A pesar de la pandemia, que impulsó a la gente a desconcentrarse de las ciudades, nos encontramos que la tendencia, solo por crecimiento vegetativo, es que en los centros urbanos se concentrará el 80% de la población para el 2050. No falta mucho. Son apenas 30 años de cambios y de una imperiosa necesidad de cambiar la infraestructura para facilitar el transporte, la movilidad y la comunicación que contribuyen a la educación, el conocimiento y la investigación.
¿Qué sería de nuestros días sin Internet, las redes sociales y la inteligencia artificial? Hoy son elementos abstractos que los gobiernos deberían investigar, desarrollar y planificar para que se integren a las políticas de estado.
El ignorarlas, ya sea en cualquiera de sus expresiones, es conducir a un país al empobrecimiento.
Acciones como el desarrollo territorial de las economías regionales, facilitando las herramientas para la producción y el mantenimiento la infraestructura como implementación de la comunicación a través del despliegue de antenas y fibra óptica, conducen a la expansión y la inclusión de sectores relegados, marginados sin encontrar el horizonte para canalizar el potencial de su producción.
El trabajo debe ser continuo, manteniendo el objetivo de un plan director trazado para una permanencia de un mínimo de 30 años, que si bien pueden rectificarse de acuerdo a los adelantos de la tecnología y la actualización que se produce por los adelantos y cambios por la investigación inexorable de la ciencia.
Se han producido muchos planes, pero aun la cultura del respeto a seguir una planificación aprobada no ha tenido éxito. Hay impulsos espasmódicos de intenciones, pero los avances, sin seguir la planificación, se contraponen con el abandono y la lucha constante de aquellos que quedan marginados y no se les permite acompañar en su conjunto la integración; por esto la conectividad, en cualquiera de sus formas, es fundamental.
La integración del transporte en todas sus modalidades, con la construcción y mantenimiento de las vías ferroviarias, por ejemplo, es clave. Siendo este medio para un país tan extenso, el tren es un medio de transporte imprescindible para el desarrollo y cuyo objetivo no es solo el intercambio nacional, sino que va más allá de las fronteras.
Nuestra economía depende de la integración logística racional constante con la incorporación de los escalables y ahora de los conteiners de mayor medida que van a facilitar el intercambio comercial.
Los profesionales tienen propuestas, y lamentablemente, no encuentran las vías adecuadas para que se integren a las políticas de estado a pesar de que estas propuestas no son en beneficio de unos pocos, sino la integración de todos.
Contemplar un ruta o integración ferroviaria, como AIMAS llamara Ruta 50, no logró el interés de quienes llevan adelante las políticas públicas.
El tomar en cuenta estas propuestas, discutirlas, perfeccionarlas y aplicarlas permitiría una ventaja competitiva en que la actividad privada, instituciones y foros académicos nos ingresan en el pensamiento de tomar la ideas por ver una realidad fuera de la caja. Es renovación, innovación con la posibilidad de motivar a inversiones productivas. Quienes se benefician adhieren a esta nueva visión.
Muchos factores intervienen en el progreso, pero todos los sectores productivos comenzando con los que piensan hasta llegar a los que ejecutan, necesitan el consenso y tomar dimensión de la importancia de ser facilitadores para quienes tienen la llave de hacerlo posible.
No es imposible, los sectores necesitan quienes reciban las propuestas y ser parte de las soluciones.
El sector de la infraestructura necesita desde soluciones simples hasta las más complicadas. Trabajemos para comenzar prestando atención a las propuestas e invertiremos, en principio, tiempo para escuchar.
Gente valiosa en sus aportes quedan en el camino, los jóvenes deberían incorporarse a la actividad y pensar en los nuevos paradigmas para una nueva visión de futuro y con una tarea constante.
Por supuesto, en esta edición contamos con aportes valiosos de nuestros colaboradores.
Llegar a quienes lo hacen posible es nuestro objetivo de comunicación.
Apoyando el desarrollo de la minería, estamos reproduciendo los capítulos del libro “La Minería en la Argentina, contribuciones de la ingeniería para su desarrollo sostenible”, editado por la Academia Nacional de Ingeniería junto al Centro Argentino de Ingenieros. Es una forma de colaborar en aquellos temas que nos preocupan y ocupan, con intención de avanzar en los sectores que aportan a la economía en regiones opuestas a la agrícola. Son las oportunidades de Argentina.
Espero verlos en la próxima edición con nuevas propuestas y realizaciones.
No a una ingeniería de frustración, sino un empleo en canales adecuados.
Hasta muy pronto.