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Editorial: Desafíos de la movilidad

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EDITORIAL

*Por la directora de Revista Via, Analía Wlazlo.

La aplicación de la Inteligencia Artificial es preponderante. Ha volcado en la estructura urbana soluciones impensadas. El transporte sostenible se refiere a las formas en términos de sus impactos sociales y ambientales. Los componentes para evaluar la sostenibilidad incluyen los vehículos particulares utilizados para el transporte por carretera, agua o aire; la fuente de energía; y la infraestructura utilizada. Un autobús emite 28,4 GR de CO² por viajero y kilómetro recorrido, frente a los 157,5 GR que emite cada coche particular. Así, las estimaciones realizadas por detallar que el tren o el metro emiten 14 GR de CO² por kilómetro y pasajero.

Las ciudades que cambian a opciones de transporte de bajas emisiones (principalmente caminar, andar en bicicleta, transporte público y vehículos de cero emisiones) obtienen recompensas económicas y brindan beneficios significativos en la calidad de vida de los ciudadanos, como las flotas de autobuses eléctricos que pueden ser más baratas, además de ofrecer reducciones de emisiones y ruido; y beneficios para la salud y la calidad del aire. La transición a una flota de autobuses totalmente eléctrica requiere un replanteamiento de su sistema, así es como acciones impactantes que las ciudades pueden tomar.

Los países que están a la vanguardia de este cambio profundo en la incorporación de buses híbridos eléctricos son México, Brasil y Colombia. Lamentablemente, Argentina está muy lejos de obtener inversiones del exterior y las empresas nacionales deberían contar con el crédito para la fabricación de estas unidades y mantener las ciudades con un bajo consumo de energía fósil.

El cambio de paradigma y la utilización de gas crea fuentes de trabajo y causa menor polución. Así, dentro de los objetivos de la renovación de edificios se plantean si serán revestidos con piel de vidrio para irradiar calor en la ciudad y aumentar notablemente la temperatura en la época estival.

Por ejemplo, el edificio Fenchurch, en plena ciudad de Londres, con su formato de 160 metros de altura y 36 pisos, se lo denomina Walkie-Talkie. El mismo estableció la polémica por las formas del edificio, que separa las opiniones en muy positivas o muy negativas, dependiendo del gusto de a quién se pregunte.

Para aprovechar bien el terreno disponible, se realizó un proyecto de plataformas que se van agrandando según se sube en altura. Una solución ingeniosa que, además, proporciona mayor superficie a los pisos superiores, que suelen ser más caros.

Debido a su diseño cóncavo y revestimiento de cristal, hace que las ventanas actúen como una lente, reflejando la luz del sol como si fuera una enorme lupa, incrementando la temperatura enormemente en las cercanías. De hecho, sus reflejos se apodan los rayos de la muerte, en referencia a la Estrella de la muerte de Star Wars.

En 2013, la pared orientada al sur del edificio reflejó la luz del sol en las calles de abajo, derritiendo la carrocería de un automóvil Jaguar en solo dos horas. Para evitar los rayos del sol, se tuvo que colocar una película no reflectante en las ventanas de la torre como prevención, se agregó un perfil aerodinámico protector a la fachada del edificio y se instalaron turbinas eólicas para reducir el flujo de aire en el túnel de viento. Pero el Walkie Talkie no es el único error arquitectónico que se ha cometido. Para compensar este impacto en el último piso, se creó un extraordinario jardín, un Sky Garden de acceso gratuito. Esta terminación en los edificios es de práctica frecuente también en Buenos Aires.

Como ejemplo, sugiero que en días calurosos se paren a contemplar los edificios de Córdoba y Montevideo. Los dos construidos hace pocos años han aumentado notablemente la temperatura en la zona. Debemos cuidar las emisiones, pero también no crear fuentes de calor innecesaria.

La construcción contribuye con un 10 % al calentamiento global, se trabaja en el reemplazo de materiales para una baja en este porcentaje. Las consecuencias se observan tanto en la ocupación de superficies verdes, como en la hidráulica, revestimientos, acero, hormigón, etc.

Lograr ciudades conectadas, impulsar la proximidad a los lugares de trabajo, el uso de la bici sendas, aumentar el transporte subterráneo son algunas de las medidas que se deben tomar.

Por ejemplo, el Plan Nacional de Transporte Sostenible, que busca la actualización de la matriz energética del transporte de carga y de pasajeros, al proponer que “para el 2030 el 10% de la flota esté compuesta por vehículos eléctricos y movidos a gas natural”. “Si pensamos en micros, sería la incorporación de un equivalente a 15.000 unidades”, indicó Ingrid Schumann analista de la industria.

Estas medidas son importantes para reducir el cambio climático y mejorar la calidad de vida de los habitantes. Se espera que estas acciones contribuyan a lograr un futuro más sostenible para nuestras ciudades.

Esperamos que se avance en este sentido y mejorar el futuro. Nos vemos en la próxima Vial.