Teoría del Colapso
De acuerdo al Diccionario de la Real Academia Española (RAE), el término colapso proviene del latín collapsusparticipio pasivo del verbo castellano caer, arruinarse, y según se describe, entre sus acepciones significa: paralización que puede atravesar el tráfico y otras actividades.
Por otra parte, entre los desarrollos propuestos en el Manual de Capacidad de Autopistas (Highway Capacity Manual) que son ampliamente utilizados por los especialistas en materia vial, se clasificaron y protocolizaron las diferentes situaciones que pueden determinarse en la circulación vehicular, ya sea en el ámbito de las carreteras como en las calles de las zonas urbanas. De los variados parámetros definidos se destacan la capacidad y el nivel de servicio.
Se estableció un ordenamiento de los niveles de servicio en relación a la capacidad desde la letra A hasta la E; en la primera puede identificarse, por ejemplo, una ruta, y observarse un tránsito fluido con una cierta cantidad de vehículos desplazándose libremente, mientras que los siguientes registran un progresivo incremento de la ocupación de las calzadas hasta alcanzar el E. En el último, la vía se encuentra completamente ocupada y los autos circulan organizadamente. Esta condición límite implica una situación óptima, ya que el espacio máximo del camino es utilizado; un leve aumento del ingreso de automóviles puede saturar la vía y generar una congestión. Ese nivel, denominado F, se intenta evitarlo cada vez que los vehículos son obstaculizados en sus desplazamientos con una menor velocidad de circulación hasta frenar totalmente, comenzar a avanzar por pequeños tramos y detenerse en forma reiterada, situación conocida por los conductores en regiones de mayor demanda vehicular.
Existen numerosas soluciones de Ingeniería de Tránsito para operar ante este tipo de problemas habituales, como sistemas inteligentes de control semafórico, ordenamientos circulatorios alternativos a las rutas congestionadas, cierres inteligentes de los accesos a las vías rápidas, distintos controles de ITS (Sistemas Inteligentes de Transporte), entre otros. A partir de esta columna, se plantean propuestas al respecto, conforme a las experiencias que se recogen tanto en el ámbito local como en el internacional.
No obstante, se pretende analizar qué sucede a partir del momento en que se supera el nivel F, tema poco considerado debido a que no es posible estudiarse con las herramientas habituales de las estadísticas. Por tal motivo, propongo a modo de ensayo, plantear situaciones de colapso según la definición establecida al principio.
En primer lugar, diferenciaré los conceptos de congestión y colapso. Comprendo que cuando se definió el primero, se limitó a un estado de bloqueo de la circulación sin valorar el grado que ello implicaba. Puede presuponerse que el problema es de carácter reversible; con determinadas acciones, es posible regresar al nivel E.
A partir de ello propongo establecer la reversibilidad para la diferenciación entre los conceptos planteados. Es decir que el colapso es una situación posterior a la congestión, en la cual no es posible regresar a la normalidad de manera relativamente breve, pudiendo perdurar la misma mucho tiempo. Esta indeterminación de la duración, el modo en que se propaga el problema a otras zonas, el lento desplazamiento de los vehículos, etc., permiten suponer que es posible distinguir varios niveles de conflicto.
Podría considerarse, en este caso, definir consecutivamente a partir del nivel de congestión F, los de colapso G, H, I, J y K. En este último se generaría una situación extrema en la cual la perturbación se extiende, por ejemplo, a una amplia zona urbana o a una autopista a lo largo de muchos kilómetros. Con esta categorización es factible, mediante la observación de los problemas cotidianos, posicionarse en los niveles descriptos, en función de una progresiva conflictividad.
Escapa a los alcances de esta propuesta en una edición de Revista Vial realizar un análisis más detallado de estos criterios. No obstante, examinaremos las causales de estas circunstancias de parálisis de la circulación vial. Para tal fin proponemos un listado tentativo:
- Cierres de tránsito por ejecución de obras.
- Obstaculización de la circulación por manifestaciones públicas.
- Cierres de tránsito autorizados por Actos en la vía pública.
- Desvíos de transito por eventos deportivos, ya sea dentro de estadios o de desarrollo en la vía pública.
- Congestión en rutas o en zonas urbanas por exceso de demanda de tránsito o mala operación de la infraestructura o de los sistemas de control implementados.
- Desvíos de tránsito por accidentes en la vía pública o problemas derivados de la intervención de las autoridades policiales, bomberos, etc.
- Problemas en la circulación vehicular por causas circunstanciales o eventos totalmente imprevistos, etc.
La mayoría de los factores que dan lugar a la congestión se encuentran dentro del campo de la previsibilidad, por lo cual es factible accionar para mitigar el impacto que los mismos producen en el tránsito. Además, muchos ocurren de manera reiterada; incluso es posible determinar con qué frecuencia lo hacen. En esos casos, las autoridades actúan con anticipación, interviniendo con los medios disponibles y desplegando los agentes de tránsito o la policía caminera, advirtiendo a los conductores de los cierres mediante carteles de mensajes variables que colocan dentro de la infraestructura vial. Otro elemento ampliamente utilizado es la consulta a través de los teléfonos celulares sobre el estado de la circulación en los caminos y zonas urbanas.
Es necesario analizar el motivo por el cual se observan niveles tan altos de conflictividad vial. La respuesta se puede hallar examinando caso por caso y comprendiendo que lamentablemente la falta de planificación de los cierres implica que se hace caso omiso a las buenas prácticas habituales y el absoluto desinterés para facilitar el adecuado flujo en el desplazamiento de los automóviles.
Análisis de situaciones de colapso
Veamos algunos ejemplos, donde se realiza una evaluación del nivel de colapso, al solo efecto de una interpretación subjetiva e ilustrativa:
1)- Dos obras de vías rápidas habilitadas en la región en los últimos años.
1-a)- Remodelación de la Avenida General Paz con cuatro carriles por lado, entre el distribuidor del Acceso Oeste y el de la Autopista Panamericana.
Esta obra contribuyó a optimizar notablemente la circulación con enlace entre los accesos mencionados, pero la demanda incrementó de tal modo que pueden observarse, en ambas direcciones a las horas picos, altos niveles de congestión que incluso se desplazan hacia las calzadas colectoras. El sector que comprende desde Liniers hasta el Riachuelo tiene una capacidad de tres carriles, lo que dificulta la circulación de salida.
Evaluación: Sólo a la hora pico y en dirección hacia el Riachuelo. COLAPSO G.
1-b)- Apertura de una calzada de la Autopista Intendente Cantilo hacia el norte detrás del predio del Aeroparque Jorge Newbery:
Esta apertura fue objeto de numerosas demoras debido a excusas inexplicables del entonces Gobierno Central que impidieron completar la traza de la autopista perimetral, por lo cual el tránsito circuló alternativamente por la Avenida Costanera y Avenida Figueroa Alcorta. Con la nueva obra y la convergencia simultánea actualmente de tres calzadas (las dos anteriores y la nueva) hacia el tramo ya existente de la Autopista Intendente Cantilo, se observan problemas de congestión a la hora pico.
Evaluación: Sólo a la hora pico y en dirección hacia la Autopista General Paz Riachuelo: COLAPSO G.
2)- Dos cierres de tránsito por obras en la vía publica
2-a)- Desvío de tránsito por construcción del Paseo del Bajo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Este emprendimiento es de importancia en cuanto a la intervención en la vía pública y resulta difícil llevarla a cabo sin afectar la circulación del eje norte sur de la Ciudad. Las medidas de mitigación encaradas no fueron muy adecuadas para permitir una circulación fluida ante una demanda insatisfecha. Esto es problemático para el tránsito pesado, y en particular para los camiones que se dirigen al norte que deben desviarse hacia la Avenida Boulevard de los Italianos, cruzando los puentes de la zona de diques.
Evaluación: Durante muchas horas del día, especialmente en dirección Norte: COLAPSO I.
2-b)- Desvío de tránsito por obra de remodelación entre la Avenida Corrientes, Avenida Callao y Avenida 9 de Julio.
Si bien esta obra se encuentra en avanzado estado de desarrollo, la intervención en la calzada de la Avenida Corrientes a partir de la Avenida Callao produjo una importante congestión en ambas arterias que se ha traslado a las inmediaciones, especialmente en horas diurnas. Esta situación demuestra las posibles consecuencias que implicaría cerrar la circulación general como está previsto en el futuro, en horas vespertinas.
Evaluación: Se registraron, en determinadas horas diurnas, tanto para la Avenida Corrientes como para la Avenida Callao: COLAPSO G.
3)- Ramas de salida de autopistas congestionadas
1-a)- Ramas de salida de las Autopistas Teniente General Luis J. Dellepiane y 25 de Mayo en dirección hacia el centro de la Ciudad.
En todas las salidas, donde se observan prolongadas filas y los vehículos deben aguardar a lo largo de uno y hasta dos carriles, al final de las ramas funcionan semáforos que controlan los cruces urbanos. En esta línea, sería conveniente la implementación de sistemas de operación inteligente.
Evaluación: En horas diurnas en dirección hacia el este: COLAPSO G.
3-b)- Ramas de salida de la Autopista Ing. Pascual Palazzo (Acceso Norte) ambas direcciones entre Escobar y empalme Ramal a Tigre.
Aquí en horas pico se aprecian situaciones similares a las descriptas anteriormente. Además de los problemas de funcionamiento inadecuado de los semáforos, se suman las dificultades de circulación frente a una infraestructura de las calles del entorno con capacidad insuficiente para enfrentar a la demanda vehicular actual.
Evaluación: En horas pico de COLAPSO G a COLAPSO I.
4)- Ejemplo de alto nivel de colapso
El nivel de colapso K implicaría un problema de muy alto impacto y perturbación, es decir, puede apreciarse en situaciones excepcionales. He analizado diversos casos detenidamente para encontrar un ejemplo de estas características y me he inclinado por las frecuentes situaciones de congestión que se aprecian en la Ruta Nacional 2 en dirección a Mar del Plata en la estación de peaje Samborombón, sólo en fechas claves, como fines de semanas largos o recambio de turistas en períodos de vacaciones.
En este caso se habilitan prácticamente todas las islas de cobro en una dirección, las que tienen una sola cabina por carril. Existen muy pocas islas con detección de abonados, habiéndose recientemente incorporado el sistema automático que funciona en los accesos a la Ciudad de Buenos Aires. Aun así, todo esto resulta insuficiente cuando se produce la llegada de la masa automotor al lugar. Al no actuarse con rapidez, una vez que se forma una fila prolongada de automóviles detenidos en la ruta, se torna imposible revertir la situación, aunque se libere el pago del peaje de la estación. Es por ello que se verifican las condiciones definidas en el colapso como por ejemplo, la no reversibilidad. A partir de esto la fila se sigue extendiendo, alcanzando, en este caso, distancias de hasta 30 kilómetros, y los vehículos avanzan de a tramos, retrasándose más de dos horas por haber estado estancados.
Caben algunas reflexiones; en primer lugar, esta situación es previsible y las autoridades del camino no pueden desconocerlas, ya que se repiten frecuentemente; es posible cuestionarse los motivos por los cuales no actúan. En segunda instancia, no debe priorizarse el cobro por sobre el del interés general, ya que el peaje se autoriza por la prestación de un servicio, como circular con seguridad por la vía, y en este caso se está atentando contra el derecho de la libre circulación. Por último, resulta contradictorio que con las posibilidades de optimizar el funcionamiento del sistema, ya sea duplicando los puestos por islas y automatizando la operación con las tecnologías inteligentes disponibles, se continúe trabajando en estas pésimas condiciones.
Evaluación: Según se describe en el ejemplo: COLAPSO K.
Conclusiones
Esta propuesta tiene como objetivo desarrollar una metodología para la visualización de una problemática actual, a partir de la cual los habituales conflictos de congestión de tránsito contribuyen a empeorar progresivamente el transporte urbano a pesar de las importantes inversiones que se están llevando a cabo en la infraestructura vial y ferroviaria.
Por esta razón, se propone establecer un marco de discusión técnica para cuantificar en forma estadística los niveles -en este caso mencionamos colapso- y apartarnos de la apreciación subjetiva de los conflictos. Se entiende que es factible encararlo mediante metodologías numéricas a partir de mediciones de la experiencia cotidiana. Si bien la Teoría del Caos dispone de herramientas matemáticas, no es aplicable ya que la mayoría de las situaciones clasificadas como colapso son completamente previsibles.
Que todo sea para mejor. Hasta la próxima.