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La seguridad vial y los semáforos

A propósito de la celebración del Día de la Seguridad Vial y dentro del marco de las numerosas actividades que se llevan a cabo para destacar la importancia que tiene esta problemática en la vida de las comunidades, es oportuno resaltar las experiencias de las acciones encaradas dentro del marco de la Ingeniería de Tránsito y los resultados obtenidos a fin de mitigar el impacto que conllevan las estadísticas de los accidentes de tránsito. *Por el Ing. Oscar Fariña.
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EDITORIAL

 

Es por ello que presento este documento con el análisis de distintos temas en materia de la operación de la señalización luminosa en la vía pública; los que si bien reiteradamente se vienen tratando, no por ello dejan de tener permanente actualidad.

ANÁLISIS DE DIVERSAS EXPERIENCIAS

El emplazamiento y el color de las columnas semafóricas
Un importante cartel en los principales accesos de la Metrópolis reza: “Bienvenidos a Buenos Aires, la Ciudad de todos los argentinos”. Esto trasladado al tránsito se ha puesto de manifiesto que precisamente la anterior Municipalidad MCBA fue estableciendo numerosas normas y especificaciones (con el aporte  de otras importantes Ciudades tal el caso de Rosario, Córdoba, etc.), que fueron la base a partir de las cuales se fue homogeneizando, por ejemplo el señalamiento vial urbano. En el caso de los semáforos, se estableció que éstos se ubicaran en forma posterior a la bocacalle según la norma americana, como así también la distribución de los cuerpos semafóricos, la organización de la programación de las fases vehiculares y peatonales, los recientes cambios de tecnología de lámparas incandescentes a la de Led’s, etc. Esto es muy importante, ya que los conductores pueden moverse por todo el país y encontrar señales homogéneas, factor éste esencial para garantizar la seguridad vial. No obstante, hay casos que se han apartado de la norma. Ejemplo de ello, la Ciudad de Posadas que a propósito de un importante emprendimiento encarado con los semáforos se cambió la ubicación de éstos adelantándolos respecto al cruce, creando una confusión en la interpretación de las señales.
Otro aspecto a tener en cuenta, es que las columnas soporte ya sean las rectas o con pescante, forman parte del señalamiento y los colores en bandas amarillas y verdes oscuro tradicionales fueron adoptados para una mejor visualización de los semáforos que resaltan en contraste con el fondo de la vía pública. No obstante, en la Ciudad de Buenos Aires se decidió cambiar el color a otro uniforme gris, precisamente para evitar su diferenciación y de esta forma mitigar el impacto visual, en contra se entiende, de la seguridad vial. Esta alteración de la homogenización habilita de alguna manera a que en otras jurisdicciones se disponga a seguir estos lineamientos y sirva como ejemplo de ello que en una municipalidad del Gran Buenos Aires se han pintado las columnas con el color rojo que identifica a un club de futbol de las inmediaciones.
El color y la forma de los semáforos    

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En cuanto a los semáforos, resulta redundante decir que las lentes vehiculares son de sección circular con los tradicionales colores rojo, amarillo y verde, mientras que los peatonales fueron diseñados con un frente de geometría cuadrada con una figura de un hombre caminando de color blanco y otro detenido de color naranja. Es decir que se diferenció la señal para los conductores de los vehículos respecto a la de los peatones tanto en la forma, figura y en el color.
En las especificaciones técnicas de los Pliegos de Contratación del Estado, se acompañaban planos de detalle de lo expuesto y para que no existieran dudas, los colores estaban fijados en el Diagrama de Mezclas (una representación en un par de ejes cartesianos de la cromaticidad del espacio color). Por su complejidad, este tema excede los alcances de este artículo pero los interesados pueden consultarlo en la bibliografía relacionada a Espacio Color CIE 1931.
Es decir que ba

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jo todo punto de vista,  esta problemática estaba bien definida; no obstante lo cual por razones variadas aparecieron diversas iniciativas que al igual que el color de las columnas,  introdujeron cambios circunstanciales que afectaron la seguridad de los usuarios de la vía pública. El primero de ellos fue a fines de la década de los 70. Un alto funcionario viajó a Europa y observó que los semáforos peatonales tenían los colores verde y rojo. De nada sirvió la argumentación que la diferenciación con los vehiculares se había diseñado para evitar posibles confusiones en la interpretación de las señales. Con el “a mí me gustan más verde y rojo”, hizo cambiar la totalidad de las lentes instaladas en ese entonces en toda la Ciudad de Buenos Aires. Durante muchos años convivieron ambos conjuntos y si bien prácticamente en la actualidad se adoptó el blanco y naranja, aún puede observarse en antiguos cruces del área metropolitana esta original versión cromática.
Podría pensarse acaso, que se podría cambiar también la forma de los semáforos. Aunque pueda parecer imposible, ello ocurrió y también los observadores de la calle pueden encontrar semáforos vehiculares rectangulares y peatonales redondos. Esto se debió en particular a iniciativas de encarar la fabricación de estos elementos a más bajo costo en particular a partir del reemplazo de los cuerpos semafóricos de aluminio por los nuevos construidos en policarbonato (Ver figuras 1, 2 y 3).

 

 

  

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En las figuras 1, 2 y 3 se observan semáforos peatonales montados en los cuerpos de los vehiculares de sección 200 mm, con la figura del hombrecito sobre las lentes respectivas verde y roja. Las fotografías adjuntas me eximen de mayores comentarios y que lamentablemente este señalamiento  irregular se resiste a pesar de su evidente obsolescencia.
También apareció un semáforo vehicular de “plástico” con secciones rectangulares armadas en forma similar a las ópticas de los faros delanteros del automóvil Renault 12. Si bien estos dispositivos fueron prácticamente retirados en la vía pública, aún puede verse en los pescantes de columnas con disposición horizontal del señalamiento tal como se ilustra en las Figuras N° 4 y N° 5.
Dos importantes mejoras en la tecnología del señalamiento han venido a ayudar en la seguridad vial: en primer lugar se destaca el reemplazo de las lámparas incandescentes por el sistema de iluminación a Led’s, con características de brillo y cromaticidad que aseguran una perfecta visibilidad (aún en horas diurnas y soleadas) y una vida útil tan prolongada que prácticamente se ha resuelto el eterno problema de las señales fuera de servicio o apagadas.
Otro aspecto a tener en cuenta son los semáforos, especialmente los peatonales, con cuenta regresiva, que si bien no son de reciente creación ya que el Gobierno de la Ciudad había comenzado su uso hace ya más de 15 años (los primeros fueron instalados para los cruces de la Avda.  9 de Julio, que en a aquellos tiempos era muy ancha),  la difusión generalizada en todas las localidades constituye un progreso en la garantía de desplazamiento de las personas a pie.
Finalmente, muchas de las polémicas sobre la problemática planteada han venido a tener una verdadera solución con la reciente intervención del Instituto de Racionalización de Materiales IRAM y de la publicación de nuevas normas que han modificado o perfeccionado las numerosas ya existentes de acuerdo al siguiente detalle:

  • NORMA IRAM 62.970: Semáforos LED para el control de tránsito peatonal.
  • NORMA IRAM 62.971: Consideraciones para el proyecto de cruces semafóricos.

 

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LA OPERACIÓN DE LOS SEMÁFOROS    
Si bien este tema viene siendo frecuentemente tratado en estas Crónicas, vamos a destacar algunas experiencias que pueden servir para la seguridad vial. La tecnología de control utilizada tiene su importancia para cumplir este objetivo. Ello no implica que deba reemplazarse por ejemplo los controladores que operan desde hace varios años en las principales arterias de las localidades por los más modernos del mercado, sino que lo que hay que exigir es que los mismos funcionen de acuerdo a las necesidades y den garantía en el desplazamiento de los conductores.
Si bien los equipos suelen operar más allá de su vida útil, se los continúa manteniendo por la imposibilidad de su reemplazo por falta de recursos económicos. Para ello debe hacerse una adecuada planificación de forma tal de ir adquiriendo en cada año nueva tecnología y disponer de ella en principio para el control de las principales avenidas. A partir de ello, el material retirado debe clasificarse entre aquel que puede ser reciclado para su reutilización en otros emplazamientos y los elementos a dar de baja como rezago. Estas acciones progresivas de cambio, sumado a adecuadas políticas de mantenimiento preventivo y a demanda de la totalidad de las instalaciones, dan respuesta a los requerimientos de una adecuada prestación de este importante servicio público de responsabilidad directa a nivel de las gestiones municipales.
Es frecuente que en las especificaciones para las compras de los elementos semafóricos haya mucha disparidad de criterios que van por exigencias desmedidas de cumplimiento, que limitan las ofertas especialmente a veces hasta de las provisiones de tecnología nacional, a otras demasiado sencillas que no garantizan la adecuada calidad y que habilitan el ingreso de productos por así decirlos baratos, que no cumplen con las condiciones de mínima calidad.
En principio, además de las especificaciones técnicas habituales, debe establecerse claramente que los productos deben ajustarse a las Normas IRAM en la materia.
En lo referido a los controladores, no existe lamentablemente un criterio unificado, y se ha venido demorando largamente la tramitación de una Norma IRAM que regule la tecnología. Al respecto se pueden señalar algunos aspectos esenciales que hacen a la operación y a la seguridad:

  1. Los equipos deben ser amigables, es decir deben ser sencillos en cuanto a su programación y su mantenimiento. Para ello deben tener las facilidades para ser programados localmente. Es decir, deben disponer de un “display” o alguna alternativa similar, para poder modificar en el lugar las variables como partición, ciclo, estructura, etc.
  2. También debe ser posible el reemplazo de algunas partes o de la totalidad como un conjunto de ser necesario, para dar solución inmediata especialmente en los cruces con mayor demanda.
  3. La sincronización de las ondas verdes de los equipos distribuidos a lo largo de una arteria debe ser garantizada en todo momento ya que fallas en el sistema pueden generar graves accidentes. La progresiva incorporación de las comunicaciones inalámbricas mediante antenas han venido progresivamente a complementar o reemplazar con eficiencia a la tradicional red de cables telefónicos.
  4. La incorporación de GPS ha contribuido también a normalizar la coordinación entre equipos, fijando una base horaria común a los sistemas.
  5. La medición de las variables del tránsito, tal como los volúmenes vehiculares o el nivel de congestión, son imprescindibles para un control inteligente, lo que lamentablemente se ha venido abandonando a pesar de existir alternativas a las tradicionales espiras magnéticas, como la detección con cámaras de TV, o con sistemas de tipo radar, etc.
  6. Finalmente los Centros de Control desde donde se supervisa tanto el funcionamiento de la señalización luminosa, como el comportamiento de la vía pública, deben ser operados eficientemente a fin de dar respuesta a los cambiantes requerimientos del tránsito.

Que todo sea para mejor. Hasta la próxima.