Alemania comenzará a vetar la circulación de camiones y automóviles Diésel antiguos en centros urbanos, a fin de optimizar la calidad del aire y ajustarse a los límites de contaminación que establece la legislación europea.
De este modo, Hamburgo, norte del país, será la primera ciudad alemana en posicionarse en contra de este tipo de componentes químicos.
En tramos de dos calles del barrio de Altona-Nord, quedó prohibido el tránsito de vehículos de gran tonelaje y de utilitarios que no se adapten a la última norma anticontaminación comunitaria.
“Es bueno que por fin un Gobierno local empiece a proteger a sus ciudadanos de las emisiones de Diésel tóxicas con tímidas medidas”, valoró el Sr. Niklas Schinerl, portavoz de la organización medioambiental Greenpeace.
Por su parte, la Asociación Alemana de la Industria Automotriz (VDA), aseguró que existen “mejores instrumentos” para luchar contra los altos índices de contaminación que la prohibición. “Las innovaciones tecnológicas ofrecen una mayor eficacia”, señalaron.
La intención es satisfacer a la industria del automóvil alemana, de la que dependen muchos puestos de trabajo, y a su vez, a una ciudadanía cada vez más preocupada por el impacto que las emisiones provocan en el medio ambiente y en la salud. A ello se añade la presión de Bruselas, donde la Comisión Europea demandó, recientemente, a Alemania por no haber reducido suficientemente la contaminación atmosférica.
En 2017, un total de 66 ayuntamientos alemanes superaron los límites de contaminación permitidos. Por tal motivo, la potencia europa espera que otras ciudades, como Stuttgart o Múnich, anuncien, al igual que Hamburgo, ofensivas contra el Diésel.
Según datos de la Oficina Federal de Transporte (KBA), en la ciudad-estado del norte de Alemania, con una población de alrededor de dos millones de habitantes, circulan diariamente alrededor de 265.000 vehículos Diésel. De ellos, 165.000 son automóviles antiguos que emiten una gran cantidad de gases contaminantes.
La corporación municipal de Hamburgo, de tinte socialdemócrata, comenzó prohibiendo el tránsito de camiones en algunas calles y, mientras que en otras, vetó la circulación de rodados, con excepciones como, por ejemplo, camiones de basura, ambulancias, residentes, vehículos de reparto y taxis.
Durante los primeros días, la Policía de Hamburgo llevó a cabo una labor informativa y no realizó multas. Sin embargo, más adelante, infringir las restricciones costará 25 euros a los propietarios de automóviles y 75 a los conductores de camiones.
El sindicato de Policía manifestó su discrepancia tras la escasa cantidad de personal para controlar que los conductores respeten la nueva normativa. En tanto, otras voces insisten en que la calidad del aire sólo se podrá optimizar si el veto de autos Diésel es acompañado por otras medidas.
Entre ellas, se encuentran el incremento del parque de bicicletas y la oferta de transporte público, la reducción de la velocidad a 30 kilómetros por hora en algunas calles, la renovación de la flota de autobuses por otros libres de emisiones, estaciones de carga para automóviles eléctricos y restricciones de acceso para barcos altamente contaminantes que atracan diariamente en el puerto de la ciudad.