Entrevista al Ing. Pedro Vidal Matamala, coordinador Nacional de Sistemas Inteligentes de Transportes (SIT) del Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones de Chile.
-¿Cómo fue el comienzo de esta nueva etapa profesional?
Ing. Pedro Vidal Matamala: En marzo asumí el cargo de esta unidad y después de dos días empezamos con el teletrabajo a raíz del Covid. Así que me ha tocado una tarea ardua. Anteriormente, estuve como asesor del saliente coordinador del SIT y antes trabajé en el Ministerio de Transporte con el tema del Centro de Control de Tránsito y después formé parte de la Unidad de Ciudades Inteligentes. Alí fuimos enriqueciéndonos, ya que los temas sectoriales, que son muy importantes, tienen que complementarse con los territoriales; porque finalmente la movilidad y el transporte se construyen en el territorio o desde los territorios. Fueron un par de años y luego, opté salir del Ministerio de Transporte y me fui a trabajar en un proyecto de smart cities en Santiago, pero desde un enfoque de desarrollo productivo. Tuve la gran oportunidad de poder trabajar con el equipo del Gobierno Regional, donde aprendí a absorber conocimiento desde una perspectiva territorial, que es muy distinto a cuando lo vemos desde una perspectiva sectorial. Fue una experiencia muy interesante. Y finalmente, me llamaron nuevamente a colaborar con el Ministerio de Transporte y aquí estoy, tratando de hacer lo mejor posible en estas condiciones. En el contexto de esta pandemia, a todo lo que es transporte inteligente y nuevas tecnologías le da un gran impulso; porque hasta ahora, si bien la parte del presupuesto en infraestructura es mínima de inversión, lo que sucede es que tiene un gran impulso en la ciudadanía. Porque vamos a tener que volver a ir a trabajar y la gran pregunta es ¿en qué te cambió la pandemia? Yo diría que en dos grandes aspectos. El primero fue darme cuenta cómo las personas y el comportamiento de su movilidad cambió drásticamente, y por lo tanto, cambia la forma en la que veníamos haciendo la gestión y la planificación de la movilidad hacia el futuro ya que va a ser totalmente distinta. Seguramente rescataremos momentos o mecanismos, pero el escenario cambió drásticamente. Pero eso, me parece positivo porque nos abre una gran cantidad de oportunidades. Yo uso como muestra un aspecto, que es que antes de que tuviésemos el Covid, en octubre del año pasado, tuvimos un estallido social, entonces hubo mucha restricción en el ámbito de servicios de transporte público, semáforos y temas de monitoreo, pero al final nos dimos cuenta que esas situaciones fueron forzando que las personas empezaran a cambiar el comportamiento. Por ejemplo, empezaron a caminar más o a ir en bicicletas. Las empresas empezaron a cambiar los horarios para adaptarse a los del transporte público y los colegios empezaron a aplicar teleeducación. Todas estas cosas, que eran acciones o políticas que desde la mirada de la movilidad siempre quisimos instalar, ahora afloran como una necesidad. Entonces, el encuentro ha sido realmente enriquecedor porque tenemos la mitad del trabajo hecho. Las personas han adquirido una visión distinta de su territorio y de la movilidad de su territorio, por lo tanto ahora nos toca ver cómo rescatamos eso y fortalecemos esos nuevos patrones que las personas están instalando. Nos están llamando un nuevo desafío.
Y hay otro aspecto importante que, incluso la Ministra de Transporte lo ha hecho sentir fuertemente que es rescatar el rol social que tiene la movilidad y el transporte en nuestro país. Eso es extremadamente importante. A veces hablamos de la reducción de los tiempos del viaje o del ahorro en combustible, pero no sabemos cómo la movilidad genera también movilidad social, abre puertas y oportunidades para que las personas se desarrollen y también adquieran comercio. Entonces, estábamos muy concentrados en lo técnico y ahora nos pegamos contra la pared y nos dicen “hazte cargo ahora de este rol social”.
-Me imagino que tuvieron que reprogramar toda la ciudad para evitar la concentración y para mantener la distancia social. ¿Cómo piensan resolver este dilema?
P.V.M.: Hay un gran esfuerzo por sanitizar los buses y el metro. Pero no solo hacerlo, sino que también mostrarlo, porque esto tiene que ver mucho con la percepción de la ciudadanía. Hay una percepción de que en el sistema de transporte público el riesgo es muy alto. Y sin embargo, hay números que hemos rescatado de otros países donde muestran que el porcentaje de probabilidad de contagio en el transporte público no es tan alto, pero la sensación es que sí. Entonces, hay que mostrar que los buses se están desinfectando, se están limpiando. Me preocupa mucho el comportamiento de las personas, que tengan todos sus implementos, su mascarilla, de tal manera que haya un comportamiento que sea el más adecuado para abordar el sistema de transporte, tanto en el transporte público como en el espacio público. Esto también es una oportunidad para fomentar la movilidad activa. Creemos, por ejemplo, que el ámbito de las bicicletas tuvimos un gran impacto. No todo el mundo puede andar en bicicleta, por supuesto, pero por otro lado podemos fomentar la caminata. Caminar podría transformarse en un espacio más seguro. Pero en la ciudad, a pesar de que tenemos el espacio para desplazarnos, no tenemos la información, por ejemplo. Entonces, me encantaría armar desde el Centro Nacional algo para mirar cuánto me tomaría desde el centro a la próxima estación del Metro. Debemos preparar nuestras ciudades desde un enfoque peatonal. Y ahora, bajo la lógica sanitaria que se nos está exigiendo, creo que vamos a tener que pensar de verdad en hacer esta gestión peatonal en nuestro territorio. Entonces, la movilidad activa es una buena acción para complementar las acciones que tienen que ver con los temas sanitarios, y junto con eso temas de una mejor gestión del espacio público donde están las principales aglomeraciones e incorporar nuevos criterios en la programación de semáforos. La pandemia nos plantea muchos desafíos que hay que trabajar con la ciudadanía. Por lo tanto, las comunicaciones son muy importante.
-Creo que el gran desafío es tener una buena comunicación para que la gente lo acepte y que comprenda la importancia que tiene…
P.V.M.: Exacto. Nosotros, en este momento, hemos hecho algunas pruebas. Por ejemplo, reprogramamos todos nuestros semáforos para que las personas no tengan la necesidad de apretar la botonera para cruzar. Usualmente, primero nos gusta probar para ver la efectividad de estas medidas, porque las tecnologías no son para todos los casos, entonces tenemos que ver en qué espacio esto podría funcionar bien.
Por otro lado, y esto es súper importante, bajo el escenario móvil y dado el enfoque de cuarentena que Chile y Argentina han adoptado hoy en día, el recorte presupuestario va a ser significativo. Entonces, una de nuestras primeras preocupaciones es que asumimos que vamos a tener reducciones presupuestarias importantes. Precisamente porque en este momento hay personas que en algunas zonas de la capital de Chile, de Santiago, nos están pidiendo salir a trabajar porque está todo cerrado, entonces no hay actividad económica, tienen que subsistir y pueden estar pasando hambre. Entonces, el Gobierno se ha puesto en campaña y redujo de manera importante los presupuestos públicos para el servicio hacia las personas y la reactivación económica. Priorizó eso y nuestros presupuestos se vieron momentáneamente reducidos. En ese espacio, a veces cuando hablamos de tecnología pensamos en gastar más dinero; pero contrariamente creo que una de las gracias que tiene la implementación tecnológica es que si uno la implementa bien puede mejorar la eficiencia. Cuando hablamos de tecnología pensamos en tres espacios de posibilidad que nos genera: reducir costos, mejorar los servicios y abordar la inversión con modelos de negocios distintos. Allí es donde nos falta exploración. Las tecnologías de alguna medida producen ahorros, entonces el desafío es buscar algún modelo de negocio barajando con los privados aplicado al ITS para que nos permitiera, de alguna manera, costear esta inversión en estos contextos de restricción presupuestaria. Por eso, revisamos nuestros proyectos y estamos viendo qué cosas podríamos reformular para abrir nuevas posibilidades, y ver si debemos cambiar la forma en que estamos licitando o definitivamente el foco.
-¿Cuál es su idea con respecto a las alianzas público privado?
P.V.M.: La autoridad tomó estos centros de control de tránsitos, que eran los UOCT, y los complementó. Y creó esta unidad SIT, agregándole la unidad de Smart Cities y el área de Big Data. Esto abre posibilidades. Quizás va a ser un enfoque un poco más privado, pero lo tengo que mirar así. Una de las cosas que aprendí, es que muchas veces la movilidad está desconectada del desarrollo productivo, y sin embargo tiene un alto impacto allí. Los centros de control podrían empezar a hacer exploraciones para facilitar la gestión de carga urbana. Si uno pudiera hacer gestión sobre ese espacio, uno podría empezar a hacer exploraciones; porque toda esa información está en los privados. Sería interesante ver quién está en el negocio. Por otro lado, también estamos convencidísimos que los centros de control de tránsito debieron transformarse también en proveedores de datos y de analytics, porque están censando lo que está pasando en la calle. Por ejemplo, nosotros tenemos convenio con Waze, y nos entrega información de las velocidades medias, pero también tenemos censores propios. ¿Por qué te menciono esto? Porque tenemos la intuición de que el primer modelo de negocios podría ser “concesionar” la inteligencia de esta capa de datos o información. Para un privado, eso podría permitirle pensar otro tipo de producto o servicio. Hemos conversado con algunas empresas, pero en Chile para poder desarrollar el modelo de concesiones primero la empresa privada tiene que hacer una presentación de una idea y ahí se ve la factibilidad. Esto, de repente, podría dar pie a otros modelos de negocios distintos que todavía no tenemos tan claros.
Lo que quiero decir con esto, es que no tenemos que innovar solo en cuanto a la tecnología, sino que tenemos que innovar urgentemente en los modelos de negocio porque cada vez los presupuestos van a estar más restrictivos. Necesitamos buscar nuevas formas de hacer esos negocios.
-En cuanto a las licitaciones de este año, ¿Ves factible buscar un nuevo modelo de negocios?
P.V.M.: Así es. Lo que estamos haciendo es usar como base los contratos o proyectos de confirmación de los centros de control. Usualmente, este tipo de proyectos tenían la connotación de mantener los sistemas como estaban y sostenerlos en el tiempo. Pero si uno analiza estos proyectos, los puede tantear de tal manera que los haga upgradear pero también mantener el acuerdo a la forma que tú licitas. El segundo componente tiene que ver con cómo upgradear pero también manteniendo los procesos tecnológicos de la gestión de tránsito. Ahí es donde entra la big data, inteligencia artificial y la gestión de activos en la ciudad.
-Creo que tienen muchos desafíos, y uno de esos es la capacitación profesional. ¿Cómo piensan llevar a cabo esta parte?
P.V.M.: Creo que, a raíz de lo que sucede con el Covid, los latinoamericanos debemos estar más unidos y coordinados. Necesitamos tener alguna mesa técnica en estos temas particularmente, poder hacer conversaciones con nuestros colegas que están en los distintos países, que muchas veces accidentalmente nos encontramos en otras instancias, pero que en lo cotidiano no tenemos una mesa de trabajo continua con una agenda que podemos ir desarrollando. Ahora, dado que tenemos más en la piel el tema de la videoconferencia, podríamos establecer, de una vez por todas, alguna mesa y algunas conversaciones. Podríamos compartir nuestras experiencias. Yo tengo las mismas restricciones presupuestarias que ellos, sería interesantísimo una vez que salgamos de estos temas de Covid, tener estas mesas y hacer pasantías. Sería súper importante generar esta comunidad, aprovechar este espacio y compartir. Fíjate que más que capacitación de conocimiento técnico, lo que necesitamos es principalmente capacidad de adaptación. La capacidad de cambio. Esto recién se está viendo, ya no nos sirve demorarnos mucho en la reacción. O sea, deberíamos empezar a adquirir una dinámica nueva y, por lo tanto, eso cambia un poco la lógica también en cómo hemos estado trabajando. Nosotros decimos que con el contexto hoy en día tenemos tres grandes desafíos: la sostenibilidad de la movilidad, su transformación completa y también las transformaciones sociodemográficas que han cambiado nuestro espacio y la forma en la que se concibe la movilidad. En Chile hay una fuerte migración y se está renovando. Hay barrios que están cambiando.
-En cuanto a movilidad personal, ¿Qué es lo que más se utiliza?
P.V.M.: Diría que lo más fuerte es la bicicleta que instalan empresas privadas donde hay mayor demanda o donde efectivamente hay una oportunidad de negocio. No hay un sistema de política pública de bicicletas. Lo que sí hay es un foco muy puesto en el ámbito de la generación y la facilidad de la infraestructura para la bicicleta. El scooter llegó y fundamentalmente utilizan las ciclovías. Nuestro gran desafío en ese ámbito tiene que ver con la conexión de las ciclovías. En Chile no tenemos la autoridad metropolitana de la movilidad, por eso no es tan fácil lograr estos mismos estándares y servicios para volver homogéneo todo el territorio. Pero yo quiero poner algo en valor ahí. Fíjate que los UOC (Centros de Control de Tránsito) lograron, a través de convenios de colaboración, coordinarse con todos los municipios para que ellos cedieran la gestión de tránsito a un solo centro de control. O sea que no había que tener una autoridad metropolitana de transporte o una ley que forzara la común gestión de los semáforos, es un convenio de colaboración donde los municipios entendían que en este espacio se requería una gestión territorial integrada y todos firmaron el acuerdo. Han pasado 30 años de esto y este modelo se sigue sosteniendo a través del acuerdo y se ha replicado en todas las regiones del país, y nadie las cuestiona. Es decir, poniéndonos de acuerdo logramos hacer la gestión centralizada de transporte a través de los Centros de Control Centralizada. Eso es súper interesante porque es un modelo que quizá las personas no lo valoran o no lo ven, pero me parece muy positivo cómo, a través del convencimiento y la colaboración, se puede lograr una gestión integrada cuando las personas y las autoridades se dan cuenta que es necesario. La movilidad es una. Hay otros sectores de la ciudad que podrían tomar el mismo ejemplo.
-Estadísticamente, ¿Ya tienen algunos números de cuánto el teletrabajo va a reducir el uso del transporte?
P.V.M.: Con el estallido social del año 2019, empezamos a ver estas cosas: vehículo compartido, el aumento de la bicicleta y la caminata. Eso permitió afilar sin esperarlo, la generación de un laboratorio en la ciudad para ir analizando, calibrando y viendo. En este momento, estamos viendo precisamente cómo levantamos y sistematizamos todo esta información. Estamos haciendo conversaciones con un par de facultades para que puedan considerar esta propuesta y puedan analizarlo desde sus diferentes perspectivas. Pero hay que hacer un despliegue. Lo que sí es claro, es que antes pensábamos que la movilidad solo era un tema de lo público, y resulta que todas las empresas tienen mucho que decir, sobre todo en ámbitos de gestión de la demanda que era un aspecto que habíamos trabajado muy poco nosotros. Ahora estamos en un escenario que puede transformarse en una tremenda oportunidad y creemos que tenemos las tecnologías para poder hacer esa gestión de la demanda. Por otro lado, hay que hacer una invitación formal a la Academia para que ayuden a observar este proceso, precisamente donde ellos son más fuertes para hacer estos diagnósticos y saber leerlos. Eso permite capturar información donde a veces el Estado no puede hacerlo.
-¿Es un camino fácil lograr el apoyo de instituciones financieras internacionales, como el BID, para este tipo de proyectos?
P.V.M.: El trabajo con el BID ha sido básicamente de acciones o tecnologías exploratorias. Esta parte inicial que te decía de pilotear, entender bien el contexto y dónde funciona la llamamos una fase de pre-inversión. En ese aspecto, hemos tenido una muy buena conversación con BID. Hace unos años también con el Banco Mundial hicimos algunas exploraciones. Ahora, con este nuevo escenario seguramente va a cambiar. Este año, hay un cambio institucional en nuestros territorios. Antes había un intendente que era el que estaba a cargo de todo el territorio y era nombrado por el Presidente o la Presidenta. Ahora, ese cargo va a ser elegido por la ciudadanía y va a tener un componente de otra persona que va a ser el encargado de llevar y hacer el seguimiento de lo que el Presidente diga, pero la autoridad va a ser este Gobernador Regional. Cambia el escenario en algunas competencias y por lo mismo, creemos que hay que territorializar la movilidad, hay que hacer gestión de tránsito, llevarlo al territorio, alinearse con sus planes de desarrollo regional, y ver cómo arrancar la inversión que permita efectivamente alinearlo. Y no pensarlo desde el nivel centralista, entendiendo qué es lo que yo técnicamente puedo hacer, sino que finalmente sea en respuesta a una necesidad o a un requerimiento particular de los territorios. Ahí también hay un cambio de visión. Estamos en un proceso de transformación desde las gobernancias territoriales, entonces creemos que desde la gestión de la movilidad tenemos que migrar también la forma en que actuamos.