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EL TRANSANTIAGO APUNTA A CONVERTIRSE EN EL MEJOR SISTEMA DE TRANSPORTES DE LATINOAMÉRICA

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EDITORIAL

Transantiago está cambiando. El sistema de transporte público de la capital chilena no es ni remotamente el mismo de hace cuatro años. Hemos dejado atrás la traumática experiencia de la partida, para avanzar en el mejoramiento y la consolidación de un servicio de calidad, acorde a la demanda de los millones de viajeros que lo utilizan diariamente.

La red de transportes de Santiago, compuesta por una flota operativa de 6.000 buses aproximadamente y la cobertura de más de 100 kilómetros que proporciona el ferrocarril metropolitano, permite realizar más de 4 millones de viajes diarios en día laboral y nos estimula a aumentar la participación del transporte público en un contexto mundial donde el uso del automóvil crece con las consecuencias de congestión y contaminación que ya conocen las principales ciudades de América Latina.
Ofrecer un sistema de transporte público atractivo a los habitantes de Santiago no es tarea fácil. No sólo por la historia reciente de implementación, sino porque se debe responder a las múltiples especificidades de una ciudad de más de seis millones de habitantes, caracterizada por la acumulación de los centros financieros, laborales y de estudios en puntos específicos de la ciudad y amplias zonas habitadas que funcionan básicamente como “comunas dormitorios”; lo que obliga diariamente a miles de personas a desplazarse varios kilómetros para llegar a sus destinos.
Con esas condicionantes es que Transantiago ha establecido sus prioridades para los próximos dos años: mejorar la experiencia de viaje de nuestro sistema disponiendo de un servicio que responda a las necesidades de movilidad de nuestros pasajeros, incorporando no sólo elementos relevantes de la operación, sino que también aspectos de Atención al Cliente y Responsabilidad Social.
En síntesis, como ha dicho el Ministro de Transportes y Telecomunicaciones de Chile, Pedro Pablo Errázuriz, “aspiramos a convertirnos en el mejor sistema de transporte público masivo de Latinoamérica”.

EL CAMINO AVANZADO
Una tarea fundamental en el logro de este objetivo ha sido mejorar los índices de operación del sistema. Mientras que en 2007, la red de buses contaba con 6.502 kilómetros de servicio, en febrero de 2011, la hemos aumentado a 11.395 kilómetros, lo que nos ha permitido mejorar notablemente la cobertura, sobre todo en zonas periféricas de la ciudad. Con esto, hemos permitido que sectores vulnerables cuenten con un sistema de transporte económico y una conexión efectiva con la red de Metro y el resto de la ciudad.
Aparejado a esto, los concesionarios privados de los servicios de Transantiago experimentan mejoras sostenidas en sus indicadores de frecuencia y regularidad, los aspectos de mayor relevancia e impacto para nuestros viajeros. Por ejemplo, en marzo de 2010, el promedio para el sistema en el Indicador de Cumplimiento de Frecuencia, ICF, fue de 90,2%, elevándose a 95,6% en marzo de este año. Por su parte, el Índice de Cumplimiento de Regularidad, ICR, para el mismo período subió de 79% a 83,8%.
Estamos conscientes que aún hay una mejora que lograr, sin embargo, la permanente alza de estos indicadores nos permiten deducir que estamos en ese camino.
Un efecto práctico en la recuperación del ICF e ICR se aprecia en la disminución de los tiempos de espera por etapa de viaje. Mientras que en 2007, la espera promedio era de 6,08 minutos, en octubre de 2010, redujimos la brecha en casi un 50% llegando a una espera promedio de 3,65 minutos por etapa de viaje. De la misma forma la cantidad de personas que esperan en un paradero por más de 20 minutos disminuyó de 4,4% promedio diario en junio de 2007 a 0,3% promedio diario en octubre de 2010.
Todos estos datos, por cierto, han sido obtenidos a través de estudios de medición de indicadores ejecutados por DICTUC, un organismo independiente perteneciente a la prestigiosa Pontificia Universidad Católica de Chile.
Sin embargo, mejorar los indicadores “duros” del sistema de transportes no resuelve completamente la movilidad de las personas. En  nuestros acercamientos a la comunidad, los que han sido potenciados fuertemente durante el gobierno del Presidente Sebastián Piñera, hemos entendido la real importancia que el usuario asigna a las diversas fases de un viaje, como por ejemplo, la comodidad y seguridad en que se espera a los buses, como también, aunque en menor medida, al tiempo y las condiciones en que transcurre el viaje mismo. En ese sentido es que estamos iluminando paraderos con energía solar y hemos lanzado –con distinciones- un sistema predictor del tiempo de llegada de buses para que nuestros usuarios puedan consultarlo vía SMS o web, y así disminuir la incertidumbre de la espera.
La red de corredores de transporte público de Santiago alcanza a los 87,2 kilómetros de extensión, mientras que las pistas sólo bus llegan a los 101 kms. y las vías exclusivas cubren 31 kms. Estas últimas son calles que en horarios de punta mañana y punta tarde sólo pueden ser usadas por el transporte público.
Sabemos que tenemos una tarea pendiente en esta materia y por eso en el marco del Plan de Infraestructura 2011 – 2015 el Comité de Ministros de Transantiago dispuso la liberación de recursos para concluir tramos de corredores de transporte público que permitan mejorar la velocidad comercial de nuestros buses. Esta inversión permitirá terminar las obras de corredores en ejes relevantes para la conexión de Santiago, como Vicuña Mackenna (norte – sur), Santa Rosa (norte – sur) y el Anillo Intermedio (circunvalación interior de la ciudad).
De la misma forma, cubriremos en el mismo período de cuatro años, un total de 700 puntos de la ciudad con cámaras para controlar el respeto a las vías exclusivas y pistas sólo bus. Este plan, con un costo superior a los $13 mil millones de pesos chilenos (unos 2.700 millones de dólares) permitirá contar con 3 puntos de control por kilómetro y sentido en la red prioritaria para buses; mejorando el control sobre el respeto de las vías.
Esperamos en ese sentido, que a fines de este año, estarán en funcionamiento las primeras 78 cámaras en 26 puntos de Santiago, en arterias céntricas de alto impacto para el sistema como Alameda, Mac Iver, San Martín, San Antonio y Av. Providencia.
Somos un sistema de transporte público que integra a la totalidad de los buses urbanos de la ciudad y a más de 100 kilómetros de Metro, todo con un único medio de pago electrónico y que ha hecho grandes aportes a la descontaminación de la ciudad. Estos logros nos hacen estar orgullosos y motivados para seguir adelante en nuestra tarea de transformar a Transantiago en un atributo positivo de nuestra capital y en un ejemplo a nivel mundial.

INVERSIÓN Y MÁS INVERSIÓN
Otro eje importante y que mencioné anteriormente tiene relación con la experiencia de viaje. Es decir, trabajar en cómo mejoramos las condiciones de desplazamiento de las personas, ya no sólo concentrados en un buen desempeño de la operación, sino también en controlar y mejorar todos aquellos elementos que se requieren para que los viajeros tomen una decisión de transporte informada, oportuna y por cierto, conveniente.
El año 2010 dimos los primeros pasos en esa materia, al invertir unos 900 millones de pesos chilenos (cerca de 2 millones de dólares) en reponer y actualizar la red de diez mil señales de paradas con que cuenta Transantiago. La deuda tenía que ver básicamente con actualizar la información del sistema, altamente impactada por los continuos ajustes efectuados entre 2007 y 2009 y reponer una parte de la infraestructura altamente afectada por el vandalismo y la destrucción.
Para ello, fue necesario en primera instancia, revisar el Sistema de Información al Usuario de Transantiago, rehaciéndolo desde sus bases: llevar a las personas y sus necesidades de información al centro del asunto y a partir de ello construir información simple y facilitadora de decisiones de viaje. En el fondo, contar con un plan de información hecho a la medida de los habitantes de Santiago.
Con ese objetivo cumplido y ahora en régimen normal de actualización, nos hemos abocado al mobiliario del transporte, también fuertemente afectado por el vandalismo. Al entrar en operación Transantiago, la ciudad contaba sólo con 3.013 marquesinas o refugios para permitir a los viajeros un lugar donde resguardarse de las condiciones climáticas a la espera de los buses. En 2011, hemos superado los ocho mil refugios distribuidos por todo Santiago a los que esperamos sumar otros 332 en lo que queda de año.
Sin embargo, estos puntos han sido afectados por el vandalismo, que desde los rayados o graffitis hasta la destrucción de sus partes han deteriorado no sólo la infraestructura sino además afectado la oportunidad de información dispuesta para las personas.
Contra ese flagelo, es que sólo hace unos días, hemos iniciado una campaña denominada “Por Mí, Por mi Ciudad”, destinada a generar conciencia entre los santiaguinos sobre la relevancia del cuidado y protección de la infraestructura del sistema, desde las señales de paradas, pasando por las marquesinas y los buses.
En forma paralela, destinamos unos 2.500 millones de pesos chilenos, unos 5 millones de dólares, para instalar nuevos refugios, recuperar los dañados y dotar de iluminación a muchos de ellos, sobre todo en las zonas más alejadas del centro de la ciudad.
En esta última iniciativa hemos querido mejorar el aporte ambiental de Transantiago y por este motivo, antes de fin de año, iluminaremos 500 marquesinas mediante el uso de energía solar; lo que permitirá reducir considerablemente el consumo de energía, favoreciendo además la economía de los municipios de menores ingresos.
Estamos convencidos que transformar a Transantiago en un referente latinoamericano en materia de transporte público debe ir de la mano de una fuerte conciencia ambiental. De esa forma, es que hoy un total de 2.003 buses operativos de la flota cuentan con filtros para el Material Particulado PM10, uno de los principales componentes de la contaminación que afecta a la cuenca de Santiago; lo que convierte a nuestro sistema en líder en la materia a nivel del subcontinente.
Estos filtros, además de la renovación permanente de buses que nos permite contar con más del 90% de la flota cumpliendo norma Euro III, ha significado hacia fines del año pasado  la reducción de un 57% en Material Particulado y un 41% en Óxidos de Nitrógeno respecto a la actualización del inventario de emisiones 2005 de la Región Metropolitana, dando cumplimiento a las metas planteadas por el Plan de Prevención y Descontaminación Atmosférica.
Estos mismos avances significaron que The Economist relevará a Transantiago como el mejor sistema de transporte latinoamericano en materia ambiental.

DE CARA A NUESTROS CLIENTES
En el nuevo Transantiago que estamos construyendo, el centro es el usuario. Nuestra decisión es que cualquier modificación o cambio en el sistema debe tener un alto componente social y por tanto, apuntar a una mejora sustancial en la calidad de servicio.
Con ese norte, en 2010 iniciamos una serie de Diálogos Participativos que llevó a las principales autoridades del Ministerio a reunirse en las propias comunas con líderes vecinales, estudiantes, dueñas de casa y adultos mayores para escuchar sus problemas, sugerencias y aportes para cambiar el sistema de transportes.
Este fuerte vínculo con la comunidad ha significado llevar a la práctica soluciones largamente esperadas en sectores que no tienen otra opción para su movilidad más que el transporte público: extensión de servicios a zonas periféricas, disminución de trasbordos innecesarios o aumento de flotas en puntos específicos de la ciudad.
El primero de julio entrará en vigencia el Plan de Operaciones de Transantiago para el segundo semestre, el que al igual que en enero pasado, tendrá un fuerte componente social, que por lo demás, debe ser el objetivo de todo sistema de transporte público.
Una campaña para recolectar sugerencias y opiniones que efectuamos entre diciembre de 2010 y enero de 2011 nos permitió reunir más de doce mil recomendaciones para mejorar nuestro sistema. Muchas de ellas relacionadas a cómo mejorar la malla de recorridos, la habitabilidad de los buses o las condiciones de seguridad de los paraderos; todas ellas materias en las que ya estamos trabajando.
En síntesis nos interesa que Transantiago sea un atributo positivo de la ciudad. Que el transporte público no sea sólo el medio para desplazarse entre los hogares y las fuentes laborales o de estudios. Queremos que Transantiago sea el motor de la movilidad en la capital de Chile. Sin duda una tarea ambiciosa, pero por esta misma razón, altamente motivante.
Con motivo del Día del Patrimonio Nacional, celebrado el pasado 29 de mayo, Transantiago puso en marcha el primer circuito cultural del país, operado por el transporte público. Una iniciativa que en su ruta exclusiva en domingo, conecta a más de un centenar de parques, museos, monumentos y centros culturales y que mediante un mecanismo muy sencillo permite a las personas subir y bajar de los buses del servicio, sin tener que volver a pagar.
En apenas dos domingo casi 5 mil personas han disfrutado del recorrido. Hemos abierto un espacio de entretención y encuentro familiar que seguiremos desarrollando. Ese es el espíritu con que queremos generar un nuevo Transantiago.

*Raimundo Cruzat Correa es el Coordinador General de Transantiago.

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