Son datos preocupantes, tanto por su magnitud, como por su evolución. La alteración del medio ambiente por la acción antrópica es una de las causas principales de deterioro del suelo. La construcción y manejo de infraestructura para transporte (vial, ferroviario, ductos, fluvial, etc.) no son la excepción a esta regla. La remoción de la cobertura vegetal natural, la conformación de taludes y terraplenes, excavaciones y rellenos, conducción y concentración de flujos de agua, son algunas de las principales acciones con consecuencias directas en la pérdida de suelo. Más allá de los daños evidentes causados por la erosión sobre estructuras, redes de servicio y construcciones de diversos tipos; el transporte de sedimentos contamina cauces de agua, y su posterior sedimentación, altera también el ambiente y genera mayores costos de mantenimiento.
La cobertura vegetal, es la principal y más eficiente protección natural del suelo contra la erosión. Pero tiene dos limitaciones: su recuperación es un proceso lento (en especial en suelos alterados, en los cuales el mismo proceso erosivo dificulta esta restitución); y la vegetación no siempre es suficiente, donde la alteración ambiental produce situaciones de alto riesgo erosivo (como elevadas velocidades de escorrentía, o pendientes muy pronunciadas). Es por esto, que se desarrollaron tecnologías especiales para el control de erosión, que juegan un importante papel en la prevención y mitigación de daños.
UN CORRECTO DIAGNÓSTICO
Un adecuado diagnóstico de la problemática es clave en todo proyecto destinado a controlar la erosión, transporte y sedimentación de suelos. Analizar el fenómeno y riesgo de erosión es fundamental para determinar la mejor solución a adoptar, sea por los resultados esperables como por la mejor relación costo-beneficio. El diagnóstico debe contemplar el análisis de tres factores que describen el fenómeno erosivo: frecuencia, permanencia e intensidad. La interacción de estas tres variables determina el tipo de solución y grado de protección necesaria, relacionada al nivel de riesgo y consecuencias que puede ocasionar la erosión. Por ejemplo, un terraplén expuesto a inundaciones prolongadas no tiene el mismo tratamiento que un talud a ser protegido solo del escurrimiento pluvial. El análisis se completa con datos propios del ambiente (tipo de suelo, topografía, clima, etc.), uso y del grado de seguridad requerido del área a proteger, e incluso impacto paisajístico del sitio y la intervención a realizar (VER GRÁFICO 1).
GRÁFICO 1: Condiciones de diagnóstico del fenómeno erosivo.
TIPO DE SOLUCIONES, ALTERNATIVAS DISPONIBLES
En la actualidad se disponen de un gran número de alternativas, ensayadas y empleadas con éxito desde hace muchos años, para los diferentes problemas erosivos que suelen presentarse. El desarrollo de geosintéticos específicos brinda un abanico amplio de opciones y complementa prácticas habituales de manejo y protección del suelo. Estos productos se complementan con soluciones basadas en tipos y medios de implantación de la vegetación hasta revestimiento de hormigón. A continuación, una breve descripción de estas alternativas:
Hidrocobertura: Se basa en la aplicación hidráulica de un mulch de fibras y otros componentes especiales. Es un producto especialmente diseñado para el control de erosión y vegetalización. Se proyecta sobre taludes generando un manto constante y homogéneo que protege el suelo. En la misma mezcla se adicionan semillas, fertilizantes y activadores orgánicos, siendo un excelente medio de siembra y reactivador biológico de suelos inorgánicos. Ofrece una protección primaria de superficies inclinadas y maximiza el proceso de vegetalización. Se utiliza también en combinación con geomantas.
Geomantas: Son mantos provistos en rollos que se despliegan sobre la superficie a proteger. Generan una protección física del suelo, aumentan la rugosidad mejorando la infiltración y disminuyendo la velocidad del agua. No sólo protegen al suelo, sino que interactúan con la vegetación que crece a través de su matriz. Pueden estar constituidas por fibras orgánicas o sintéticas, con matrices y vinculaciones diversas. Las geomantas de fibras orgánicas (también llamadas biomantas) son temporales por su carácter biodegradable. Las más utilizadas son de fibra de coco, por el largo y durabilidad de su fibra. Se utilizan en pendientes medias y sin permanencia de agua.
Por otro lado, las geomantas sintéticas se consideran de carácter permanente, por lo que es importante su resistencia a los rayos UV. Las más utilizadas son las denominadas geomantas TRM (mantas de refuerzo de vegetación, por sus siglas en inglés: Turf Reinforcement Mats), por su elevada resistencia a la tracción. La vegetación al crecer a través de su matriz, se ve reforzada y evita de ser arrancada por el efecto de arrastre del agua. Dentro de este grupo, hay geomantas TRM no tejidas y tejidas. Estas últimas son las de mayor resistencia y cobertura de suelo, pudiendo soportar velocidades de hasta 7,6 m/s y tracciones de 43,8 kN/m.
Geoceldas: Es un sistema de confinamiento celular, en forma de panal de abejas, conformado por láminas de polietileno de alta densidad, con un amplio rango de aplicaciones. Entre ellas, se utiliza para la protección de taludes (rellenas con suelo), canalizaciones, estribos de puentes, defensa de costas (rellenas con hormigón), o bordes costeros (rellenas con piedra). Es un sistema muy versátil, de fácil adaptabilidad a diferentes geometrías, que desarrolla protecciones efectivas frente a una amplia gama de requerimientos.
Revestimientos de hormigón: Los revestimientos de hormigón se emplean cuando la intensidad de las acciones erosivas (corriente, oleaje), el sitio (superficies bajo agua o con fuerte pendiente), o las condiciones ambientales (suelos inorgánicos, climas extremos) desaconsejan la implantación de una cobertura vegetal. Estos revestimientos se presentan bajo diversas formas, desde simples coberturas (mantas cementicias) hasta sistemas más complejos que actúan por el peso e interacción de sus componentes (bloques articulados, mantas de bloques y colchones inyectados). Suelen ser alternativas de fácil instalación y que representan soluciones de menor costo e impacto ambiental que los tradicionales enrocados que en muchos casos reemplazan.
Estructuras de contención: Existen diferentes productos y tecnologías, que a la vez de controlar la erosión del suelo, parcial o totalmente, lo contienen. Desde los biorretenedores (fajinas tubulares de fibras orgánicas) usados para conformar bordos, generalmente vegetalizables; pasando por los geocontenedores (llamados también “geotubos”, mangas o bolsones confeccionados con geotextiles, que permiten su relleno por refulado o en seco) empleados en obras de corrección y encauzamiento hidráulico, así como contención y protección de márgenes; hasta los tablestacados (de diferentes materiales) que se emplean en contención y defensa de costas.
LA IMPORTANCIA DE LA PREVENCIÓN
La mayoría de las soluciones para el control de erosión se deben aplicar de forma preventiva. Una vez que se producen los daños, se deben realizar tareas de reconformación y perfilado de las superficies dañadas, por lo que se carga a la solución antierosiva con un costo adicional, que no hubiera existido si se aplicara de forma preventiva. Es importante que la protección del suelo esté considerada desde la etapa de proyecto, permitiendo una correcta implementación y un adecuado momento de intervención. Las alternativas son muchas y fue probada su eficacia. Ahora se debe trabajar para concientizar sobre la importancia de la protección del suelo y su impacto económico y ambiental.