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CONGRESO ARGENTINO DE TRANSPORTE 2015

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EDITORIAL

*Por el Dr. Arq. Martín Orduna
Del 27 al 29 de mayo, se realizó en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, el Congreso Argentino de Transporte y el Vº Encuentro Taller de la Red Universitaria de Transporte. El mismo fue organizado por la mencionada Red académica, y contó con el auspicio del Programa Interdisciplinario de la Universidad de Buenos Aires sobre Transporte (PIUBAT), la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) y el Instituto Argentino de Transporte (IAT), dependiente del Ministerio del Interior y Transporte.

CAMBIO DE PARADIGMA
El Congreso fue fruto del trabajo desarrollado en el trienio 2012-2015 por la Red Universitaria de Transporte, en la cual ya se encuentran vinculadas casi 30 institutos y universidades a través de los Talleres que se han llevado a cabo en distintas universidades nacionales desde la fundación de la Red: La Matanza, Lanús, Regional Santa Fe (UTN), Cuyo y finalmente Buenos Aires. A su vez se encuentra en gestión el trámite para el reconocimiento de la Red por parte del Consejo Universitario Nacional (CIN).
Varios fueron los motivos que nos congregaron para participar en estos Talleres y que a su vez coinciden con el propósito para fundar tanto la Red, como el PIUBAT, en el ámbito de la Universidad de Buenos Aires. Entre ellos, se destaca uno de los puntos tratados en la Conferencia Magistral del Congreso brindada por la Dra. Carme Miralles Guasch, de la Universidad Autónoma de Barcelona, y se refiere al cambio de paradigma en nuestra disciplina.

 

ESTADO PREVIO DE LA DISCIPLINA
Los estudios del transporte, y especialmente a la planificación del transporte, es una disciplina que cuenta con aproximadamente medio siglo de vida, descontando estudios previos del siglo XIX, entre los cuales se podrían mencionar los de Ildefonso Cerdá o Camilo Sitte.
Efectivamente, podríamos referirnos como hitos de arranque disciplinar, a los estudios de Colin Buchanan en Inglaterra seguidos de los de Dietrich Braess en Alemania, ambos con publicaciones en la década de 1960.
Además, podrían citarse otros abordajes a las problemáticas del transporte desde el urbanismo, especialmente los referidos a la movilidad urbana de Lewis Mumford, en Estados Unidos, con una crítica a la planificación de las ciudades, seguida por el movimiento moderno cimentada en la Carta de Atenas.
Más allá de estos estudios, lo ocurrido en la segunda parte del Siglo XX, tanto para el transporte de ciudades y áreas metropolitanas como de sus regiones aledañas, corresponde a una realidad que supera a este texto. Si bien cada caso tendrá sus problemas específicos, podría afirmarse en términos globales, que la planificación del transporte y de los usos del suelo durante el siglo pasado, no lograron satisfacer adecuadamente las demandas del crecimiento de las ciudades en términos de necesidades de movilidad urbana.
Los motivos de esta situación son diversos, pero desde la disciplina se detecta uno de ellos: la disociación entre ambos planeamientos, entre el del transporte y el de las ciudades, y a su vez, dentro de la planificación del transporte, ad-intra de cada modo.
A su vez, se intensificó una especialización modal que restringió la visión profesional, alejándola de un análisis espacial integral del objeto de estudio, y mucho más de una humanización del mismo, esto es, en la consideración del pasajero o las demandas del usuario que utiliza el modo.
El resultado fue la entrada en crisis, en principio del abordaje de la problemática de estudio; y luego, en cuanto a los productos del sistema, sus impactos ambientales, los cuales aceleraron la caída del paradigma del transporte, impulsado por las cuestiones energéticas y ambientales, emergiendo un nuevo paradigma que ya se corresponde con el siglo XXI: el paradigma de la sostenibilidad. A la vez el objeto de análisis ahora es mucho más amplio que el transporte y la movilidad e integra la dimensión espacial y humana del movimiento.

 

LA TRANSICIÓN PARADIGMÁTICA
Estamos ahora en un momento de transición, y por tanto de confusión. En esta coyuntura, la academia tiene mucho para decir, debatir y orientar humildemente a la sociedad, y especialmente a los tomadores de decisión.
No hay verdades absolutas. En este sentido, nuestra disciplina es sumamente empírica: lo que ayer era parte del paradigma anterior, hoy ya no tiene valor, porque se demostró que sus impactos traen como resultado la falta de sostenibilidad de tal o cual proyecto.
Estos impactos podrían categorizarse de mayor o menor rango, según impactan sobre la vida humana, animal o el ambiente en general. También podrían considerarse aquellos que impactan sobre el patrimonio cultural, urbano o arquitectónico de una ciudad.
La Unión Europea avanzó desde los últimos años del siglo XX en esta línea. Los libros Blanco (\»La política de transportes de cara al 2010: la hora de la verdad\») y Verde (\»Hacia una nueva cultura de la movilidad urbana\») son documentos orientativos que pueden ser considerados como referentes, pero en nuestro continente está prácticamente todo el camino por recorrer.
En principio, la formación de nuevos profesionales universitarios, un sólido acervo conceptual disciplinar y una “cultura de la movilidad” que apunte a la concientización ciudadana de la sostenibilidad, son elementos claves para superar exitosamente el cambio de paradigma.

 

APORTES AL CAMBIO
En cuanto a la formación de profesionales universitarios, Argentina avanzó en los últimos años. Se están creando nuevas carreras de grado y postgrado. En este último nivel, en la Universidad de Buenos Aires se comenzó a dictar la Maestría de Planificación y Gestión del Transporte, de carácter profesional, y se aprobó otra sobre Planificación y Movilidad Urbana, de carácter académico con doble titulación a través de la Universidad Técnica de Berlín (Alemania).
Un sólido acervo conceptual disciplinar sea quizás uno de los desafíos más complejos de alcanzar. La complejidad comienza por entender que el transporte es multidisciplinar y la interdisciplina es la que permite abordar mejor el fenómeno de la movilidad.
Una cuestión que aparece con frecuencia en encuentros y congresos, es el significado de los términos que se suelen utilizar en el sector transporte. El sentido de algunas palabras de las disciplinas proyectuales, no es el mismo en disciplinas sociales y viceversa. Además, otras cuestiones de la lengua que convendría consensuar para unificar códigos técnicos comunes.
Otros aspectos conceptuales, se refieren a la contribución empírica que impacta dinámicamente en aspectos teóricos del transporte. Estos a su vez, provienen de diversas disciplinas y deberán ser presentados en ámbitos multidisciplinares como aporte. Los mismos tendrían que ser acumulados en el acervo y contrastados con el paradigma, a fin de seguir validándolo o no; y en definitiva ante un número de casos validados, incorporarlos al corpus conceptual disciplinar.
Y finalmente: la aplicación de ese corpus conceptual a la práctica de la planificación del transporte y su testeo a partir de proyectos, que una vez materializados, corresponde monitorear. Los resultados del monitoreo, favorable o no a la sostenibilidad, deberían volver a “alimentar” el bagaje de conceptos que sostienen la disciplina, y que aplicados acertadamente, generan beneficios para la movilidad en los diversos territorios, y así, a la mejora de la calidad de vida.      
Evidentemente, buena parte de lo descripto como procesos conceptuales corresponde al trabajo del ámbito académico, y especialmente en lo que se refiere a la puesta en común de estudios, investigaciones y experiencias de casos.
Para que ese trabajo de la academia pueda exponerse y validarse, es que el tipo de eventos como el que nos convocó a fines de mayo del presente año, adquiere un sentido relevante. Y mucho más cuando la organización, tiene canales de vinculación en red, como los de la Red Universitaria de Transporte, que significan un intercambio científico no meramente puntual de un Taller o Congreso, sino la posibilidad de estar conectado con colegas de todo el país en forma permanente gracias a las tecnologías de información disponibles. En definitiva la suma hace un todo, que construye y aspira a consolidar la disciplina del transporte en Argentina para las próximas décadas.