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“ES IMPOSIBLE LA CONVIVENCIA EN UNA SOCIEDAD SIN REGLAS”

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EDITORIAL

* Por el Ing. Miguel Ledesma

La actuación de la Policía Caminera en la provincia de Córdoba está produciendo un incipiente cambio de conducta de los conductores desde la implementación de Tolerancia cero a las infracciones de tránsito.

En un curso de posgrado dictado en Madrid (España), un profesor dijo: “Un Estado que no logra hacer cumplir sus normas de tránsito, es muy difícil que pueda hacer cumplir otras normas”.
Esta opinión es coincidente con la “Teoría de las ventanas rotas” que surgió del experimento que en 1969 se realizó en la Universidad de Standford (Estados Unidos). Se dejaron dos autos idénticos de la misma marca, modelo y color abandonados en la calle, uno en el Bronx, por entonces una zona pobre y conflictiva de Nueva York; y el otro en Palo Alto, una zona rica y tranquila de California. Un equipo de especialistas en psicología social estudiaron las conductas de la gente en estos dos barrios con poblaciones muy diferentes.
El auto abandonado en el Bronx comenzó a ser vandalizado en pocas horas. Perdió los neumáticos, motor, los espejos, la radio, etc. Todo lo aprovechable se lo llevaron, y lo demás lo destruyeron. En cambio el auto abandonado en Palo Alto se mantuvo intacto.
Sin embargo, el experimento en cuestión no finalizó ahí. Cuando el auto abandonado en el Bronx ya estaba deshecho y el de Palo Alto llevaba una semana impecable, los investigadores rompieron un vidrio del automóvil de Palo Alto.
El resultado fue que se desató el mismo proceso que en el Bronx, y el robo, la violencia y el vandalismo redujeron el vehículo al mismo estado que el del barrio pobre.
¿Por qué el vidrio roto en el auto abandonado en un vecindario supuestamente seguro es capaz de disparar todo un proceso delictivo?
Evidentemente es algo que tiene que ver con la psicología humana y con las relaciones sociales. Un vidrio roto en un auto abandonado transmite una idea de deterioro, de desinterés, de despreocupación que va rompiendo códigos de convivencia, como de ausencia de ley, de normas, de reglas, como que “vale todo”.
Si se rompe un vidrio de una ventana de un edificio y nadie lo repara, pronto estarán rotos todos los demás. Si una comunidad exhibe signos de deterioro y esto parece no importarle a nadie, entonces allí se generará el delito.

 

TOLERANCIA CERO
Con el mismo argumento, si se comenten infracciones de tránsito y el Estado permanece ausente sin promover su sanción, inmediatamente el ciudadano relaja sus frenos inhibitorios porque tiene la posibilidad de optar entre respetar o no normas de mayor entidad, conforme su propia necesidad que -seguramente- y en la mayoría de los casos, no es la necesidad de la sociedad.
Es imposible la convivencia en una sociedad sin reglas. Cuando un conductor se detiene frente a un semáforo en rojo y otros pasan sin respetarlo, y el Estado no está presente para sancionar a los que violan la norma, progresivamente aumentan los conductores que no respetan la luz roja del semáforo.
En 1994, el alcalde de Nueva York, basado en la teoría de las ventanas rotas, impulsó una política de “tolerancia cero”. Ello no implicaba una solución autoritaria y represiva. Su concepto principal es la prevención y promoción de condiciones sociales de seguridad.
No se trata de linchar al delincuente, ni de la prepotencia de la Policía. De hecho, respecto de los abusos de autoridad debe también aplicarse la tolerancia cero. No es tolerancia cero frente a la persona que comete el delito, sino tolerancia cero frente al delito mismo.

 

LA SITUACIÓN EN CÓRDOBA
En cuanto a las faltas de tránsito, en la provincia de Córdoba se aplica “tolerancia cero”, es decir, no se admite la violación de ninguna norma de tránsito, sea leve, grave o muy grave. Lo que se pretende es cambiar la conducta de los conductores, transmitiendo la idea de que se sancionarán todas las faltas, y con ello se reducirán las situaciones de riesgo y los accidentes de tránsito.
Se entiende que en forma primordial resulta imprescindible la educación vial como primer paso hacia la convivencia y la estructuración del ser socialmente responsable. Pero en esta hora de imperiosa necesidad, lo importante cede ante lo urgente. Y es urgente procurar el cambio de conducta para evitar la sistemática siniestralidad en el tránsito con los resultados gravosos de muertes y lesiones de personas.
Debe quedar en claro que la provincia de Córdoba tiene jurisdicción sobre el tránsito en las rutas y autopistas que discurren en el territorio provincial, que es donde se desempeña la Policía Caminera. Los municipios tienen jurisdicción en sus respectivas áreas urbanas. Por lo cual, el siguiente análisis sobre la accidentalidad se refiere a las vías bajo jurisdicción provincial.
Durante 2008, los accidentes de tránsito dejaron 360 muertos en las rutas y autopistas del territorio provincial, mientras que en el 2012, la cantidad de muertos fue de 209. Esto significa una reducción de 42%.
Para esta fuerte reducción de muertes ha contribuido la “tolerancia cero” que aplica la Policía Caminera.
En los lugares donde hay estructuras de control de la circulación vehicular, como en la provincia de Córdoba, las normas de tránsito no se respetan por convencimiento; se respetan porque el no hacerlo implica una sanción. El conductor deja de adelantar en un lugar prohibido no por el riesgo que ello implica, sino por temor a la multa.
La actuación de la Policía Caminera está produciendo un incipiente cambio de conducta de los conductores, en cuanto a que las normas de tránsito deben cumplirse, y si bien su ámbito de actuación está en las rutas, ese cambio de conducta empieza a manifestarse también en las áreas urbanas.
Esperemos que ese cambio de conducta se generalice, para lograr la tan ansiada reducción de accidentes, y con ello una constante disminución de heridos y muertos en la provincia.

 

QUIÉN FINANCIA LA SEGURIDAD VIAL
El análisis de la situación nos llevó a basar el Programa de Seguridad Vial en la actuación sobre las conductas de riesgo de los conductores, y a convertir a la Prioridad como la principal Regla de tránsito.
La actuación sobre las conductas de riesgo sólo es posible si se cuenta con una Autoridad de Control profesional, idónea y capacitada (Policía Caminera), la que debe contar con los recursos económicos necesarios para su operatividad. Para ello se resolvió no afectar recursos de Rentas Generales, sino que se decidió que quienes generen el riesgo en la circulación serían quienes debían aportar los recursos económicos para la gestión de la seguridad vial. Es decir, que la seguridad vial debe financiarla el infractor.
En el control de las conductas en el tránsito, la sanción es siempre una medida educativa y preventiva. Es educativa, porque para conseguir un seguro uso de la vía, la sanción de la violación de una norma de tránsito es el último eslabón en el proceso formativo del usuario.
Es preventiva, porque apunta al cambio de conducta del infractor, y de esta manera disminuir el riesgo en la circulación y así prevenir daños, heridos y muertes.

 

 

 * El Ing. Miguel Ledesma, es director de Prevención de Accidentes de Tránsito del Ministerio de Seguridad de la provincia de Córdoba.