El Sistema de Gestión Integral de la Movilidad (SGIM) es utilizado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para el monitoreo y la gestión en tiempo real del tránsito y la movilidad urbana. Su desarrollo requirió la aplicación práctica de conceptos de interoperabilidad y comunicaciones, la elaboración de protocolos de respuesta y la implementación de políticas de apertura de datos, logrando ser uno de los sistemas más avanzados y referente de ITS a nivel global.
Introducción
El Área Metropolitana de Buenos Aires es el centro de actividad económica, administrativa y social de la República Argentina y en ella vive más de un tercio de la población total del país. La Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con tres millones de habitantes y doscientos kilómetros cuadrados es el distrito más importante de esta área y se posiciona como la ciudad más poblada del país.
Su red de transporte es altamente compleja y la movilidad tiene un papel fundamental en el desarrollo de las actividades propias de una metrópoli de estas características. La infraestructura del transporte en un entorno con estas características resulta crucial para garantizar una movilidad segura y eficiente, por lo que debe estar en concordancia con la magnitud de la red.
En línea con esto, la ciudad posee tres mil novecientas intersecciones semaforizadas, siendo la localidad con más semáforos del país y una de las ciudades del mundo con mayor densidad de semáforos no solo por habitante, sino también por kilómetro cuadrado. También tiene instalados en puntos estratégicos noventa carteles de leyenda variable, que permiten llevar información actualizada a conductores y peatones.
Para monitorear el estado del tránsito y detectar incidentes, cuenta con más de siete mil cámaras de videovigilancia ubicadas en distintos sitios de la ciudad. A estas se suman las instaladas en el último tiempo en los colectivos urbanos, que registran y transmiten en vivo lo que sucede en el interior y en el exterior de la unidad.
Por su parte, cuatrocientos veintidós carteles electrónicos, ubicados en paradores de Metrobús, Centros de Trasbordo y paradas importantes de colectivos muestran, de forma automática, en cuánto tiempo arribará la próxima unidad e informan a los usuarios sobre interrupciones del servicio.
En cuanto a sensores de tránsito, en la actualidad se utilizan dos tipos de tecnologías: magnetómetros y cámaras LPR (License Plate Recognition). Los primeros brindan datos de volumen y ocupación y reemplazaron a las tradicionales espiras. Tienen la ventaja de que en su instalación no es necesario realizar el cableado hasta el equipo controlador (se comunican de manera inalámbrica) y además requieren poco mantenimiento.
Las cámaras LPR no sólo son útiles para obtener conteos sino que también, al basarse en la detección de matrículas mediante un software OCR, permiten determinar el tiempo de viaje entre dos puntos determinados e incluso elaborar matrices O/D. Considerando que a las cámaras ya instaladas se les han sumado algunas del sistema de fiscalización y que estos dispositivos ahora no sólo infraccionan sino que también comparten datos de tránsito, se tienen más de 100 puntos de recopilación de información con esta tecnología.
Uno de los principales ejes de trabajo en los últimos años, a partir de los avances tecnológicos y la adopción de una visión holística de la movilidad, ha sido la incorporación de políticas hacia la apertura de datos, no solo con fines de transparencia, sino con el objetivo de generar valor mediante la reutilización y redistribución de los datos de movilidad.
A partir de 2018, se ha incorporado la plataforma web denominada “API Transporte” desde la cual se ha logrado la integración de múltiples de fuentes de información, que pueden provenir desde plataformas colaborativas hasta sistemas de transporte. De la misma forma, se genera el flujo inverso, mediante la publicación tanto de los datos mencionados como así también de los generados por la propia infraestructura de la Ciudad, hacia el público en general y de forma gratuita. Estos datos incluso son consumidos por las compañías líderes del mercado relacionadas con movilidad (Google, Waze, Moovit) como insumo para sus propias aplicaciones.
La Ciudad Autónoma de Buenos Aires ha sido pionera en promover la apertura de datos de movilidad e incluso, en la actualidad, una de las pocas que permite su obtención en tiempo real. Entre los recientes lanzamientos, puede mencionarse la publicación de datos de los principales ingresos y circulación interna, actualizados de forma automática a cada hora.
Camino recorrido
A lo largo de los últimos años, se ha trabajado fuertemente en lograr la interoperabilidad de los sistemas, la centralización de la información y la comunicación C2C, de forma tal de lograr una gestión eficiente de la movilidad y su infraestructura asociada. Unos años atrás, cada dispositivo funcionaba con un software independiente, lo cual requería un operador dedicado. La utilización de protocolos cerrados no solo afectaba la toma de decisiones integrales, sino que también generaba una dependencia en terceros sobre la propia infraestructura.
Uno de los mayores desafíos ha sido vincular el sistema con las cuatro computadoras de tránsito que controlan los semáforos de la ciudad, que operan con tecnologías muy distintas. Sin embargo, luego de un largo trabajo de estandarización y desarrollo esto fue posible, y en la actualidad la plataforma permite que un operador pueda realizar ajustes de los parámetros básicos de configuración de un semáforo (tiempo de verde, longitud de ciclo o desfasaje) y recibir alertas de forma transparente para el usuario.
También se logró integrar al sistema la información proveniente de los distintos modos de transporte de la ciudad (subtes, trenes y colectivos), lo cual permite en la práctica llevar adelante acciones coordinadas ante diferentes eventos.
Otro paso importante, fue la firma convenios con aplicaciones de movilidad tales como Waze. La conexión es bidireccional: por un lado, se reciben datos anonimizados generados por los usuarios (filtrados según rango) como calles congestionadas y sucesos, y por el otro es posible la carga de eventos como cortes programados o no programados a través del SGIM y que ingresan a la plataforma bajo el usuario oficial de Waze de la Secretaría de Transporte y Obras Públicas.
El sistema
El paso siguiente consistió en la implementación del Sistema de Gestión Integral de la Movilidad (SGIM), con dos objetivos bien definidos: el monitoreo proactivo y la gestión del tránsito en tiempo real.
El sistema se nutre de múltiples fuentes de datos y permite el filtrado según parámetros preestablecidos por cada ingeniero de tránsito. De esta forma, son capaces de monitorear diferentes tipos de alertas y validarlas según el protocolo establecido para cada una de ellas. Es interesante destacar cómo el uso inteligente de las herramientas colaborativas y el aprovechamiento de los recursos de agencias u organismos relacionados, permite complementar las fuentes de detección tradicionales de los sistemas de tránsito y realizar una búsqueda proactiva de situaciones no previstas.
Asimismo, se ha trabajado en la elaboración de protocolos de acción para los diferentes tipos de eventos que tengan relación con la movilidad. Dichos protocolos fueron utilizados posteriormente para la generación de planes de respuesta automatizados dentro del sistema, los cuales permiten llevar a cabo todos los pasos definidos y la gestión automática de los recursos.
Por ejemplo, ante una manifestación con corte en el Obelisco, el operador sólo debe accionar un comando para que se disparen distintas acciones automáticas en cadena como: modificar el mensaje de los carteles de leyenda variable de las arterias que convergen a la zona (“Evitar zona obelisco”); orientar las cámaras domo de videovigilancia y realizar capturas de las imágenes; enviar mensajes automáticos a distintas áreas que pudieran intervenir, como el Cuerpo de Agentes de Tránsito o personal de seguridad; publicar mensajes en redes sociales (por ejemplo en Twitter, bajo el usuario oficial @BATránsito) para alertar a los automovilistas que se dirigen a la zona; entre otras. Del mismo modo, ante un cierre de calles en la zona del Congreso, es normal utilizar el sistema para aumentar el tiempo de verde en Av. Belgrano, agilizando el desvío por esta arteria y colaborando a descongestionar la zona del corte.
Por otro lado, en cuanto al transporte público, es posible visualizar el estado del servicio y la frecuencia de los subtes, mientras que para los trenes además puede verse la ubicación en tiempo real de las formaciones y su sentido de circulación. En lo que respecta a colectivos el sistema permite controlar la cadencia de cada una de las líneas involucradas y realizar el cálculo predictivo del tiempo de arribo a cada parada. Dicha información se comparte principalmente de dos formas: a través de la API Transporte y mediante las pantallas electrónicas desplegadas en los centros de trasbordo y paradas más importantes de la ciudad.
Las pantallas del sistema predictivo se encuentran integradas en el sistema y desde el mismo es posible modificar la información mostrada y enviar mensajes, por ejemplo, para dar avisos de interrupciones de servicios o bien para transmitir a los ciudadanos información general, como por ejemplo el #Quedateencasa o #Mantenéladistancia, durante las fases de aislamiento social.
Ejemplos de aplicación
Tableros de control
Los tableros de control permiten monitorear el estado de distintos indicadores y constituyen una herramienta fundamental en la toma de decisiones. A partir de la información recolectada por el sistema de gestión, se han construido distintos tipos de cuadros en los que puede verse el estado de los múltiples dispositivos conectados en tiempo real, un registro de las fallas que han ocurrido y los tiempos de resolución de estas incidencias, entre otros parámetros.
Por otra parte, también se han elaborado tableros vinculados al tránsito propiamente dicho que sintetizan información sobre volúmenes vehiculares y tiempos de viaje, obtenida de sensores, peajes de la red de AUSA y aplicaciones de movilidad.
Uno de los más utilizados en el Centro de Monitoreo es el que se construyó a partir de los datos proporcionados por la API de Waze, que recopila información de la aplicación y muestra en un gráfico las calles más congestionadas de la ciudad en la última hora. Esta información es acompañada por un mapa que permite identificar rápidamente el tramo de la vía donde se localiza la congestión.
De esta forma, se tiene en el videowall de la sala de operaciones una actualización cada quince minutos del estado de las calles más críticas de la ciudad, que permite mantener un control permanente, eficientizando recursos y disminuyendo significativamente los tiempos de respuesta ante una incidencia.
Análisis de datos
Gracias a la tecnología, distintas tecnologías de cámaras LPR es posible elaborar gráficos que permiten estudiar distintos parámetros de comportamiento del tránsito. En la imagen (Ver foto N° 4) puede observarse una representación gráfica del tiempo de viaje a lo largo del día entre dos puntos de la Av. Figueroa Alcorta, vía muy utilizada como salida hacia el norte de la ciudad.
Cada punto negro representa un vehículo que realizó el recorrido trazado en el mapa. En otras palabras, una patente que fue captada por los sensores ubicados en el inicio y en el final de este tramo. La posición del punto en el gráfico dependerá del tiempo de viaje (eje y) y de la hora del día (eje x). Así, las nubes de puntos representan “pelotones” de vehículos que tardaron tiempos similares en el mismo momento del día.
Si se observa con detenimiento, puede identificarse que a las 15:00 horas el tiempo de viaje disminuye. Esto se debe a que en ese momento se habilita el contracarril de Av. Del Libertador hacia el norte, sumando una vía de salida complementaria que reduce el volumen vehicular en el tramo estudiado. Luego, a medida que transcurre la tarde, el tiempo de viaje comienza a ascender nuevamente producto del aumento en el caudal vehicular, hasta llegar a un máximo en hora pico, alrededor de las 18 horas.
Al realizar este tipo de análisis en tramos más cortos, es posible observar también la incidencia de la regulación de los semáforos y de cierres de calzada o cortes (totales o parciales) que interrumpan la circulación o reduzcan la capacidad de la vía.
Cierre
Entre los principales aprendizajes, es imprescindible remarcar la importancia de la voluntad de colaboración entre agencias de la ciudad y del intercambio de información con los diferentes actores relacionados con la movilidad. Desde el punto de vista de la ingeniería, fue clave el trabajo en la redefinición de procesos, la selección de protocolos estándar de comunicación y normalización de interfaces entre subsistemas. Todos estos puntos necesitaron como base la formación de talentos en el equipo para la especificación de la tecnología requerida, la gestión y el control de su implementación.
Contar con estas herramientas integradas resultará vital en los próximos meses, en los que no se sabe con certeza cómo se reorganizará la movilidad urbana. La gestión del tránsito en una ciudad como Buenos Aires siempre es un desafío y es muy importante poder estar a la altura de un contexto que así lo requiere.