*Por la Agencia Nacional de Seguridad Vial.
En Argentina, los siniestros viales continúan siendo la primera causa de muerte entre las personas menores de 35 años. Los datos oficiales señalan como gran responsable al consumo de alcohol. Qué mejoras se registraron en los lugares que prohibieron el alcohol al volante y por qué urge actualizar la Ley de Tránsito vigente.
En el país, el límite permitido para circular es de 0,5 gramos de alcohol por litro de sangre para automovilistas y de 0,2 gr/l para motociclistas. Para los conductores profesionales, en cambio, corre desde hace 20 años el límite de 0,0 gr/l. Aunque, por otro lado, si estos últimos viajan con su familia en lugar de llevar pasajeros, sí pueden consumir alcohol.
A la par, las provincias de Córdoba, Salta, Tucumán, Entre Ríos, Jujuy, Río Negro y Santa Cruz, y ciudades como Mar del Plata, Santa Fe, Rosario, Posadas, Moreno, Tigre y Ezeiza, entre otras, cuentan con normativas de “alcohol cero” en sus territorios.
En varias de estas jurisdicciones, se detectó un porcentaje menor de conductores con presencia de alcohol en sangre. Para el caso de las provincias que aplicaron la medida, por ejemplo, entre diciembre y marzo pasados, se comprobó que quienes circulaban sin haber consumido alcohol alcanzaban un 91 por ciento.
A este registro, se contrapone la proporción del 81 por ciento relevada en las otras provincias, donde la iniciativa no fue implementada. A propósito de las estadísticas, cabe indicar que surgen de un informe elaborado por el Ministerio de Transporte. El estudio fue desarrollado a partir de los resultados obtenidos en el marco del operativo Alcoholemia Federal que lleva adelante la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV).
Resultados en las ciudades
En cuanto a las ciudades, destaca el ejemplo de Rosario. Allí, a sólo cinco meses de la puesta en marcha de la ordenanza, el porcentaje de casos positivos de alcoholemia disminuyó a menos del cinco por ciento. En comparativa, el promedio anual de los últimos dos años había rondado entre el ocho y el diez por ciento.
Por su parte, la ciudad de Neuquén consiguió reducir un 75 por ciento las muertes por siniestros viales en sólo tres años. Los avances comenzaron a partir de 2016, cuando se estipuló que la tolerancia al alcohol sería de cero. Vale destacar que, dentro del mismo índice, y a partir de 2014, la provincia de Córdoba logró disminuir un 30 por ciento la tasa de personas fallecidas en esta clase de episodios.
No obstante, en la Argentina, los siniestros viales continúan siendo la primera causa de muerte en menores de 35 años. Además, a una de cada tres personas que son hospitalizadas a raíz de este tipo de hechos se les detecta alcohol en la sangre, según relevamientos oficiales. Sobre la base de estos registros, entonces, cabe cuestionar la falta de un criterio unificado a nivel nacional.
Los casos de Brasil y Uruguay
En la región, es posible señalar distintos países en los que este abordaje resultó exitoso. Uruguay, por ejemplo, puso en marcha diferentes medidas de alcohol cero para quienes conducen toda clase de vehículos. La misma premisa fue aplicada en Brasil, donde también se estableció el límite de 0,0 gr/l a la hora de manejar.
Así las cosas, en Río de Janeiro, se redujeron un 32 por ciento las muertes originadas por siniestros automovilísticos. Asimismo, en Montevideo, se detectó una baja de casi el 21 por ciento de los episodios fatales a sólo doce meses de que la normativa fuera sancionada.
Un nuevo proyecto de ley
Una de las iniciativas más relevantes enfocadas sobre la reducción de esta problemática es impulsada desde la propia ANSV, que abrió el debate sobre el proyecto de Ley de Alcohol Cero ante el Congreso. Presentado en abril, el trabajo apunta a poner en marcha una solución similar a las desarrolladas en Brasil y Uruguay.
Al respecto de la propuesta, el Director de la ANSV, Pablo Martínez Carignano, explicó: “Planteamos modificar la ley actual, ya que da lugar a una confusión de tres límites: el 0 para profesionales, el 0,2 para motociclistas y el 0,5 para los conductores particulares”.
En ese sentido, llamó a reflexionar sobre la normativa vigente, que “divulga un mensaje ambiguo”, según comentó. “¿Se puede beber antes de conducir dependiendo del vehículo que usemos, o la función que tengamos?”, cuestionó, en alusión a los diversos límites que contempla ese texto.
En tanto, Carignano enfatizó que, en las jurisdicciones en las que se aplicaron medidas de alcohol cero, “hay muchos más conductores que dan negativo”. En consecuencia, remarcó que el mensaje que debe difundir el Estado sobre la problemática tiene que ser igual en todo el país: “No especules. Y, si vas a manejar, no tomés”, recomendó.
Otras voces a favor
Con el Director de la ANSV, coincide el Ministro de Transporte Alexis Guerrera, según expuso en declaraciones previas: “Desde el Ministerio de Transporte vamos a acompañar esta iniciativa, para que en Argentina haya una ley de alcohol cero. Es un debate que no podemos postergar”.
En concordancia, el Dr. Carlos Damín, Director de la Fundación Niños Sin Tóxicos (FundarTox) y Jefe de Toxicología del Hospital Fernández de CABA, sostuvo ante la prensa: “Tener una ley de alcohol cero al volante es muy importante para la Argentina. En las provincias que hemos logrado alcoholemia cero a la hora de conducir, la siniestralidad ha bajado sustantivamente”.
En consonancia, más de 50 entidades científicas, organizaciones civiles y universidades emitieron un comunicado para pedir por la sanción de la normativa. En el texto, remarcan la importancia de contar con una ley orientada a prevenir incidentes viales asociados con el consumo de alcohol.
Por su parte, la integrante de la ONG Compromiso Vial y del Comité Consultivo de la ANSV, Verónica Palacios, indicó: “Las familias de víctimas viales y sus organizaciones reclaman alcohol cero para todo tipo de conductor o conductora de cualquier vehículo, sin tolerancias, y que rija para todo el territorio nacional”.
Sobre la iniciativa, Palacios consideró que constituye “salud y seguridad pública”, porque “conducir con alcohol en sangre es delito vial, es despreciar el bien común a tutelar: la vida”. Por último, instó: “Es urgente una ley nacional sobre alcohol cero con sustento en la modificación del Código Penal, para que este tipo de conducta sea penada y no sólo ante el hecho gravoso de provocar la muerte”.
Voces disidentes
A pesar de las estadísticas, la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR) se opone al proyecto de alcohol cero. Según notificó su presidente, José Alberto Zuccardi, las cámaras y asociaciones que respaldan al sector consideran que se trata de “una medida demagógica”.
Asimismo, advirtieron que la ley “deja libre la mesa de los argentinos al avance de las bebidas industriales edulcoradas con productos nocivos para la salud”. Por eso, proponen la alternativa de “endurecer las penas para todos aquellos que violan las normas de tránsito”, de acuerdo a un documento divulgado por la propia COVIAR.
Al respecto de esta postura, Carignano indicó: “La contrapropuesta del sector vitivinícola es reforzar los controles, dejando de lado la problemática del consumo al volante en sí”. Y argumentó: “Hay que tener en cuenta que, en los operativos, la media detectada es de 0,4 g/l, un dato que nos muestra que los conductores generalmente especulan, sin pasar el límite permitido de 0,5”.
Además, en las provincias vitivinícolas de Mendoza y San Juan, donde rigen los límites de 0,5 gr/l y 0,2 gr/l para conducir vehículos de cuatro y dos ruedas, respectivamente, ocho de cada diez personas están a favor del alcohol cero, según un estudio publicado recientemente por la ANSV.
El informe detalla que, en Mendoza, el 79 por ciento de los encuestados está de acuerdo con la sanción de la ley de alcohol cero al volante, mientras que, en San Juan, esa opinión escala hasta el 84 por ciento.
En contrapunto con la proclama de COVIAR, el Director de la ANSV también señaló: “En ningún lugar donde existe el alcohol cero bajó el consumo”. Y recordó: “En términos económicos, la medida no generó pérdidas en la industria, de manera similar a lo que pasó con la prohibición de fumar en espacios cerrados”.
Finalmente, sobre esa comparativa, Carignano completó: “La ley no busca que la sociedad deje de tomar alcohol, sino que no lo hagan las personas que luego van a conducir”.