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“El lugar es majestuosamente místico y silencioso”

Revista Vial dialogó con Hernán Catini, profesor de educación física, quien visitó la Isla de Pascua en dos oportunidades (2016 y 2017).
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EDITORIAL

Revista Vial dialogó con Hernán Catini, profesor de educación física, quien visitó la Isla de Pascua en dos oportunidades (2016 y 2017). Apasionado de la cultura de la antigua civilización que ocupó este territorio, es un verdadero conocedor de la historia y la geografía de la isla.

-Para comenzar, ¿Cómo viajaste a la Isla?
Hernán Catini: Hay vuelos desde Santiago de Chile hasta Hanga Roa, que por así decirlo es el pueblo capital de la isla. El viaje de ida dura aproximadamente más de 5 horas, mientras que de regreso es más corto.

-¿Qué te atrajo tanto de este lugar, que luego de visitarlo repetiste el viaje en poco tiempo?
H.C.: El lugar, sin duda, es majestuosamente místico y silencioso, con aguas puras y azules. Lo recorrimos la primera vez en forma turística y rápida, y en el segundo viaje nos dimos el gusto de ir solos a todos lados, sabiendo su historia y tomando nuestro tiempo para disfrutar de todo aquello que más nos gustaba y hacer una visita más cultural-personal, ya que establecimos relaciones con mucha gente de la Isla; lo que nos permitió vivenciar sus costumbres de todos los días y participar desde adentro del curanto, comida típica del lugar, en donde nos dieron un rol protagónico, que desde ya quedamos eternamente agradecidos.

-¿Cómo fue tu experiencia con el trato de los habitantes del lugar?
H.C.: Los residentes son muy amables, nos encantó el trato. Nos hicieron sentir como en casa, nos abrieron sus puertas y nos dejaron participar de sus tradiciones y costumbres, nos invitaron a comer, a navegar en sus aguas, nos llevaron a los shows donde bailaban, me entrevistaron por mi trabajo en la radio local, también nos recibió unos minutos el alcalde, gente de bien en todos lados.

-¿Los residentes nativos son descendientes de los primeros colonizadores polinesios o hay de diferentes orígenes?
H.C.: Ya pasaron muchos años, hay algunos descendientes, pero no en forma directa pura, éstos serían como el pueblo originario, pero con el paso del tiempo y las colonizaciones se cruzaron bastante; aunque es fácil distinguir a quienes tienen sus raíces ahí, no sólo por sus rasgos sino también por sus costumbres y vestimenta.

-¿Cuál es la impresión que se tiene frente a estos monumentos de piedra que son los Moai?¿No surge la pregunta cómo fue posible ese esfuerzo para los antiguos habitantes de la Isla para su construcción y traslado a sus emplazamientos actuales?
H.C.: Cuando uno está frente a eso es algo inexplicable; a mí por lo menos me llenó de emoción respeto, curiosidad; solo hay que estar ahí para poder describirlo y sentirlo. Sin duda, una experiencia única. En cuanto a la construcción, nos contaron que una de las tribus era la que se encargaba de la producción y que se tallaban directamente sobre la montaña. El traslado se hacía a mano y por muchas personas y con la ayuda de las palmeras, las cuales colocaban en la parte posterior y se permitía el desplazamiento. Hoy en día, uno ve en el lugar las distancias de traslado y parece una locura.

-Diversos estudios plantean con criterio científico que para la construcción de estos monumentos fue necesario el uso de los árboles nativos, y su tala indiscriminada condujo entre otras cosas al colapso de la civilización…
H.C.: Es así, se usaron todas las palmeras para los traslados y cuenta la historia que sólo quedó una, y es ahí se dieron cuenta de la realidad y por supuesto era demasiado tarde, los troncos se usaban como rodamientos y con sus hojas producían las cuerdas.

-¿Cómo son actualmente las condiciones de vida de los habitantes del lugar?¿Disponen de los servicios públicos adecuados?
H.C.: Bueno, si bien están todas las condiciones adecuadas para la vida normal y los habitantes gozan de todos los servicios, no hay que olvidar que es una isla en el medio del Pacifico; por lo tanto, hay algunas deficiencias, sobre todo en la salud, pero lo básico está; hay dos escuelas, un destacamento policial, bancos, etc.

-¿Qué es lo más relevante de esta comunidad y su geografía para vos?
H.C.: Simplemente la comunidad me encantó, me enamoré del lugar, su gente y sus costumbres. Mi comida preferida fue el ceviche, la geografía es bien variada, volcanes, playas, cuevas, agua azul, y por sobre todo muy silenciosa, en especial el lugar en donde se producían los sombreros de los moaíes (1); el silencio de ese lugar nunca lo percibí. Es sorprendente, en fin una maravilla de la naturaleza, no dejen de visitarla.

(1) Nota del Autor: Aquí se hace referencia a una piedra de color rojo tallada en forma cilíndrica que se ponía a modo de sombrero en la parte superior de la estatua.