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La minería en la Argentina

El presente artículo presenta a la parte 2 del Capítulo N°7 del trabajo realizado por el Centro Argentino de Ingenierios (CAI) y la Academia Nacional de Ingeniería. En cada edición se hará entrega de un nuevo capítulo hasta completar el informe.
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EDITORIAL

*El presente artículo presenta a la parte 2 del Capítulo N°7 del trabajo realizado por el Centro Argentino de Ingenierios (CAI) y la Academia Nacional de Ingeniería. En cada edición se hará entrega de un nuevo capítulo hasta completar el informe.

Estándares de consumo de agua en operaciones mineras

La minería en verdad no consume agua, ya que los productos mineros no tienen agua en su composición, pero usa agua en el proceso extractivo e industrial que es reutilizada o devuelta al medio ambiente.

En minería, el uso real, aunque variable, es casi siempre inferior al permiso concedido. El agua nueva incorporada al sistema es para reemplazar las pérdidas que se producen mayormente por evaporación. El agua que se “pierde” es en realidad entregada al medio ambiente, sin contaminantes, al evaporarse.

De acuerdo con estándares mundiales globales la industria minera usa cerca del 2% del agua empleada por el hombre.

Australia y Perú usan ese 2% promedio, mientras que en Estados Unidos ese valor se ubica en 1%, según el USGS-2015. En muy pocos países se superan esos valores, como en Chile y Canadá, ambos con el 4%, prácticamente el tope de participación en el uso de agua, dada la preponderancia del sector minero en estos países.

La minería usa agua para el procesamiento y transporte de minerales, el riego de caminos y el consumo del personal de la mina. En las operaciones mineras el agua puede llegar a provenir del subsuelo, arroyos, ríos, lagos y océanos.

El agua cumple un rol fundamental en el proceso hidrometalúrgico como es la extracción, separación y recuperación de metales, usando soluciones líquidas, acuosas u orgánicas a través de tres métodos: lixiviación, flotación y separación gravitacional.

En el caso particular de la lixiviación, el agua con el agregado de reactivos solubles disuelve los metales de interés en forma selectiva, extrayéndolos de las rocas. En la flotación, en cambio, la separación de minerales se realiza con reactivos que permiten generar un producto que es colectado, concentrado y luego filtrado donde el agua es el medio de solución y transporte. No obstante, la importancia del agua en estos procesos a la minería le corresponde sólo el 1% del agua usada por el hombre, de acuerdo con datos del Banco Mundial en la Argentina.

A nivel local, San Juan, la principal provincia en materia de la minería metalífera de Argentina, a través de su Departamento de Hidráulica proporciona información detallada acerca de las concesiones otorgadas que permiten comparar los requerimientos de agua de la minería con los usos agrícolas:

Río San Juan, uso de agua:

•      Concesiones agrícolas en Calingasta: 5,343%

•      Concesiones agrícolas en Ullún: 2,420%

•      Concesiones agrícolas en Zonda: 2,016%

•      Concesiones agrícolas en Tulum: 90,130%

•      Concesiones mineras (Casposo): 0,091%

•      Ríos Jáchal-Guandacol, uso de agua:

•      Concesiones agrícolas en Jáchal:74,5%

•      Concesiones agrícolas en Iglesia:23,5%

•      Concesiones mineras (Gualcamayo): 0,4%

•      Concesiones mineras (Veladero):0,4%

Se observa que las concesiones de agua para las explotaciones mineras son varios grados de magnitud menores que las correspondientes a explotaciones agrícolas.

Si bien al inicio del proyecto se suele utilizar el caudal otorgado, cuando la mina ya está en operación se empieza a recuperar el agua para volver a emplearla en el proceso. Existen estos datos de minas en Argentina:

•      VELADERO: permiso 110 l/s – uso real 57 l/s. Se usa el 50% del caudal otorgado.

•      CERRO VANGUARDIA: permiso 70 l/s – uso real 42 l/s. Se usa el 60% del caudal otorgado.

•      GUALCAMAYO: permiso 116 l/s – real 40-70 l/s. Se usa el menos del 60% del caudal otorgado.

El proyecto Pachón tiene otorgada una concesión de uso minero desde 1970 por un 0,8% del total del aporte de la cuenca del Rio San Juan. Con Pachón en funcionamiento, el uso sería del 1%, siendo en la actualidad menor del 0,1% (0,091%).

Por lo tanto, el uso de agua en las explotaciones mineras no resulta ser competencia para los otros usos del agua en lo que respecta a la cantidad.

Posibilidades técnico-económicas de reúso del agua en operaciones mineras

En las operaciones modernas, donde el concepto del adecuado manejo del agua en las operaciones mineras se tiene en cuenta desde el comienzo de las tareas de planificación y diseño, en general el reúso de aguas es técnica y económicamente factible.

Asimismo, en operaciones en marcha, con una adecuada ingeniería de mejoramiento de procesos, se puede aumentar la tasa de reutilización.

Chile es un claro ejemplo de “más tecnología, menos agua”. Tal es el caso de la mina Los Pelambres, donde el 85% del agua utilizada proviene de recirculación en la misma operación.

En el caso de la mina Cochilco, los promedios anuales del consumo de agua externa en los procesos mineros se han reducido de 0,79 m³ a 0,70 m³ por tonelada para el periodo 2006 a 2010, lo que representa una disminución superior al 11% en apenas 4 años.

En términos porcentuales, para el período 2000-2010, el proceso de concentración ha tenido un aumento en la eficiencia hídrica de un 36% y el proceso de hidrometalurgia de un 57%.

Por lo tanto, con un adecuado uso de la tecnología existen las posibilidades técnicas y económicas de reciclar la mayor parte del agua necesaria para la operación minera, y reducir a un mínimo la extracción de agua del medio ambiente y el vuelco de efluentes al mismo.

Estimaciones de necesidades y disponibilidades de agua para operaciones mineras

En general, en las zonas de explotaciones mineras en la Argentina puede considerarse que las necesidades de agua necesarias para las explotaciones mineras son muy inferiores en relación con las disponibilidades de agua existentes, y que su uso no compromete en cuanto a la cantidad, los usos competitivos aguas abajo de los emprendimientos.

Por lo tanto, en lo que respecta a la cantidad de agua que usa y podría usar la minería metalífera en las zonas de interés minero, no existen conflictos en cuanto a la cantidad disponible del agua, pues el consumo de la minería se ubica por debajo del 2% del agua disponible en el peor de los casos. Esto cobra mayor relevancia si se tiene en cuenta que emprendimientos modernos con una adecuada intervención de la ingeniería en todas las etapas de su desarrollo permiten un fuerte reúso y mantener acotado el uso.

En dichos ambientes, caracterizados por ser zonas áridas o semiáridas, resulta más importante aumentar la eficiencia del riego agrícola que, en general, no ha adoptado las técnicas más modernas.

A efectos comparativos de la cantidad usada de agua por la minería respecto de otros usos, en 2011 la mina de oro y plata más grande de San Juan, Veladero, tuvo un consumo total de agua promedio de 57 lts/seg, que es la misma cantidad de agua que tiene como permiso de uso agrícola una finca de solo 60 ha. en esa provincia.

Posibles conflictos por la calidad de los efluentes

La actividad minera puede afectar la calidad del agua de muchas maneras, incluyendo:

•La descarga de agua de mina al medio ambiente.

•La filtración a través de los desechos de minas a las aguas subterráneas y superficiales.

•Las filtraciones o fallas de los relaves y las instalaciones de almacenamiento de agua.

•Los derrames químicos.

•La liberación de aguas pluviales no controladas.

•El vuelco a aguas superficiales de desagües de uso humano, provenientes de aguas subterráneas como fuente de agua potable para los emprendimientos mineros.

La composición y cantidad del agua de mina varía entre las diferentes ubicaciones mineras debido a las condiciones locales y al tipo de capa y mena. La composición química del agua de mina depende de la geoquímica del cuerpo minero y del área circundante. El agua de mina puede también estar contaminada con pequeñas cantidades de petróleo y grasa del equipo mecánico usado en la minería y por nitratos de las operaciones de voladura.

La depresión de las aguas subterráneas, las aguas superficiales y los efluentes de las operaciones de drenaje de minas y el uso general del agua por parte de las instalaciones mineras pueden tardar décadas en reponerse después de que cesa la operación de la mina, y en algunos casos, los niveles de las aguas subterráneas y las direcciones de flujo pueden alterarse indefinidamente.

Después de que se abandona una mina generalmente se detiene el bombeo, permitiendo que la fosa con labores se llene de agua si la mina está por debajo del nivel freático antes de la excavación.

A través de la aeración y el contacto con minerales sulfurosos el agua acumulada se puede acidificar y convertirse en agua contaminada con metales pesados, así como sólidos disueltos y suspendidos. Incluso en aguas no ácidas, los metales y metaloides tales como el antimonio, arsénico, mercurio, y demás se pueden liberar dependiendo del pH del agua.

Con el tiempo, si no hay un manejo adecuado, esto puede conducir a la liberación descontrolada de agua de mina a las aguas superficiales y subterráneas, así como generar la formación de lagunas de fosas de post minería que imponen riesgos a los pájaros acuáticos y demás recursos biológicos.

La remediación de la contaminación causada por la minería puede ser extremadamente costosa y, en algunos casos, imposibles de lograr si no se ha evitado en sus fuentes y en etapas tempranas. En consecuencia, el diseño de sistemas para prevenir la contaminación de las aguas superficies y subterráneas debe ser un objetivo principal desde las etapas iniciales de planificación de la operación minera.

La operación responsable de proyectos mineros puede minimizar la contaminación del agua mediante el uso de una variedad de enfoques de control de fuentes, entre ellos:

•Limitar la infiltración de aire y agua a los residuos de lixiviación de ácidos/metales y materiales extraídos.

•Recoger y tratar el agua influida por la mina lo más cerca posible de la fuente.

•Controlar cuidadosamente la descarga de aguas pluviales influidas por la operación minera y aguas tratadas de la propia operación al medio ambiente.

•Establecer sistemas de gestión de calidad del agua en cada una de las etapas de los emprendimientos mineros.

•Tener un control por parte de las autoridades, con participación comunitaria, con las mejores prácticas de auditorías profesionales e independientes, tanto a cargo de empresas sin conflicto de interés con las operaciones mineras, como por autoridades elegidas por capacidad y antecedentes, y adecuadamente remuneradas.

En definitiva, con un adecuada intervención de las ramas de la ingeniería y sus ciencias conexas correspondientes en las etapas de planificación, diseño, evaluación del impacto ambiental, construcción, operación y cierre de los emprendimientos mineros, aplicando criterios holísticos y adoptando las mejores prácticas internacionales, para la gestión y control, se puede asegurar que los emprendimientos mineros tengan efluentes que no produzcan daños ambientales o afectación de los usos competitivos agua abajo, como los de cualquier actividad industrial moderna.

Buenas prácticas para la gestión del agua en operaciones mineras

Para asegurar que toda la gestión del agua de un proyecto minero sea ambientalmente aceptable es fundamental que el mismo siga en todas sus etapas las mejores prácticas vigentes emitidas por entidades internacionalmente reconocidas tales como IRMA, la International Standard Organización y la Water Footprint Network. Dichas buenas prácticas son complementarias y, en conjunto, son las directrices que un proyecto minero moderno, ambiental y socialmente responsable debe cumplir, y que las autoridades a cargo de la regulación y control deben exigir.

En el presente punto se sintetizan las buenas prácticas referidas a la gestión del agua en un proyecto minero que como mínimo debe respetar.

Recomendaciones de la Iniciativa para la Aseguramiento Responsable de la Minería (IRMA)

La Iniciativa para la Aseguramiento Responsable de la Minería (IRMA por sus siglas en inglés: Initiative for Responsible Mining Assurance) fue fundada en 2006 por una coalición de organizaciones no gubernamentales (ONG), conformada por empresas que compran minerales y metales para los productos que producen y venden, mano de obra organizada (por ejemplo, sindicatos), comunidades afectadas y empresas mineras.

El Comité de Monitoreo de IRMA tomó la misión de establecer un sistema de aseguramiento de la minería responsable de múltiples partes interesadas y de verificación de forma independiente que mejore el desempeño social y ambiental, y cree valor para los principales sitios mineros.

La Norma para la Minería Responsable (v.1.0 2018) emitida por dicha organización, especifica un conjunto de objetivos y requisitos de desempeño líderes para la práctica ambiental y socialmente responsable.

La norma sirve como base de un sistema voluntario que, mediante la evaluación independiente de terceros y certificación de medidas de desempeño ambiental y social en sitios mineros a escala industrial en todo el mundo, permite validar que un proyecto minero es ambiental y socialmente aceptable.

En lo que respecta a la gestión del agua en un proyecto minero, IRMA requiere que la empresa:

•Identifique a los usuarios de agua, titulares de derechos de agua y otras partes interesadas que puedan verse afectados. Todo, a partir de entonces, debe hacerse en colaboración y consulta con dichas partes interesadas.

•Identifique usos actuales y potenciales a futuros del agua a nivel local y regional que puedan verse afectados.

•Identifique desafíos y oportunidades respecto de uso compartido del agua, y elabore los planes correspondientes.

•Recopile información de base respecto de la variación estacional, y otras fuentes de contaminación o cambios en la cantidad o calidad de agua que no tengan que ver con el proyecto minero.

•Identifique potenciales impactos significativos a la cantidad y/o calidad de agua por parte del proyecto minero.

•Elabores planes de minimización y/o mitigación de impactos.

•Monitoree, en colaboración con las partes interesadas, la gestión del agua durante la vida del proyecto.

•Elabore un plan de alerta temprana a impactos no contemplados con su correspondiente plan de gestión adaptativa.

•Publique y comunique con transparencia su accionar y su gestión del agua.

Sistemas de Gestión de Uso Racional del Agua ISO 46001

El sistema de normas puesto en vigencia por la International Standard Organization (ISO) denominadas normas ISO 46001:2019 «Sistemas de gestión de la eficiencia del agua – Requisitos con orientación para su uso», es el estándar publicado por dicha la organización internacional en 2019, con el objeto de permitir una gestión eficiente del agua, y es de muy reciente vigencia.

Esta norma, al igual que otras (ISO 14001-ISO 45001) se puede certificar y está basada en la estructura de alto nivel con la cual se han diseñado las últimas normas publicadas por ISO. Esto quiere decir que se puede integrar con los sistemas de gestión de otras normas, como por ejemplo la ISO ISO 9001 (Gestión de la Calidad) o 14001(Gestión Ambiental)

La ISO 46001 se basa en prácticas de monitoreo, medición, documentación, informes, diseño y adquisición de equipos, sistemas, procesos y formación para la gestión de la eficiencia del agua, en todas las etapas de un proyecto.

La norma tiene 3 aspectos claves fundamentales que coinciden casi en su totalidad con las 3R (reducir, reciclar y reutilizar). Sin embargo, en este caso se sustituye reciclar por reemplazar.

•Reducir: en este punto se pretende usar procesos y equipos que usen el agua eficientemente y también que permitan monitorear su uso y detectar fugas.

•Reemplazar: hay casos en los que no es necesario utilizar agua dulce superficial o subterránea, y se puede reemplazar por agua de mar o agua salobre.

•Reutilizar: simplemente consiste en volver a utilizar el agua siempre que sea posible y no desperdiciarla una vez haya sido usada.

Por consiguiente, teniendo como objetivo en todas las etapas de desarrollo de un proyecto minero (planificación, diseño, evaluación del impacto ambiental, construcción, operación y cierre) los conceptos de este sistema de normas con el objetivo de ser certificable bajo ella, se puede afirmar que se trata de un método que asegura que los desarrollos mineros no sean competitivos con otros usos del agua, principalmente en áreas áridas o semiáridas. Esto también permite demostrar certificadamente ante terceros (autoridades, opinión pública, etc.) que este bien escaso es usado eficientemente.

Evaluación de huella hídrica según ISO 14046 Y WFN

La huella hídrica muestra el impacto humano sobre los recursos globales de agua dulce y proporciona una base de conocimiento sobre la cual formular las estrategias a seguir de cara a minimizar los impactos negativos.

La primera publicación del “The Water Footprint Assessment Manual”, emitida por la Water Footprint Network, (WFN) tuvo lugar en el año 2009. En ella se definió a la Huella Hídrica de un producto como el volumen de agua consumida tanto directa como indirectamente para su producción.

Según el enfoque de la WFN, la Huella Hídrica se puede dividir en tres indicadores según su procedencia:

•Huella hídrica verde: relacionada con el agua de lluvia incorporada en el producto o evapotranspirada por las plantas.

•Huella hídrica azul: relacionada con el consumo de agua dulce.

•Huella hídrica gris: relacionada con la calidad del agua y su contaminación debido a los contaminantes vertidos en un determinado proceso.

El análisis de la huella hídrica según WFN puede servir como una herramienta de concientización o como una herramienta de evaluación y gestión regional del agua.

La metodología de cálculo según las directrices de la ISO 14046 sirve para cuantificar en una forma más rigurosa, los efectos sobre la disponibilidad de agua y el impacto ambiental debidos a una determinada actividad.

La evaluación de la Huella de Agua según la ISO 14046 es más útil para estudios exhaustivos de sostenibilidad ambiental de un producto o de una organización.

La decisión de utilizar una u otra metodología en un cálculo de Huella Hídrica de un emprendimiento minero dependerá de muchos factores, como puedan ser de la información de partida disponible, el tipo de usuarios al que el estudio vaya dirigido, o el nivel de detalle que se quiera alcanzar, según la etapa de desarrollo del emprendimiento, siendo que ambas herramientas son compatibles y se pueden complementar mutuamente.

La Huella de Agua tiene dos dimensiones: una dimensión directa que se refiere a los impactos producidos en el propio proceso y una dimensión indirecta que es causada por todas las actividades que ocurren aguas arriba y aguas abajo y que permiten que dicha actividad se lleve a cabo. La mayoría de las actividades en el sector minero se dan fuera de los límites operacionales del proyecto, por lo que la mayor parte de la Huella de Agua se presentará de manera indirecta.

La Huella de Agua o Huella Hídrica, según norma ISO 14046 se basa en la metodología de Análisis de Ciclo de Vida (ACV), también estandarizada por la ISO 14040 y 14044, estableciendo los principios, requisitos y directrices para una correcta evaluación de la Huella Hídrica de productos, procesos y organizaciones, a partir del análisis de su ciclo de vida.

Como diferencia respecto a la metodología WFN, la norma ISO no contabiliza únicamente el volumen de agua consumido, sino que evalúa los posibles impactos medioambientales relacionados con dicho consumo, a través de indicadores relacionados con el agua. Los indicadores que establece la ISO 14046 en el cálculo de huella de agua son escasez de agua, eutrofización de agua dulce y salada, y uso del agua.

La interpretación de los resultados juega un papel clave en el proceso pues es necesario reinterpretar continuamente tanto las decisiones que se han tomado en cuanto al alcance y objetivos como los resultados obtenidos. Una de las etapas más relevantes es la obtención de los datos de base (inventario) que incluye todas las entradas y salidas del sistema: como materiales, agua, energía, residuos y transporte.

En la huella de agua según el enfoque ISO 14046 se evalúan los impactos regionalizados relacionados con el uso consuntivo y con el uso degradativo del agua. Así en un análisis basado en la ISO 14046, se analizan los impactos sobre el medio ambiente, la salud humana, y sobre los recursos naturales relacionados con el agua consumida o degradada por un producto, proceso u organización.

En la huella hídrica según WFN se contabilizan volúmenes de agua consumida o contaminada en un proceso, para la producción de un producto, por un individuo o por una organización. Su metodología está ampliamente establecida y debido a su mayor recorrido está más difundida entre organizaciones y público general, ya que sus resultados son fácilmente interpretables.

La determinación de la huella hídrica de un proyecto minero cuantifica fehacientemente las necesidades de agua del mismo, y las documenta para demostrar ante terceros las mismas.

Sistemas de auditorías técnicas independientes ISO 19010

La norma ISO 19011 “Directrices para la auditoría de los sistemas de gestión” es una norma internacional desarrollada por la Organización Internacional de Normalización (ISO) que establece las directrices para la auditoría de los sistemas de gestión de la calidad. La revisión vigente de la norma es de julio de 2018 (ISO 19011:2018).

Esta norma internacional proporciona orientación sobre la metodología sistemática de auditoría de los sistemas de gestión, incluyendo los principios de una auditoría independiente, la gestión de un programa de auditoría y la realización de auditorías de sistemas de gestión, así como orientación sobre la evaluación de la competencia de los individuos que participan en el proceso de auditoría.

La norma está compuesta de los siguientes capítulos:

•      Objeto

•      Referencias normativas

•      Términos y definiciones

•      Gestión de un programa de auditoría

•      Realización de una auditoría

•      Competencia y evaluación de los auditores

La aplicación de las recomendaciones de la norma ISO 19011 a las auditorias independientes de los distintos sistemas de gestión vigentes en un proyecto minero, en cualquiera de sus etapas, asegurará que las mismas respeten las mejores prácticas en la realización de auditorías, realizadas por auditores independientes y calificados, por lo cual sus conclusiones y recomendaciones sean confiables.

Por lo tanto, es recomendable que todas las auditorias, sean o no participativas, referidas a los aspectos del agua en un proyecto minero, respeten las directrices de esta norma.

Conclusiones y recomendaciones

Como conclusiones principales de lo expresado y documentado en este punto, cabe destacar:

•En las zonas de explotaciones mineras en la Argentina puede considerarse que las necesidades de agua necesarias para las explotaciones mineras son muy inferiores en relación con las disponibilidades de agua existentes, y que su uso no compromete en cuanto a la cantidad, los usos competitivos aguas abajo de los emprendimientos. Por lo tanto, en lo que respecta a la cantidad de agua que usa y podría usar la minería metalífera en las zonas de interés minero, no existen en general conflictos en cuanto a la cantidad disponible del agua, estando el consumo de la minería debajo en general del 2% del agua disponible en el peor de los casos, y más aun teniendo en cuenta que emprendimientos modernos con una adecuada intervención de la ingeniería en todas las etapas de su desarrollo, permiten un fuerte reúso y mantener acotado el uso.

•La operación responsable de proyectos mineros puede, a través de los medios que le ofrecen la tecnología y la ingeniería, minimizar la contaminación del agua mediante el uso de una variedad de enfoques de control de fuentes, entre ellos:

-Limitar la infiltración de aire y agua a los residuos de lixiviación de ácidos/metales y materiales extraídos.

-Recoger y tratar el agua influida por la mina lo más cerca posible de la fuente.

-Controlar cuidadosamente la descarga de aguas pluviales influidas por la operación minera y aguas tratadas de la propia operación al medio ambiente.

-Establecer sistemas de gestión de calidad del agua en cada una de las etapas de los emprendimientos mineros.

Tener un control por parte de las autoridades, con participación comunitaria, con las mejores prácticas de auditorías profesionales e independientes, tanto a cargo de empresas sin conflicto de interés con las operaciones mineras, como por autoridades elegidas por capacidad y antecedentes, y adecuadamente remuneradas.

En definitiva, con un adecuada intervención de las ramas de la ingeniería y sus ciencias conexas correspondientes en las etapas de planificación, diseño, evaluación del impacto ambiental, construcción, operación y cierre de los emprendimientos mineros, aplicando criterios holísticos y adoptando las mejores prácticas internacionales, para la gestión y control , se puede asegurar que los emprendimientos mineros tengan efluentes que no produzcan daños ambientales o afectación de los usos competitivos agua abajo, como los de cualquier actividad industrial moderna.

En cuanto a las recomendaciones respecto a los temas del Agua relativos a la Minería, que la ingeniería puede y debe realizar a dicha actividad, la principal es que las partes interesadas (empresas, autoridades, reguladores, legisladores, organismos de financiación, etc.) adopten en todas las explotaciones mineras las buenas practicas internacionalmente desarrolladas y aceptadas por los organismos más serios tales como la OECD, el UN Global Pact y los Principios de Ecuador exigen.

Las principales son:

•      La Gestión del Agua según la Iniciativa para la Aseguramiento Responsable de la Minería (IRMA por sus siglas en inglés: Initiative for Responsible Mining Assurance)

•      Las normas ISO 46001:2019 «Sistemas de gestión de la eficiencia del agua – Requisitos con orientación para su uso» tendientes a:

-Reducir: en este punto se pretende usar procesos y equipos que usen el agua eficientemente y también que permitan monitorear su uso y detectar fugas.

-Reemplazar: hay casos en los que no es necesario utilizar agua dulce superficial o subterránea, y se puede reemplazar por agua de mar o agua salobre.

-Reutilizar: simplemente consiste en volver a utilizar el agua siempre que sea posible y no desperdiciarla una vez haya sido usada.

•      La evaluación sistemática y comparable de la Huella de Agua o Huella Hídrica, según norma ISO 14046, basada en la metodología de Análisis de Ciclo de Vida (ACV), también estandarizada por la ISO 14040 y 14044,

La realización de Auditorías Técnicas Independientes incluyendo la gestión del agua, según las normas ISO 19010 e ISO 19011 “Directrices para la auditoría de los sistemas de gestión”, con participación comunitaria.