equipamiento con el que se esté trabajando, el campo de visión puede extenderse hasta 300mts.

–¿Dónde se capacitaron?
A.L.: Fuimos a formarnos a Denver (Colorado, Estados Unidos), que preside la empresa
Juniper Unmanned, actualmente (Partner nuestro para operaciones LiDAR en Latinoamérica), la cual está considerada a nivel mundial como la numero uno y la que más kilómetros tiene hechos. La persona que lleva toda la operación adelante es un ex piloto de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, por lo que sabe mucho de operaciones aéreas. Llegamos a él a través del fabricante de LiDAR con el que trabajamos. Con eso hemos dado un paso adelante para el área industrial.

-¿En qué consistió la capacitación?
M.P.: Estuvimos una semana. Nos capacitaron en la parte teórica y luego estuvimos en dos operaciones que ellos tenían que hacer. Fue una experiencia excelente. Estamos certificados en esa herramienta en LiDAR con drone, que es algo que no se encuentra mucho en el mundo. Ante cualquier operación que tuviéramos que hacer en Sudamérica con LiDAR, ellos vendrían a hacerla con nosotros.

-¿Lograron hacer la diferencia con respecto a otros usuarios comerciales de drones?
M.P.: Actualmente el 80% de las personas que tienen un drone apuntan a la realización de grabaciones en eventos. El día que nos propusimos armar esta empresa, nuestro objetivo fue descartar ese rubro y ser los N° 1 de Argentina y Latinoamérica como proveedores de servicios de drone al sector industrial. Eso fue hace un año y medio. Hoy podemos decir que al menos en Argentina ya logramos nuestra meta.

A.L.: Nuestra empresa es la única del país que da servicios de drones con sensores avanzados específicos para diferentes sectores de la industria.

-¿Por qué creen que son la única empresa en Argentina con estas características?
M.P.: Porque no es nada fácil armar una empresa que preste servicios industriales con drones, con todas las habilitaciones y permisos necesarios. Nosotros pensábamos que iba a ser sencillo, pero después nos encontramos con un montón de trámites por hacer. Por ejemplo, la ANAC nos exigió como requisito que creemos un MOE (Manual de Operaciones del Explorador). Para armarlo, tuvimos que contratar a un especialista. Y entre la primera presentación, las correcciones y la aprobación final, pasaron tres meses.

-¿Todos los usuarios de drones deben tener un MOE?
A.L.: Es obligatorio para todos los operadores comerciales. Hay topógrafos o geógrafos que utilizan estas herramientas sin manual. En ese sentido, todavía falta muchísimo, porque como siempre pasa en la Argentina, lo que no hay son controles.

-Asimismo, una reglamentación acorde permite que la tecnología no sea bastardeada por algún improvisado.
M.P.: Nosotros incentivamos a la gente a que haga los cursos. Nos sirve que haya conocimiento. Si el día de mañana tenemos que salir a contratar un piloto, no sólo necesitamos que tenga experiencia, sino también que haya rendido el examen correspondiente y que esté legal. Si vamos a una planta industrial, nos piden todos los papeles en regla.

-¿Cuántos drones tienen en funcionamiento?
A.L.: Tenemos dos equipos industriales y algunos equipos de terceras personas, que utilizamos en determinados casos. Por ejemplo, contamos con un piloto que tiene un ala fija, que sirve para agricultura. Cuando lo necesitamos, contratamos su servicio.
No es nuestra intención llenarnos de drones. Incluso promovemos a las empresas a que capaciten a su personal para manejar sus propios drones. El día de mañana muchas van a necesitarlos asiduamente. Nosotros les ofrecemos soporte en ese sentido.

-Es decir que también brindan servicio de consultoría.
M.P.: Sí. No podríamos cubrir todos los trabajos de la Argentina. Mucho menos si lo que queremos es expandirnos a otros países. De cualquier forma, no es nuestro objetivo. Hemos conocido casos de empresas que se han comprado equipos erróneos y tuvieron problemas por eso. Nos interesa ayudar a las empresas y crecer. Mientras más gente se dedique a esto, más trabajo va a haber.

-Apuntan a que esta tecnología se expanda en el mercado.
M.P.: Exacto. Nosotros no vendemos drones, pero conocemos a la gente que los vende y podemos asesorar en este sentido. Sobre todo porque esta es una tecnología que crece tan rápido como la telefonía o la informática.

A.L.: Asimismo, la variedad de sensores es altísima y cada vez va a ser mayor. Con cada sensor se pueden medir diferentes cosas.

-¿Avizoran hacia el futuro una aceleración de esta tecnología?
A.L.: La gente que no está en el ámbito, no está siguiendo esas noticias. Pero nosotros, que sí las seguimos, nos damos cuenta de que es una escalada atrás de la otra.

M.P.: Nosotros mismos nos sorprendemos de los sensores que van apareciendo. Como estamos en contacto con las empresas que los desarrollan, nos envían las novedades y no lo podemos creer.
También solemos hacer pruebas caseras. Montamos al drone sensores que aún no fueron adaptados para esta tecnología y lo \»atamos con alambre\», como se dice en Argentina. Hemos obtenido resultados interesantes.

-¿Hay limitaciones técnicas para volar un drone, como por ejemplo, las climáticas?
M.P.: Sí. Por eso es que cuando cotizamos un trabajo, planificamos dos días de operación y tres o cuatro para tener una ventana en caso de que uno de esos días llueva, o haya neblina o nubes bajas. Tenemos un equipo que puede volar con lluvia, y los sensores y las cámaras también soportan el agua, pero una gota en el lente cambia la visual, así como el vapor.

-¿La información baja del drone de manera automática?
M.P.: Un video se puede transmitir en vivo en el momento en el que se está filmando. Con la información que captan los otros sensores pasa lo mismo. Lo que no quiere decir que esos datos puedan utilizarse en crudo. Es decir, a partir de los datos recaudados, hace falta realizar un procesamiento. Lo que antes para los topógrafos era el gabinete, en este caso también existe y lleva entre uno y cuatro días, dependiendo de la magnitud del trabajo. En esa postproducción se analiza qué significa el dato recolectado.

-¿Cuántas personas se necesitan para volar un drone?
M.P.: El trabajo se hace siempre de a dos, entre piloto y copiloto. La segunda persona aporta otros dos ojos, que son elementales. Mientras el operador mira la pantalla, el encargado de mirar el equipo es el copiloto.

-¿Trabajan también en lugares cerrados, como por ejemplo túneles?
M.P.: Tenemos equipos preparados para túneles y puentes, pero puede pasar que en esos lugares específicos no se puedan realizar vuelos. Hay diferentes factores de interferencia magnética que no permiten que un drone funcione correctamente.
En este sentido, tuvimos un trabajo de inspección en el puente Reconquista, por donde pasa la Panamericana en la autopista. La empresa que nos contrató necesitaba la foto del cielo raso para analizar su situación estructural. Usamos un equipo al que se le puede incorporar una cámara arriba, que nos sirve en específico para hacer inspección de puentes. Cuando hicimos el primer vuelo por el costado, verificamos que andaba bien, pero cuando lo metimos por debajo, el drone se empezó a volver loco. Hubo varios factores que produjeron interferencia: una línea de alta tensión que pasaba por el costado, una línea de tren que pasaba por atrás, así como el interior del puente, que más tarde nos enteramos de que estaba hecho de hierro muy viejo. Creímos que lo perdíamos. Por suerte logramos salvarlo y terminamos haciendo el trabajo con una lancha. Lo que no le faltó al cliente fue el trabajo terminado. Tenemos un fuerte compromiso con nuestra empresa. Gracias a eso, ese mismo cliente nos está pidiendo cotizar un trabajo de inspección en las alcantarillas de la autopista.

-¿En qué consiste el trabajo en las alcantarillas?
A.L.: Se trata de más de 60 alcantarillas de las rutas 7, 8 y 9. La misma empresa de ingeniería que utiliza tecnologías novedosas para dar servicios en la industria de la construcción nos está pidiendo ver si podemos hacer este trabajo con Drones. Lo que necesitan saber es en qué estado están. Por lo general, antes de realizarse este tipo de trabajo se hace una limpieza, y de esta forma se apunta más a lo estructural, pero en nuestro país lamentablemente no siempre se consigue que estén limpias.

-Hay consultoras que se han comprado avionetas para hacer el tipo de trabajos que ustedes realizan con drones.
M.P.: Hay más de uno. Nosotros conocemos una empresa de La Plata que desde hace muchos años hace trabajos con avioneta, y hace poco se compraron uno o dos equipos de drones porque hay cosas que con una avioneta no se pueden resolver.

-¿Dónde han encontrado más posibilidades de monetizar su servicio?
A.L.: En lo que más nos hemos concentrado es en la inspección de tendidos eléctricos, especialmente en la industria de petróleo y gas, que hoy en día está muy fuerte porque, ya que se desarrolla en zonas muy complicadas, donde un viento de 140km por hora se lleva todo en un instante.