Entrevista al Dr. Alberto Carlocchia, presidente de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM).
-¿Cuál es la actualidad de la minería en nuestro país?
Dr. Alberto Carlocchia: Por un lado, la industria minera, como todas las otras industrias y como todos los argentinos, sigue con preocupación el contexto adverso que plantea la pandemia y que viene impactando en los niveles de producción. A pesar de esto, con esfuerzo, se focaliza en sostener a su personal, lo que viene siendo un gran desafío, en especial para la minería no metalífera, que ha sido la más castigada.
Por otra parte, si analizamos el presente en relación a los objetivos de largo plazo, vemos con optimismo el hecho de que las temáticas mineras hayan sido incluidas en la agenda oficial de desarrollo nacional. Esto nos permite estar sentados en la mesa donde se discute el futuro productivo del país y ofrecer nuestro aporte.
Sin dudas, el primer paso para una industria minera próspera es que se trabaje de cara a las próximas décadas, definiendo cómo va a ser la minería que necesita el país para planificar de forma sustentable su matriz productiva federal.
Y es importante que este mismo diálogo, incluya toda una pluralidad de voces y se dé a lo largo de todo el país. Hoy en día, Argentina necesita a sus industrias produciendo. Por eso, nos merecemos una conversación informada, respetuosa y con sustento técnico sobre lo que se espera de una industria minera sustentable y generadora de crecimiento en todos los territorios.
Por eso, vemos con preocupación situaciones como las vividas en Andalgalá, donde algunos individuos pretenden reemplazar la ley y el diálogo por la violencia. Estas son llamadas de atención, que nos llevan a reflexionar sobre el tipo de país que queremos. La violencia no puede ser usada nunca como argumento. Como sociedad, no podemos permitirlo. La industria minera pone sobre la mesa propuestas para generar empleo digno y desarrollo. Y estamos abiertos a escuchar opiniones que nos ayuden a mejorar en beneficio de todos.
En este marco, otro de los hechos a destacar es el ingreso a la legislatura de la provincia de Chubut del proyecto de zonificación que permitiría el desarrollo minero en la meseta chubutense, una región históricamente postergada, que necesita de nuevas alternativas productivas para brindar oportunidades a su población.
Desde la Cámara seguimos de cerca este proceso, a la espera de que prime la racionalidad y se escuche el pedido de los habitantes de la región. La minería es un vector de desarrollo, porque a su alrededor crece la industria pyme, los proveedores, el comercio y los servicios y tiene mucho que ofrecer allí.
-¿Cómo afectó y afecta la pandemia a este sector?
A.C.: Durante el 2020 la pandemia obligó a reducir el ritmo de la producción. Las empresas de minería metalífera produjeron al 60/ 70% de su capacidad.
La minería de tercera categoría, o sea, la actividad de las canteras, ligada a la industria de la construcción nacional y a la obra pública, se vio casi paralizada por completo, para luego entrar a finales de 2020 en un lento proceso de recuperación. Este sector está compuesto en un 93% por pymes, con lo cual dependen de la reactivación de la demanda interna, dadas sus dificultades para sostener sus costos fijos por un largo período de tiempo. Tengamos en cuenta que la pandemia en realidad acentuó la contracción que ya venía experimentando esta categoría. Y adicionalmente, las empresas mineras hicieron el esfuerzo de mantener las fuentes laborales, aun cuando la producción se redujo considerablemente.
Por otra parte, más allá de lo productivo, me gustaría destacar el rol social del sector ante la pandemia. La minería donó más de $400 millones en insumos médicos, alimentos y productos de higiene, incluyendo hospitales de campaña, respiradores y equipamiento de salud. Esto incluyó el aporte de 214.000 testeos PCR donados al sistema de salud público, en lo que fue la principal donación privada de estos reactivos.
–¿En qué consiste el plan de contingencia para evitar la propagación del COVID-19?
A.C.: Toda planificación relacionada a la pandemia se realiza priorizando siempre la salud del personal y de las comunidades, y respetando estrictos protocolos. CAEM generó el Protocolo de Bioseguridad de la Industria Minera junto a FUNCEI, aprobado por el Ministerio de Salud, que detalla el plan de acción frente a potenciales contagios. El mismo se puso en marcha y brinda lineamientos tanto para las grandes empresas como para las pymes del sector. Porque más allá de sus características, todas buscan proteger a su gente.
Las empresas mineras en muchos casos también han sumado medidas adicionales. Por ejemplo, la minería es uno de los sectores que más testeos realiza. Esto permite la detección y garantiza una rápida actuación de acuerdo a protocolos y coordinada con las autoridades de salud locales.
-Ante este nuevo escenario que estamos viviendo ¿Cuál es la realidad de la minería en el mundo?
A.C.: Durante el 2020, la crisis del COVID-19 condicionó la dinámica de los precios de todos los metales. Mientras los metales preciosos aceleraron el alza de su cotización, el precio de los metales orientados a la industria se vio afectado por la contracción de la actividad, aunque sobre los últimos meses del año se observaron sustanciales mejoras.
Sin dudas, a nivel mundial, la minería será una de las industrias fundamentales para la recuperación post pandemia. Y en esto, Argentina cuenta con importantes recursos como para convertirse en un jugador relevante a nivel mundial. Se ubica en el tercer puesto en el ranking de los países con mayores reservas de litio, noveno en plata y undécimo en oro. Y posee una destacable cartera de proyectos, especialmente de litio y cobre. Para concretar esto desarrollos, se requiere apuntalar la competitividad del sector y reforzar un marco de confianza que atraiga y sostenga inversiones de largo plazo.
-¿Cuál es la visión de CAEM acerca de esta nueva realidad?
A.C.: Pensando en la pos pandemia, la “nueva realidad” va a requerir minerales para volver a poner en marcha las distintas industrias. Esto abre oportunidades para la Argentina, que debe saber aprovecharlas para lograr recursos que la ayuden en la salida de la crisis.
Creemos que es momento de que Argentina tome la decisión de poner sus recursos en movimiento, al servicio de su población. Esto significa que los argentinos pongamos manos a la obra para definir cómo es la minería que queremos propiciar, aquella que se hace en forma sustentable y en beneficio de la calidad de vida de toda la población. Tenemos la bendición de los recursos minerales y contamos con los recursos humanos. Es hora de impulsar la industria, de producir desarrollo y progreso descentralizado, de federalizar la generación de ingresos y oportunidades. O sea, de poner el país a andar.
-¿Qué proyectos o iniciativas están llevando adelante?
A.C.: La minería, además de aportar recursos al Estado, tiene un gran potencial para colaborar con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Los ODS son una guía estratégica, que orienta la inversión social minera y la implementación de programas en beneficio de los DDHH, la inclusión y las buenas prácticas. Y con esa guía generamos la planificación de acciones de cara a la comunidad.
La industria viene desarrollando un cambio de paradigma: Entendimos la necesidad de escuchar, de comprender las preocupaciones y de propiciar un diálogo con pluralidad de voces. Por eso hemos puesto nuestros esfuerzos en propiciar la transparencia y la participación de todos los sectores.
Esto atraviesa todas las actividades de la Cámara y el sector. Y se materializa especialmente en el trabajo en relación a iniciativas internacionales como “Hacia una Minería Sustentable (HMS)” o EITI, ambas impulsadas desde CAEM.
El HMS es un programa que fija estándares internacionales de calidad, que es supervisado por un panel consultivo ad honorem e independiente, conformado por personas de la sociedad civil de intereses diversos, que incluye miembros de la comunidad académica, de ONGs ambientales, representantes de las comunidades, entre otros.
El EITI (Iniciativa para la Transparencia de las Industrias Extractivas) permite dar respuesta a uno de los cuestionamientos habituales al sector, que es el aporte real de las empresas al país. Y lo interesante es que se podrá responder sin lugar para las subjetividades, abriendo los datos para que cualquier persona pueda acceder.
Y desde ya, hay todo un abanico de temas que se vienen llevando adelante, como cuestiones de defensa del sector, de comunicación, acciones para favorecer la inclusión, la equidad de género, la planificación de la inversión social, entre otros.
Y por otra parte, estamos participando activamente de la Mesa del Plan Estratégico para el Desarrollo Minero Argentina, generada por el Ministerio de Desarrollo Productivo y la Secretaría de Minería de la Nación, que apunta a tener definido un plan de desarrollo sectorial de largo plazo. Este plan se efectúa en base a los aportes desde lo académico y lo científico hasta lo social y lo religioso. Es una apuesta inédita a nivel nacional.
-¿Cómo llevarán adelante Arminera y el Día de la Industria Minera?
A.C.: La pandemia nos obligó a realizar este año el Día de la Industria Minera en forma remota. Sabemos que nada reemplaza un abrazo o un apretón de manos, pero estamos trabajando mucho para que el evento nos haga sentir cerca a todos los mineros.
Organizamos una jornada dividida en dos partes. Por un lado, una serie de conferencias, encabezada por el encuentro donde junto a los principales referentes del sector analizaremos la coyuntura. A esto se suman disertaciones de especialistas en temas sociales, ambientales, económicos y políticos. La misma podrá seguirse a través de un micrositio especial (www.diadelaindustriaminera2021.com.ar).
Tendremos también talleres dedicados a pensar cuestiones de sustentabilidad, inclusión y género. Todo esto, desde la plataforma, donde además de la transmisión, se irán subiendo los contenidos.
En cuanto a Arminera, este año hemos postergado su fecha, pasando a realizarse del 16 al 18 de noviembre. Esta decisión se tomó esperando poder aprovechar al máximo las posibilidades que brinda la feria como lugar de encuentro de todos los que conformamos la industria. O sea, las rondas de negocios, el patio de maquinaria, la interacción en los stands, etc. Hace más de 20 años que se realiza la feria y es un hito esperado por el sector.
-¿Qué nivel de tecnología se está utilizando?
A.C.: La industria minera es de uso tecnológico intensivo. Siempre se busca la más alta tecnología disponible, porque esta no solo permite ganar en estándares de seguridad, sino que también propicia la eficiencia y los niveles de productividad. Mayor eficiencia también significa un menor consumo de electricidad y agua (de hecho, el agua en los proyectos se recicla y reutiliza).
Complementariamente, es importante aclarar que la industria maneja los mismos requerimientos de calidad productivos y tecnológicos aquí en la Argentina y en los países líderes del mundo.
-¿Qué inversión realiza el sector en nuestro país y cuán importante es su desarrollo?
A.C.: Solemos utilizar bastante el concepto de la industria minera como “motor de desarrollo”, porque la industria minera moviliza el crecimiento. Argentina necesita seguir apostando por inversiones genuinas como la industria minera, ya que cuenta con el potencial geológico para ofrecer los minerales y metales cuya demanda se incrementará. La minería es la industria productiva más federal de nuestro país, capaz de generar un impacto socioeconómico a nivel regional, con amplificación provincial y también nacional.
Un análisis de los proyectos mineros más avanzados permite vislumbrar un potencial de inversiones por casi U$S20.000 millones en los próximos 10 años si se dan las condiciones locales y del mercado internacional. Y estas inversiones quedan en nuestro país generando capacidad productiva, que se visualiza en las compras de bienes y servicios a pymes de las cadenas de proveedores y en los salarios.
Pensemos por ejemplo, que el 80% de las compras de los proyectos mineros, en servicios, insumos y equipo, se hacen en el país. Por eso, a mayor cantidad de yacimientos a lo largo del país se logrará consolidar una industria de proveedores fuertes, capaces de ampliar su oferta y forjar polos de desarrollo, porque los proyectos mineros necesitan -y a la vez, potencian- este entramado generador de valor.
Como argentinos necesitamos poner marcha el potencial que poseemos, porque para hacer una mejor distribución de la riqueza en beneficio de todas las personas, primero hay que crearla.
-¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan?
A.C.: Para lograr transformar el potencial en proyecto en producción, el principal desafío es generar un contexto de competitividad y confianza. Esto es, reglas claras y un marco jurídico receptivo hacia la inversión e impulso a la competitividad. Así lograremos atraer inversiones, que de otra forma se vuelcan a otros destinos.
En este sentido, venimos bregando por una ley de promoción de grandes proyectos de inversión, que incluya también otros sectores, para que todo aquel proyecto que quiera concretarse tenga un marco jurídico adecuado. Tenemos la necesidad de apuntalar los desarrollos que impulsan producción, empleo y generación de divisas.
Otro de los desafíos es el que tiene que ver con la forma de relacionarse con la comunidad, para generar espacios de diálogo que ayuden a la inserción social de los proyectos. Ya son varios años que llevamos trabajando en este tema y sabemos que es un proceso que requiere tiempo y continuidad.
La industria está presente para promover el diálogo enriquecedor con las comunidades, para entender sus expectativas, dudas y requerimientos. Esto siempre en un marco de respeto por el prójimo y con la responsabilidad de acercar información científica y propuestas reales.
-¿Cuáles son las expectativas a futuro?
A.C.: Las expectativas son poner el potencial minero al servicio del país, aprovechando las oportunidades que se nos abren. Lo que se viene es la “la era del cobre”, de la mano de los grandes proyectos como MARA (unión de Agua Rica y Alumbrera, en Catamarca), Josemaría (San Juan), Taca Taca (Salta), Los Azules (San Juan), Pachón (San Juan) y Filo del Sol (San Juan). Y a esto se suman las posibilidades que se abren con el litio a través de los proyectos en Jujuy, Catamarca y Salta.