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Aunque llegue la vacuna…

NOTA DE OPINIÓN Por el Dr. Eduardo Bertotti, Director del ISEV.
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EDITORIAL


NOTA DE OPINIÓN
Por el Dr. Eduardo Bertotti, Director del ISEV.

Aunque llegue la vacuna para el Covid19 ya no retornaremos a la vida cotidiana y “normal” que llevábamos antes de su irrupción. Este virus de afectación masiva no es el primero (EBOLA, H1N1, SARS-CoV, MERS) y mucho menos, el último…
Volvemos a un mundo donde somos más vulnerables que antes y, esa vulnerabilidad, provocará enormes cambios en la vida e historia de la humanidad, ya sea económicos, políticos y sociales. Pero, “zapatero a tus zapatos”, nos debemos ocupar de los cambios en la movilidad social en la vía pública. ¿Cuáles serán las principales características de tales cambios? A nuestro criterio, en materia urbana tendremos dos grandes divisiones: las pequeñas y las grandes urbes diferenciadas básicamente en población y distancias entre orígenes y destinos de los viajes dentro de la ciudad que determinen la necesidad o no de servicios públicos de transporte masivo de pasajeros.
Retornando al tema de la “vulnerabilidad”, a la de salud orgánica (virus que generan la necesidad de aislamiento y distanciamiento social, de higiene y elementos de protección sanitizante) debemos sumar el aumento de usuarios más desprotegidos corporalmente para absorber lesiones; al incremento fomentado de ciclistas y motociclistas habrá que sumar los usuarios de vehículos de micromovilidad “variopintos” actualmente denominados VMP (patinetes y biciclos eléctricos).
Es evidente que deberá reducirse substancialmente la velocidad máxima de circulación en la vía pública en las áreas de mayor concentración de viajes (bancos, comercios, escuelas, tribunales, complejos deportivos, etc.). Para generar “Zonas 30” se requiere mucho más que el mero establecimiento legal de la velocidad máxima. Deberá rediseñarse la infraestructura vial, “bajar” del auto privado a los usuarios y privilegiar la circulación de medios colectivos de transporte público con zonas de circulación exclusiva para ellos, mayor cantidad de unidades y frecuencias con reconfiguraciones de su carrocería en función de garantizar cierto grado de salud orgánica, favoreciendo el distanciamiento entre pasajeros.
El rediseño de la infraestructura urbana, con estrechamientos y sendas peatonales en elevaciones de calzada y eliminación de direccionalidades rectas en la vía, el retorno a manos únicas de dirección para la totalidad de vehículos que circulan por ella, entre otras medidas, deben contribuir a hacer poco posible superar la velocidad máxima establecida.
A menor velocidad, mayor eficiencia en los tiempos de reacción y menor energía cinética a transmitir en el impacto, reduciendo la severidad de eventuales lesiones.
También deberán segregarse los tránsitos de vehículos pesados (con ángulos ciegos) del de los vehículos menores y a estos, de los peatones.
Serán grandes desafíos, sin duda, partiendo desde el establecimiento y seguimiento de políticas públicas en la movilidad que la hagan sustentable desde todo punto de vista (sumando a los objetivos tradicionales el de garantizar cierto grado de salud orgánica que dificulte los contagios) y en la formación y habilitación responsable de los conductores de los vehículos habituales y los nuevos.
Ya hemos también señalado que, en las megaciudades, estamos obligados a generar un sistema integrado de los medios de movilidad de nuestra sociedad con oferta de viajes combinando medios y analizando implementar alternativas de movimientos diferenciados en espacio y tiempo (distribución territorial y horaria de actividades).
La tecnología puede aportar excelentes herramientas e instrumentos de administración y control del sistema (reserva y contratación de plaza en el transporte o en el estacionamiento de vehículos, radares para velocidades y detección de presencias en la vía pública, etc.). El futuro de las aplicaciones y las comunicaciones es enorme.
La llegada de la vacuna contra el Covid19 generará un “respiro” pero es preciso realizar un balance de todo lo sucedido, instruir a la población y generar un nuevo conocimiento que nos permita afrontar nuevas epidemias. Nosotros, desde la movilidad en la vía pública.