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¿Hacia una movilidad sustentable y segura?

Una mirada global y local sobre el uso de la bicicleta como modo de transporte.
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EDITORIAL

Una mirada global y local sobre el uso de la bicicleta como modo de transporte.

*Por la Dirección de Investigación Accidentológica, Dirección Nacional de Observatorio Vial de la Agencia Nacional de Seguridad Vial.
El siguiente artículo es un recorte del informe general. Para acceder al informe completo, haga click aquí.


A nivel mundial, la presencia de una mayor cantidad de ciclistas en las calles está produciendo cambios en los paisajes viales de las ciudades, los cuales se profundizan con la importancia de alcanzar una movilidad más sustentable y segura. Este cambio de movilidad ha propiciado un resurgir de la bicicleta, que se reivindica como un modo de transporte barato, ecológico y saludable, a la vez que como un elemento transformador de la trama urbana; la bicicleta, por tanto, puede también contribuir de manera muy positiva a los retos de la Agenda 2030 de Naciones Unidas, impulsando el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Los ODS han sido diseñados para focalizar y coordinar las políticas públicas e institucionales de los países en pos de favorecer el desarrollo de la humanidad, para lo cual se incluyen los tres pilares fundamentales -económico, social y ambiental- del desarrollo sostenible, y aunque no son de cumplimiento obligatorio, los gobiernos han asumido el compromiso de aplicarlos en función de sus especificidades territoriales e intereses temáticos.
En virtud de todo esto, y en un contexto donde la pandemia por COVID-19 está modificando los hábitos sobre la movilidad, este estudio llevado a cabo por la Dirección de Investigación Accidentológica de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) se enfoca en indagar sobre el uso de la bicicleta a nivel mundial, regional y local; y analizar y comprender el perfil conductual de los y las ciclistas en Argentina, a fin de proponer lineamientos para promover una movilidad más sustentable y segura en el país.
En términos generales, y por lo que se desprende del análisis de varios países, la bicicleta ha demostrado ser una de las mejores opciones para apoyar la construcción de un ambiente sano y amigable, que aporte al desarrollo sostenible y que mejore el uso y apreciación del espacio público por parte de los ciudadanos.
Particularmente en Argentina, el perfil de usuarios y usuarias de bicicleta analizado a través de estudios llevados a cabo por la ANSV muestra que aún resta trabajo por hacer desde la política pública para integrar a este segmento de manera segura a la red vial. En este sentido, se ha observado que, en general, los y las ciclistas no se asumen como un actor más dentro del entramado vial y, por ese motivo, se perciben exentos del cumplimiento de las normas de tránsito, mostrándose conscientes de sus derechos, pero no tanto de sus obligaciones como actores de la vía. Esto último explicaría, en buena parte, el bajo uso de casco observado entre los y las ciclistas,
entre otras prácticas inseguras como el no respeto del semáforo o las distracciones al conducir.
En este marco, y dados los beneficios probados del uso de la bicicleta como modo de transporte, el estudio propone una serie de estrategias orientadas a mejorar la seguridad de los y las ciclistas en Argentina, tales como la construcción de infraestructuras exclusivas para ciclistas, la promoción de prácticas viales seguras como el uso del casco y el respeto del semáforo, y acciones que fomenten la integración de los y las ciclistas en el entramado vial en pos de avanzar hacia una movilidad sustentable y segura en el país.

Introducción
El uso de la bicicleta constituye un fenómeno que contribuye a cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 (ODS) propuestos por la Organización de Naciones Unidas (ONU), que fueron aprobados en 2015 dentro de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Estos objetivos marcan para las naciones una hoja de ruta hacia el cumplimiento de metas que son importantes para el planeta, como la erradicación de la pobreza, el combate del cambio climático, mejoras en la educación, el fomento de la igualdad, la defensa del medio ambiente y el replanteamiento del
diseño de las ciudades.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible plantea objetivos con 169 metas de carácter integrado e indivisible, que abarcan las esferas económica, social, cultural y ambiental. Entre ellos, los ODS 3, 7, 9 y 11 refieren específicamente a metas de movilidad y seguridad vial.
El uso de la bicicleta de forma extendida entre la población puede favorecer a la consecución de estos objetivos de la siguiente manera.
Contribuye al ODS 3, “Garantizar una vida saludable y promover el bienestar para todos en todas las edades”, ya que ayuda a generar hábitos saludables que reducen las enfermedades del corazón y el sedentarismo; mejorar la calidad del aire al no contaminarlo; y reducir el número de muertes y las lesiones por siniestros viales, cuando se crean condiciones seguras para los y las ciclistas.
En cuanto al ODS 7, “Asegurar el acceso a energías asequibles, confiables, sostenibles y modernas para todos”, el ciclismo mejora la eficiencia energética de los sistemas de transporte, utilizando energía renovable humana de la manera más eficiente para transportar personas y mercancías.
Respecto al ODS 9, “Desarrollar infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y sostenible, y fomentar la innovación”, un mayor uso de la bicicleta impulsa a los gobiernos a construir infraestructura flexible y sistemas de transporte sostenibles para el desarrollo económico y el bienestar humano, con un enfoque en el acceso asequible y equitativo para todos.
Por último, para el ODS 11, “Conseguir que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles”, el aumento del uso de la bicicleta hace que las ciudades y los asentamientos humanos sean más inclusivos, seguros, resistentes y sostenibles, ya que el ciclismo es asequible, seguro y no contaminante, saludable y promueve una economía sostenible.
Es por todo ello que la bicicleta constituye un modo de transporte sostenible, sencillo, asequible, fiable, limpio y ecológico que contribuye a la gestión ambiental y beneficia la salud.
En materia de seguridad vial, el uso de la bicicleta como medio de movilidad no motorizado genera un impacto menor en lo que refiere a incidentes viales en comparación con los vehículos motorizados, que representan mayores riesgos en las calzadas. Pero al mismo tiempo, los y las ciclistas son considerados/as como uno de los usuarios/as vulnerables de la vía pública, por lo que su exposición a la ocurrencia de siniestros viales es un aspecto importante para considerar. Según el último informe mundial de seguridad vial de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 2018, las víctimas fatales usuarias de bicicleta ascienden al 3%.
A nivel mundial, el contexto de pandemia producto del COVID-19 ha impuesto, tanto a los gobiernos como a los diferentes actores y sectores sociales, repensar y modificar todos los aspectos de la vida cotidiana, tal vez de modo más drástico en algunos aspectos que en otros. En este sentido, uno de los cambios que trajo aparejado la pandemia se evidenció sobre las formas de movilidad de parte de la población urbana. Los viajes en transporte público se redujeron, sea por restricciones en su uso o por temor al contagio de parte de sus usuarios/as habituales, e hicieron que muchas personas se inclinaran por formas de movilidad individual como la bicicleta.
Este contexto de cambios en los patrones de movilidad, entonces, representa una oportunidad para incentivar aún más el uso de la bicicleta, pero también requiere de mayores inversiones de recursos para que esta forma de movilidad sea integrada de forma segura a la red vial. Por ese motivo, la mejora de la seguridad vial ha de ser un aspecto elemental de cualquier estrategia integral en favor del uso de la bicicleta, en donde el rol del Estado en la inversión en infraestructura para el uso de bicicletas es crucial para asegurar una circulación segura y adecuada a las necesidades de cada sector poblacional.
Considerando todo lo anterior, el presente estudio llevado a cabo por la Dirección de Investigación Accidentológica de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) tiene como objetivo indagar sobre los beneficios que tiene el uso de la bicicleta como modo de transporte, analizando y comparando su uso a nivel internacional, regional y local; y trazar un perfil de los y las ciclistas en Argentina que permita analizar y comprender sus conductas en materia de seguridad vial. Finalmente, y a partir de los hallazgos del estudio, proponer estrategias para promover una integración segura de la movilidad en bicicleta en el país. Este documento constituye una herramienta más para contribuir a generar una movilidad sustentable y segura en Argentina, en pos de mitigar el impacto en el medio ambiente y fomentar una mejor calidad de vida y
seguridad vial.

Objetivos del estudio

General
Indagar sobre el uso de la bicicleta a nivel mundial, regional y local; y analizar y comprender el perfil conductual de los y las ciclistas en Argentina, a fin de proponer estrategias que contribuyan a una movilidad más sustentable y segura.

Específicos

  1. Analizar los beneficios del uso de la bicicleta como medio de movilidad.
  2. Examinar casos comparados a nivel mundial y regional respecto a la utilización de la bicicleta como modo de transporte.
  3. Caracterizar el uso de la bicicleta en Argentina y perspectivas futuras en torno a la movilidad en contexto de pandemia por COVID-19.
  4. Analizar y comprender las prácticas viales, motivaciones y representaciones de los y las ciclistas en Argentina con relación al uso de la bicicleta y su relación con el entorno vial.
  5. Generar recomendaciones para promover una movilidad más sustentable y segura en Argentina.

Metodología
Diseño del estudio

Para cumplir con los objetivos propuestos, este estudio comprendió dos etapas. En una primera instancia, y con el objetivo de realizar el análisis de casos comparados a nivel mundial y regional sobre el uso de la bicicleta, se utilizó fundamentalmente una estrategia de búsqueda sistemática de bibliografía y de revisión de literatura sobre el tema (documentos oficiales de gobierno, encuestas oficiales, documentos de organismos internacionales, trabajos de investigación publicados, sitios web de gobierno, medios de prensa, literatura rigurosa sobre la temática). En una segunda etapa, y para contextualizar y analizar el uso de la bicicleta en Argentina y su relación
con la seguridad vial, se llevaron a cabo diversas estrategias metodológicas: búsqueda bibliográfica y revisión de literatura, cuantitativa, y cualitativa a partir de la explotación de fuentes de datos que aportaron estudios e informes llevados a cabo por la ANSV.

Análisis cuantitativo
Para caracterizar el uso de la bicicleta en Argentina y su relación con la seguridad vial se utilizaron datos del informe preliminar de siniestralidad vial del año 2020 de la ANSV y fuentes primarias que aportaron estudios llevados a cabo por el mismo organismo de alcance nacional. Entre estos últimos, el Estudio sociocultural sobre percepciones, creencias y actitudes de la población argentina en torno a la seguridad vial y el Estudio observacional de los comportamientos de los conductores y ocupantes de vehículos de Argentina. En este estudio, se analizó de manera inédita
el comportamiento vial de 17.428 ciclistas observados en 230 puntos de observación distribuidos en todo el territorio nacional, cuya muestra es representativa a nivel regional.

Análisis cualitativo
Para generar una aproximación a la comprensión de las prácticas viales, motivaciones y representaciones de los y las ciclistas en Argentina con relación al uso de la bicicleta y su relación con el entorno vial, se analizaron de manera exploratoria datos provenientes de grupos focales donde participó dicho segmento de análisis. Estos grupos formaron parte del estudio sociocultural llevado a cabo por la ANSV, pero nunca habían sido analizados ni publicados. Los datos se desprenden de la realización de 6 grupos focales conformados por peatones y ciclistas de grandes
centros urbanos (Ciudad de Buenos Aires, Gran Buenos Aires, Rosario y Córdoba), quienes fueron segmentados en función de su lugar de residencia, edad y nivel socioeconómico.

Conclusiones
En línea con los ODS planteados por la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, el fomento del uso de la bicicleta puede contribuir positivamente al desarrollo de una movilidad sustentable. Se evidencia que un significativo cambio modal hacia un mayor uso de la bicicleta en reemplazo del automóvil trae beneficios tanto a las personas como a las ciudades, haciendo de ellas espacios más amables y eficientes, con estilos de vida más saludables para sus habitantes, mejor calidad de aire y disminución de siniestros viales.
Como se pudo ver, el incremento del uso de la bicicleta como modo de transporte urbano es hoy una realidad en el mundo, siendo potenciado por los efectos de la pandemia por COVID-19 sobre la movilidad. Tanto en Argentina como en otros países de la Región, son notorios los avances hacia un mayor uso de la bicicleta por parte de la ciudadanía, siendo en ocasiones los propios gobiernos locales quienes promueven el cambio en la movilidad a través de diversas acciones.
El relevamiento de casos en distintos países da cuenta de que la construcción de infraestructura de segregación de bicicletas en las vías de tránsito y el desarrollo de una cultura vial que integre a los y las ciclistas como un actor más dentro de la red vial, son elementos de suma relevancia para incrementar la seguridad y reducir la percepción de riesgo de la bicicleta como forma de movilidad cotidiana. En este sentido, es preciso considerar que, en Argentina, los y las ciclistas presentan
un bajo uso de elementos de seguridad vial, conductas altamente transgresoras, y una mayor exposición al riesgo debido al comportamiento de los actores motorizados. Es por ello por lo que su crecimiento como forma de movilidad urbana implica un gran desafío en lo que concierne a las políticas públicas de seguridad vial y requiere de acciones estratégicas para que la integración de la bicicleta a la red vial se lleve a cabo de la forma más eficiente y segura.

Estrategias propuestas para promover una movilidad sustentable y segura en Argentina
En los últimos años, en diferentes ciudades de Argentina, la promoción de la bicicleta como modo de transporte cotidiano ha ganado lugar dentro de las políticas de sostenibilidad y movilidad urbana. A continuación, se proponen una serie de lineamientos que pueden contribuir a la toma de decisiones al momento de promover el uso de la bicicleta como un medio de movilidad urbano.

Construcción de infraestructura para mayor seguridad
El desarrollo de infraestructura para uso de bicicletas, con segregación de vía, es una de las medidas aplicadas en distintas ciudades del mundo que mejores resultados han demostrado para incrementar el uso y la seguridad de los y las ciclistas. En este sentido, las ciclovías son recomendadas ya que proveen de infraestructura en la cual pueden desplazarse de forma rápida y segura, sin invadir el espacio de los peatones ni ser invadidos por los automóviles, mejorando también el ordenamiento del tránsito, y representando un espacio seguro para quienes están comenzando a utilizar la bicicleta como modo de transporte, contribuyendo así al proceso de generación del cambio modal.
En las ciudades del país donde hasta el momento fueron implementadas en mayor cantidad, como Ciudad de Buenos Aires y Rosario, las ciclovías son bien valoradas por usuarios/as de bicicleta en cuanto a la seguridad, manifestando que les otorga mayor sensación de comodidad y protección al momento de circular, al separarlos de la proximidad física de los otros vehículos.

  • Continuar el desarrollo de una mayor cantidad de kilómetros de ciclovías en ciudades donde ya existen o evaluar la posibilidad de incorporarlas en aquellas donde aún no se desarrollaron, siguiendo planes para la implementación de una red de ciclovías que conecte diferentes ciclovías a través de la ciudad.
  • Reparar la infraestructura ya existente que se encuentre en malas condiciones.
  • Establecer algún tipo de separación física para asegurar que vehículos motorizados no invadan el carril exclusivo o que otros elementos, como contenedores de basura, obstruyan la vía.
  • Construir estacionamientos que brinden seguridad para su guardado en la vía pública o facilitar estacionamiento en lugares de trabajo, escuelas, clubes.
  • Alumbrado adecuado sobre ciclovías durante la noche.
  • Realizar adaptaciones para evitar espacios donde confluyan bicicletas y vehículos pesados de gran tamaño.
  • Posiciones de espera avanzadas para los y las ciclistas (por delante de los automóviles) a la salida de los semáforos para aumentar la seguridad de los cruces y giros.

Formalizar e integrar a los y las ciclistas como actores en el tránsito
Los y las ciclistas manifiestan que no se sienten o no son percibidos como parte de la red vial. En este sentido, reconocer a la bicicleta como un vehículo más dentro de la red vial y concientizar acerca de sus derechos y obligaciones a todos los actores de la vía, colaboraría para su integración y cumplimiento de las normas.

  • Realizar campañas de difusión en donde se remarque el lugar de los y las ciclistas en la red vial, sus derechos y especialmente sus obligaciones en tanto usuarios/as de la vía.
  • Establecer algún tipo de regulación o control al incumplimiento de normativas de tránsito como el no respeto del semáforo o el no uso de elemento de seguridad (casco, luces, chaleco reflector).
  • Instalar semáforos para bicicletas sobre las ciclovías en intersecciones que se considere necesario.
  • Pacificar el tránsito reduciendo las velocidades máximas en espacios donde confluyen automóviles y bicicletas.
  • Concientizar acerca de la importancia de mantener un distanciamiento de 1,5 metros entre ciclistas y vehículos motorizados, así como también de la existencia de puntos ciegos para los conductores de vehículos de gran porte.
  • Incluir en la formación y ejercicios de cursos de conducción para autos y motos una mayor atención al lugar de las bicicletas dentro de la red vial.
  • Con una mayor presencia de ciclistas se podría hacer más fácil promover el uso compartido de la calzada, ya que así se generaría una masa crítica de ciclistas que se apropia parcialmente del espacio viario y logra otras maneras de convivencia entre vehículos.

Fomentar el aumento del uso de elementos de seguridad entre ciclistas

  • Siguiendo el caso de los motociclistas, establecer como obligatoria la compra de un casco junto a la bicicleta. La obligatoriedad podría extenderse también a los otros elementos de seguridad añadiendo un “kit de visibilidad nocturna” compuesto por luces y chaleco reflector.
  • Instar a que fabricantes de bicicletas o bicicleterías incluyan u ofrezcan el espejo retrovisor en los nuevos productos.
  • Realizar políticas públicas de entregas gratuitas de cascos y/o chalecos reflectivos.
  • Dado que la portación de objetos es el principal factor distractor registrado, evaluar la implementación de changos de carga montables en bicicletas.
  • Implementar el uso de casco en adolescentes y niños/as para incorporarlo como hábito desde temprana edad.

Movilidad sustentable y uso de la bicicleta
La movilidad sustentable es aquella que tiende a minimizar el impacto que tienen los transportes motorizados sobre el ambiente, reduciendo la contaminación atmosférica y sonora; busca aumentar los espacios públicos donde el transporte vehicular minimice la ocupación de superficie y ceda paso a la movilidad no motorizada.

  • Generar estrategias de intermodalidad entre bicicleta y transporte público.
  • Desarrollar proyectos educativos de seguridad vial y medio ambiente.
  • Promover líneas de educación social en favor de concientizar sobre la necesidad de alcanzar una sostenibilidad integral para garantizar el bienestar de los ciudadanos.
  • Diseñar cursos de educación y movilidad sostenible, en plataformas electrónicas, para público general o empresas.
  • Planificar el espacio urbano teniendo en cuenta criterios de movilidad urbana sostenible, favoreciendo la movilidad no motorizada.
  • Abordar políticas de movilidad integradas con las políticas ambientales, urbanas y de ordenamiento del territorio.
  • Realizar cortos televisivos y artículos periodísticos para promocionar el transporte urbano sostenible.

Otorgar facilidades económicas y generar incentivos
Con el objetivo de que más personas comiencen a utilizar la bicicleta como modo de movilidad sustentable, se recomienda poner en práctica una serie de incentivos para afectar la toma de decisiones en los individuos respecto a la elección del modo de transporte. A continuación, se listan algunas opciones:

  • Ofrecer desde los bancos facilidades para la adquisición de una bicicleta a través de pagos en 12, 24 o 50 cuotas sin interés.
  • En dependencias estatales y empresas privadas ofrecer un bono económico a empleados que se trasladen en bicicleta al lugar de trabajo.

Salud y bienestar en el plano social
El uso de la bicicleta plantea múltiples beneficios para la salud. Estudios han demostrado que el ciclismo regular puede mejorar la aptitud cardiovascular, la fuerza muscular y la flexibilidad, así como mejorar el bienestar mental, reducir la ansiedad y el estrés. Asimismo, contribuye a mitigar el aumento de los gases de efecto invernadero, mejora la calidad de aire y la seguridad vial.

  • Realización de campañas y concientización sobre el uso de la bicicleta con el fin de prevenir el sedentarismo, que constituye uno de los cuatro factores de riesgo de enfermedades crónicas no transmisibles (diabetes, hipertensión, obesidad, otras).
  • Implementar jornadas de sensibilización destinadas al uso de la bicicleta en la mujer y la prevención de contraer cáncer de mama.
  • Desarrollar investigaciones o estudios científicos de salud asociados a la movilidad en bicicleta.
  • Comunicar y difundir toda información relacionada a la problemática de la seguridad vial de los y las ciclistas.