Como consecuencia de las inundaciones en la pampa húmeda, el Gobierno destinará casi 1000 millones de dólares a obras hídricas en la provincia de Buenos Aires. Los trabajos se concentrarán sobre gran parte de lo que falta del plan maestro del río Salado, una megaobra proyectada en 1999 para 170.000 kilómetros cuadrados, que comprende casi la mitad de los 135 distritos que forman la provincia y que debería haberse terminado en 2011. El Gobierno actual espera que para 2019/2020 esté realizado el 60% del Salado, que atraviesa Buenos Aires. Se trata del tramo IV del Plan Belgrano iniciado por el gobierno anterior e incluye desde General Belgrano hasta poco antes de Bragado. Son 180 kilómetros lineales donde se deberán invertir 1000 millones de dólares, con 15 obras claves, financiadas con 700 millones de dólares del Fondo Hídrico y 300 millones de dólares de un crédito del Banco Mundial que licita Buenos Aires.
Según el Gobierno, de no mediar problemas climáticos en tres años deberían estar completas todas las obras que, prevén, beneficiarán a 1,3 millones de hectáreas y 1,4 millones de personas. Las obras se concentran en Buenos Aires para hacerlas de aguas abajo hacia arriba. La provincia es el desagote natural de La Pampa, Córdoba y Santa Fe, con lo cual completar las obras también permitirá el paso del agua que llega desde esas provincias.
Aparte de estas obras sobre Buenos Aires, el próximo miércoles se iniciarán las del Canal San Antonio, desde la zona de San Francisco a Marcos Juárez, en el límite entre Córdoba y Santa Fe. Esta obra, que representa 160 kilómetros y tuvo una licitación por $ 770 millones, beneficiará a 550.000 hectáreas. Además, el Gobierno le acaba de girar una propuesta a Santa Fe por la laguna La Picasa, que también incluiría otras lagunas y permitiría llevar el agua a varios puntos del río Paraná.