*Por el Mg. Alejandro E. Marenco, presidente Consejo Federal de Seguridad Vial – Argentina y Secretario de Seguridad Vial del Gobierno de Jujuy.
Trabajo presentado en el V Congreso Nacional de Caminos Rurales, llevado a cabo en Paraná, Entre Ríos.
Contexto y magnitud del problema
La seguridad vial en los caminos rurales de argentina no es solo una cuestión técnica o logística; es, ante todo, un tema profundamente político, que involucra decisiones estratégicas, asignación de recursos y, sobre todo, la voluntad de proteger y mejorar la vida de nuestros ciudadanos.
Los más de 5000.000 km de caminos rurales en argentina son esenciales para el desarrollo de nuestras economías regionales, conectando áreas productivas con centros urbanos. Sin embargo, la infraestructura vial en estas áreas es frecuentemente inadecuada y sufre de un mantenimiento insuficiente. Lamentablemente, en los últimos años, decisiones gubernamentales centrales no enfocaron adecuadamente sus esfuerzos en la mejora de estas infraestructuras.
Un diagnóstico ineludible
Argentina enfrenta un desafío innegable en sus caminos rurales, que son las arterias vitales de nuestras economías regionales. Sin embargo, el estado actual de esta infraestructura dista de ser el adecuado: la falta de inversión y mantenimiento, en un contexto de decisiones nacionales que han priorizado otras áreas, ha dejado a estas rutas en un estado de precariedad. Esto no solo compromete la conectividad, sino que también expone a nuestras poblaciones rurales a riesgos inaceptables en términos de seguridad vial y de asistencia sanitaria, por ejemplo.
Permítanme ser claro: las decisiones adoptadas desde siempre por la administración central en materia de obras de infraestructura vial, especialmente en lo que respecta a los caminos rurales, no han sido las más acertadas. La delegación de responsabilidades hacia las provincias, muchas de las cuales operan bajo un severo ajuste económico, lo reitero, no solo ha sido una estrategia ineficaz, sino también una manifestación de la falta de un enfoque federal real en la planificación del desarrollo vial.
Factores contribuyentes
La infraestructura deficiente, caracterizada por carreteras mal mantenidas o pavimentadas, falta de señalización y escasa iluminación, son solo una parte del problema. En las zonas rurales, donde la infraestructura es menos desarrollada, la respuesta de los servicios de emergencia suele ser más lenta, lo que agrava las consecuencias de los siniestros.
El tipo de vehículos que predominan en estas vías—principalmente camiones de carga, maquinaria agrícola y vehículos particulares—añade otra capa de riesgo. Estos vehículos, que son fundamentales para las economías rurales, a menudo sobrecargan las vías, que no están diseñadas para soportar tal volumen y peso. Este desajuste aumenta significativamente la probabilidad de incidentes graves.
Una problemática con costos elevados
En Argentina, se estima que la siniestralidad vial total genera un costo anual de aproximadamente 12.000 millones de dólares.
Los costos de la negligencia
Aunque el tráfico en estas áreas es menor en comparación con las zonas urbanas, la tasa de fatalidad es alarmantemente alta. Los siniestros en caminos rurales representan una porción significativa, contribuyendo con hasta el 30% de la mortalidad vial del país en algunas regiones.
Los siniestros viales en los caminos rurales no son meros eventos estadísticos; son tragedias que arrasan con familias, paralizan economías locales y agudizan las desigualdades.
Este fenómeno, la morbimortalidad vial, tiene no solo un costo humano irreparable, sino también un costo económico considerable, que incluyen atención médica de emergencia, pérdida de productividad, daños materiales y gastos legales, afectando directamente a nuestras economías regionales y drenando recursos que podrían destinarse a la educación, la salud, al desarrollo económico y a la misma infraestructura vial. Esta cifra, debería ser suficiente para movilizar a cualquier administración responsable.
En un país que ya enfrenta desafíos económicos significativos, la reducción de estos costos debería ser una prioridad, pero este costo económico, por elevado que sea, no logra captar el verdadero peso de las vidas perdidas y las oportunidades truncadas. Cada hecho vial que ocurre en nuestros caminos es un recordatorio de que no estamos haciendo lo suficiente; de que la infraestructura vial no es una prioridad en la agenda política, sino una asignatura pendiente.
La democracia delegativa
Si hay un factor que puede resultar determinante e influyente podemos afirmar que la democracia delegativa es de gran incidencia.
La democracia delegativa en Argentina, caracterizada por una tendencia de la administración central a concentrar poder y a delegar responsabilidades en niveles más bajos, tiene un impacto significativo en la infraestructura y la seguridad vial, especialmente en los caminos rurales.
Impacto en caminos rurales: las zonas rurales, a menudo menos priorizadas, pueden quedarse sin los recursos necesarios para mejorar sus caminos, lo que agrava las condiciones de inseguridad y afecta negativamente la movilidad y la calidad de vida de sus habitantes.
Este modelo de gobernanza, donde las provincias terminan asumiendo responsabilidades críticas sin contar con los recursos necesarios, especialmente los económicos, limita la capacidad para abordar de manera efectiva las urgencias en ambas materias. Es fundamental avanzar hacia un modelo y con un enfoque federal que refleje las necesidades de todas las regiones del país.
El rol de las provincias: un ejemplo de resiliencia
Frente a este escenario, las provincias han mostrado una resiliencia admirable. Con recursos limitados y bajo la presión de equilibrar presupuestos en medio de un ajuste severo, las Vialidades Provinciales han asumido un rol central en la implementación de medidas de seguridad vial.
Las provincias han asumido la tarea de mantener y mejorar estas rutas, enfrentando desafíos gigantescos con recursos limitados, inclusive muchos municipios han dictado ordenanzas que rayan con la inconstitucionalidad de las mismas para tal fin. Sin embargo, como en una cruzada quijotesca, los esfuerzos son insuficientes sin un apoyo sostenido del gobierno nacional.
Ponderamos desde el CFSV el enorme trabajo de las Vialidades Provinciales, verdadera muestra de resiliencia en materia de mantenimiento de las vías provinciales y terciarias.
Es hora de asumir la responsabilidad compartida, de resolver este flagelo. El costo del estatismo es insostenible, tanto en términos humanos como económicos.
El federalismo no debe ser solo un concepto teórico; debe ser una práctica tangible que se refleje en una distribución justa de los recursos y en un apoyo decidido. Las provincias no pueden ser vistas como meras administradoras de suelos, sino como actores clave en la construcción de una Argentina segura y próspera.
Fortalecer las políticas públicas y privadas
Para mitigar la siniestralidad vial en los caminos rurales, como en todas nuestras vías de Argentina, siguen siendo importantes las alianzas público privadas, como:
- Más programas de formación profesional y educación vial: de sensibilización y formación continua para conductores, con un enfoque especial en las zonas rurales, como las que se realizan desde la FTP, Fadeeac y Catamp.
- Como las que brinda la AAC a los gobiernos provinciales a través de las vialidades provinciales y municipios, en diseño y mantenimiento de las vías.
- El acompañamiento de la banca mundial, comprometida con el desarrollo económico, la infraestructura vial y la calidad de vida de los ciudadanos y las comunidades.
- La academia, nuestras universidades que constantemente trabajan y aportan con desarrollo tecnológico.
El consejo federal y las políticas públicas en la materia
La inseguridad vial en los caminos rurales de argentina representa uno de los mayores desafíos para el Consejo Federal de Seguridad Vial (CFSV), organismo que nuclea a todas las autoridades o agencias provinciales encargadas de hacer cumplir la ley nacional de tránsito y las normativas provinciales. En un contexto complejo, y basándose en los 5 pilares de la seguridad vial, el CFSV se enfrenta a la ardua tarea de coordinar esfuerzos no solo centrados en mayor y mejor calidad de los controles, sino también en la educación vial con el fin de mejorar la seguridad en rutas que son vitales para la conexión y el desarrollo regional y nacional, los aportes técnicos y estadísticos desde cada provincia para lograr mejores indicadores.
En conclusión, la Seguridad Vial en nuestros caminos rurales no puede seguir siendo un tema secundario, debe ser parte central en la agenda de desarrollo nacional, con una visión de futuro que contemple no solo la infraestructura, sino también el bienestar y la seguridad de todos los argentinos.
Invito a todos ustedes, representantes de nuestras provincias y del tercer sector, a que trabajemos con decisión y coraje, no solo para enfrentar los desafíos actuales, sino para construir una argentina más justa, equitativa y segura para todos.
Los convoco a unir esfuerzos basados en los 5 pilares de la seguridad vial para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenibles que enfocan principalmente a la seguridad vial y a nuestras sociedades, para que la seguridad vial en nuestros caminos rurales se convierta en una realidad palpable y duradera.