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Las inundaciones en la ciudad de Buenos Aires

El Foro de la Ingeniería del Centro Argentino de Ingenieros (CAI) organizó, el pasado 31 de octubre de 2013, un debate para continuar el tratamiento de la problemática de las inundaciones en la Ciudad. Los expositores de la reunión fueron los ingenieros Miguel Mauriño, Rodolfo Aradas y Daniel Capdevila. * Por el Ing. Máximo Fioravanti
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EDITORIAL

 

“El Plan Director de Ordenamiento Hidráulico y Control de Inundaciones de la Ciudad de Buenos Aires es la planificación más importante y completa realizada en lo que a sistema de desagües pluviales se refiere. Tal afirmación tiene en cuenta la cantidad y calidad de la información básica empleada en el desarrollo del mismo, los tipos de estudios hidrológicos e hidráulicos, con un alto grado de detalle de representación de los sistemas menores (conductos) y mayor (calles), nunca antes alcanzado en los estudios de estas cuencas, y la diversidad de los enfoques y la amplitud de los temas estudiados (unos 300 km2, de los cuales 200 se desarrollan en la Ciudad)”, expresó Mauriño mientras explicaba los detalles.
La ciudad de Buenos Aires se encuentra atravesada por una serie de arroyos que dan nombre a las cuencas de la figura 1 (Medrano, Vega, Maldonado, Cildáñez, etc.). Sin embargo, no resulta sencillo identificar la presencia de los mismos cuando se observa la trama urbana. Se debe a que la planificación urbana de la Ciudad no tuvo en cuenta la cuestión hídrica. Se creía que la planificación tenía que ver sólo con el desarrollo de la construcción, sin un análisis que ponderara ventajas y desventajas de ocupar zonas inundables, dejando oculta esa impronta natural en lugar de optar por una convivencia explícita con los arroyos.
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Un error que debe asumir la comunidad así como sus consecuencias. No sólo eso, como señala el Ing. Capdevila, sino también el impacto negativo del crecimiento antrópico de la línea de ribera.

El problema de las inundaciones se ha manifestado con gravedad, entre 1985 y 2001 en 12 ocasiones, todas ellas con grandes pérdidas, incluidas vidas humanas.
El diagnóstico sobre la situación en la que se encontraba la ciudad, permitió generar mapas de afectación (tirante en calle, velocidad de escurrimiento, producto velocidad por tirante) para cada uno de los eventos modelados. La afectación era significativa; concentrándose el 70% para el evento de 100 años de recurrencia, en las cuencas de los arroyos Maldonado, Vega y Medrano.
Una vez definidas las medidas estructurales, se evaluó el efecto de las mismas mediante el modelo matemático hidrológico e hidrodinámico de las cuencas en estudio y se analizó la respuesta de las mismas ante eventos de período de retorno comprendidos entre dos y 100 años, para las situaciones sin obras y con ellas. Se trazaron “manchas” de inundación que permitieron visualizar los efectos de las obras previstas, es decir la mitigación lograda por las mismas.
El riesgo de ver superada la capacidad de diseño de las medidas estructurales de acuerdo con la recurrencia de diseño y la vida útil de las mismas, aún si se considerase una recurrencia de diseño de 100 años, fuera de toda posibilidad física y económica de materializar las obras por la gran magnitud que tendrían las mismas, resulta que el riesgo considerando una vida útil de 25 años es del orden del 22% y trepa al casi 40% cuando se considera una vida útil de 50 años. Esto indica, claramente, que los sistemas de desagües pluviales urbanos (usualmente diseñados para períodos de retorno de hasta 10 años) seguramente serán superados a lo largo de su vida útil y en más de una oportunidad. Si uno visualiza las situaciones vividas en las ciudades de Buenos Aires y La Plata en los últimos años, queda claro que es estrictamente necesario, para lograr una mitigación efectiva de las situaciones críticas producidas por eventos extremos de corta duración, diseñar e implementar Medidas no Estructurales tales como las previstas en el Plan Director:
* Red de alerta y monitoreo hidrometeorológica.
* Planes de contingencia ante eventos extremos que superen la capacidad del sistema pluvial. Centros de ayuda en zonas no inundables.
* Mapas de riesgo y su manejo, y adecuación de normas urbanísticas.
* Programa de capacitación y educación ambiental hídrica.
* Planes maestros y normas para áreas verdes y arbolado.
* Planes de gestión de residuos sólidos y educación sobre la basura domiciliaria y la limpieza de las calles.
* Fortalecimiento de los organismos vinculados a la operación y mantenimiento de los sistemas de desagües pluviales.

 

SISTEMA DE GESTIÓN SECTORIAL
Se considera de importancia la implementación de redes de medición, ya que las tormentas que desencadenan los tipos de evento que resultan críticos en áreas urbanas, en general presentan una gran variabilidad temporal y espacial; por ello, y para caracterizarlas correctamente, resulta necesario contar con una red pluviográfica densa.
Las medidas no estructurales, deben extenderse también al territorio provincial si se quiere disminuir las inversiones y que los efectos se hagan sentir también en la Ciudad.
Asimismo, se le asigna gran importancia al Sistema de Gestión Sectorial desarrollado en el marco del Plan Director. Un sistema de este tipo permite el seguimiento de la planificación realizada y se encarga de: registrar y capturar información de eventos meteorológicos, evaluar las respuestas del sistema de desagües pluviales, registrar el alcance de las afectaciones, realizar un seguimiento sistemático de la implementación y eventual adecuación de medidas estructurales y no estructurales, registro y seguimiento de la operación y mantenimiento del sistema pluvial, y difundir por diferentes medios (radio, televisión, prensa escrita, etc.) la información relacionada con la ejecución de acciones y la emisión de alertas.
Según expresó Aradas, “el análisis de los sistemas pluviales, se realiza, desde hace muchos años, mediante el llamado método racional: se trata de definir un caudal para dimensionar una conducción a partir de una intensidad media de tormenta con una hipótesis de recurrencia, sobre un área que uno desea drenar, para evacuar ese caudal lo más rápido posible si hay cuerpo receptor.
La visión actual se basa en el entendimiento e interpretación del funcionamiento integrado de dos sistemas: el de conducciones y el de superficie.
Los elementos que explican el excedente en superficie, son la insuficiencia de la infraestructura (bocas de tormenta, conductos, etc.), la topografía y las intervenciones en superficie.
Para el Plan Director todos los estudios se realizaron a nivel de cuenca (Ciudad y Provincia) pero las intervenciones estructurales y no estructurales sólo se plantearon en el ámbito de la Ciudad. Una de las debilidades que deben ser subsanadas.”
El Ing. Capdevila concuerda e informa que están trabajando con la Nación y con la Provincia informalmente, avanzado con distintos trabajos y en la constitución de un Comité de Cuenca para el arroyo Vega. Resultado de ello y de una visión más actualizada de la problemática, en lugar de llevar el cuenco de Villa Martelli a su máxima capacidad de retención. Como primera etapa está previendo hacer un reservorio del Parque Sarmiento, mediante su puesta en valor y llevándolo al mínimo nivel posible, para que las áreas de esparcimiento sirvan de acumulación sólo cuando el emisario desborde en casos extremos, volviendo el agua a su cauce natural una vez pasado el suceso.
Además del análisis por cuenca, Aradas explicó una de las cuestiones que fue necesario resolver con especial cuidado para eventos de una magnitud importante, fue el transvase en superficie entre cuencas, siendo la zona sur de la ciudad uno de los lugares donde más relevancia cobra ese efecto, en las cuencas de los arroyos afluentes del Riachuelo.

 

CONTROL HIDRÁULICO
Otra cuestión destacable es el de control hidráulico en sistemas de conductos importantes con muy escasa tapada y con un control muy importante a nivel escurrimiento en superficie. En el troncal del arroyo Maldonado, los conductos comienzan a tener un techo hidráulico de capacidad de conducción y de erogación dado fundamentalmente por su característica geométrica, pero principalmente por la materialización de la línea de energía que está prácticamente en su totalidad en superficie. Lo que se plantea es gestionar este excedente de lo que el sistema permite erogar hidráulicamente. La actual tendencia es la gestión integral del riesgo de inundación.
Por tanto, los desafíos actuales son: cómo seleccionar un estándar de protección frente a los fenómenos extremos más frecuentes; qué representatividad estadística tienen esos eventos, esa intensificación de eventos a la hora de trabajar en la planificación de estas medidas; y qué pasa cuando se aumenta el período de protección, más allá de la disponibilidad de fondos, encuentra un límite de factibilidad técnica en las obras clásicas de ingeniería y hay ejemplos de ciudades dónde las medidas de protección tienen claramente un límite hasta de sentido común. Esto está relacionado con que se está agotando el modelo de equilibrio técnico-económico para la justificación de estándares de protección que funcionó en décadas pasadas, ya se dificultó la aprobación de ese modelo técnico-económico para justificar las medidas estructurales del Plan Director para una recurrencia de 10 años, por los organismos de crédito.
Es muy importante romper con la creencia establecida de protección y suficiencia que dan las obras, que induce erróneamente a pensar que a partir de una de protección de 100 años de recurrencia se puede dar carta libre a todo el desarrollo de esa zona protegida. Este concepto de mitigación y de sensación de seguridad es importante para que la gente entienda que puede sufrir una situación de inundabilidad, necesita obras pero ellas no son todo y la presencia de una obra no es un “cheque en blanco” para un desarrollo irrestricto del uso del suelo.
En cuanto al modelo de análisis de riesgo en uso, que considera la probabilidad de recurrencia de un evento multiplicado por la magnitud de sus consecuencias, es razonable que se siga utilizando para la toma de decisiones que tienen un importante grado de incertidumbre, pero debe ser complementado con otras acciones y enfoques.

 

CRITERIO DE IGUALDAD Y DE UTILIDAD
Para justificar los estándares de protección de las medidas de mitigación se pueden considerar dos criterios que frecuentemente se contraponen: el de igualdad y el de utilidad.
El de igualdad es aquel que dice que todos los individuos tienen un derecho incondicional a un determinado nivel de protección y se utiliza mucho en Holanda. De alguna manera, el ciudadano desprotegido, ya por haber nacido en una zona inherentemente inundable, tendría el derecho al más alto nivel de protección posible.
El criterio de utilidad está basado exclusivamente en la determinación del estándar de protección, a partir de una comparación de costos y beneficios y es el criterio generalmente impulsado por los órganos de crédito, como fue el caso del Plan Director. La sociedad tiende a exigir el criterio de igualdad y a ser protegido ante el evento más extremo pero ya se ha visto que la respuesta está más allá de la infraestructura.
El indicador que más aceptación tiene para medir la peligrosidad de un evento es el producto de la velocidad del escurrimiento por el tirante de agua en superficie y esto da sustento a seguros por inundaciones implementados en distintos países.
Los pioneros en este tipo de criterios han sido Nuevo Zelanda, Australia e Inglaterra. Luego en Estados Unidos dónde hay distintos parámetros de velocidad por tirante que comenzarían a poner en riesgo la transitabilidad de niños, adultos o automóviles o de casas. A modo de ejemplo se muestra una de las tantas tablas que hay publicadas.
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Es muy interesante ver que para el mismo fenómeno meteorológico, este indicador de peligrosidad hídrica es muy distinto en la cuenca del Maldonado, con profundidades de hasta dos metros y medio de agua pero velocidades muy bajas en general, que al caso del arroyo Vega, con profundidades del orden del metro y medio pero con velocidades de escurrimiento mucho mayores, en aumento hacia aguas abajo.
Cuando se propone una medida de mitigación, se cuantifica el beneficio a partir del daño evitado, según el estándar de protección adoptado. Pero queda un daño residual que debería analizarse si es tolerable. Por ejemplo que el 90% de las calles estén con un tirante por debajo de los 20 cm de agua, pero habría que estudiar si en ese 10% que no cumple ese criterio, no coincide con una vía de evacuación estratégica para acceso a un hospital.
Cuando seguimos alentando un uso del suelo que no es compatible con todo el sistema de drenaje o continúan los asentamientos en zonas afectables, lo que hacemos es, implícitamente, aumentar este daño residual.
Más allá que el estándar de protección tiende a ser único, habría que intentar basar el diseño en un espectro de eventos. El gráfico es de intensidad, duración y frecuencia. La línea divide el espectro de eventos que generarían inundación, de los que no. Si proponemos una estrategia de 100% de almacenamiento en toda la cuenca, se prevé los eventos de corta duración, pero tenemos margen para manejar eventos de distintas recurrencias, siempre que, la combinación de láminas de duración no exceda el volumen de las dimensiones de ese almacenamiento.

 

RESISTENCIA Y RESILIENCIA
Un nuevo enfoque al que prestarle atención es el de resistencia y resiliencia. Durante varias décadas nos concentramos en el aspecto de resistir en el problema de las inundaciones, preparando la ciudad para resistir eventos de, a lo sumo, 20 años de recurrencia. Pero para los eventos extremos es muy importante trabajar en lo que es la capacidad de adaptación, de recuperación y de reparación ante estos casos.
Deberíamos pensar en adoptar un sistema de clasificación o de ponderación de los eventos extremos, típicos de los desastres naturales derivados de los sismos.
La opinión de la audiencia fue que el alcance integral de los estudios así como el abordaje multidisciplinario, es claramente una fortaleza del Plan.
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En la opinión de Aradas, la Ciudad ha podido contar con una red topográfica muy importante, pero lamentablemente en todo el sector de provincia no se ha logrado, lo que es una debilidad. Lo mismo en la red de conductos.
La pluviometría es una debilidad. Este excelente estudio técnico se ha sustentado sólo en dos estaciones, sobre todo en una, la de Villa Ortúzar.
El estándar de protección también tiene ribetes claros de fortaleza, en tanto que logró materializar un plan de obras para toda la Ciudad con un estándar de protección homogénea y mucho mayor al que se contaba anteriormente. Pero, habría que analizar particularidades en lugares puntuales que tal vez ameritarían un estándar de protección mayor. Lamentablemente esto aún no se pudo extender a la Provincia.
El sistema de gestión que tiene módulos de información, de gestión operativa y de planificación estratégica donde lo más importante es que puede llegar a nivel catastral con todas las parcelas de la Ciudad.

 

PRIORIDAD PARA LA CIUDAD
Por otra parte, el Ing. Capdevila explicó los avances en la ejecución del Plan Director. “En él, la serie de lluvias que se tomó fue de 100 años hasta el 2001. La novedad es que se agregó la serie hasta el 2012, mostrándose que los valores de intensidad de las lluvias, ha aumentado entre 5 y 8 ”. Entre los asistentes hubo quien alerto que los fluviógrafos pueden tener errores de medición próximos a esos valores.
Capdevila mostró la desembocadura del Maldonado con la lluvia del 6 de diciembre de 2012, la estela del agua saliendo llega hasta 700 metros aguas adentro, demostrando que la extraordinaria energía hidráulica en juego impide el taponamiento de la sudestada.
“Hoy con la Universidad de La Plata, se está estudiando modelos para establecer cómo mejorar el escurrimiento en la cuenca del Maldonado, con pequeñas modificaciones en el conducto original.
Se ha ejecutado en el orden de 30% de los ramales secundarios, que son 110, los que, a pesar de haberse licitado en condiciones de gran competencia, han terminado costando el doble, por lo que el avance ha sido más lento debido a cuestiones presupuestarias. Los ramales que están en ejecución son los del grupo A. En el grupo B un ramal tiene en parte un diámetro de 2,50 m, lo que está en planes de ejecución, que es por la calle Velazco y en los extremos es de 1,90 m.
La prioridad siguiente es el arroyo Vega. El orden de ejecución es derivación ramal Monroe, segundo emisario del arroyo Vega y los ramales secundarios.
Se vio la conveniencia de reestudiar el Monroe y ya se está ejecutando la ampliación debajo del ferrocarril Belgrano, con una sección de 22 x 4,50 m, aprovechando un tramo existente. El otro empalme que se ejecuta es el de Húsares. Así, de escurrir 52 m3/s pasa a 72 m3/s (40% de incremento). Eso implica para los niveles de inundación de Balbín, por Blanco Escalada hacia abajo, una reducción de 50 cm de agua en calle.
Asimismo, estamos en plena licitación del segundo emisario del Vega que son 6 km de túnel con 5,30 m de diámetro interno y los ramales secundarios, con 12 km y dos ramales fundamentales que son Elcano y Lugones. Más de 10 empresas se comprometieron a presentar ofertas.
Hoy tenemos una licitación de cuatro obras específicas sobre el cuenco, pero lo importante es el futuro del aliviador que está pensado únicamente desde la Ciudad. Esto lo estamos proponiendo a la Nación. Es necesario realizar un proyecto integral de solución, no sólo de aliviadores sino también de ampliación de la red.
En tanto, para resolver el problema entre el barrio Mitre y el shopping Dot se hizo un reservorio de 11.000 m3, superior a la capacidad de agua captada en la tormenta del 2 de abril de 2013 y para el barrio Mitre hay una propuesta de un anillo de contención con paisajismo, para generar una protección específica en ese lugar, que es un laguna en el medio de la Ciudad”.

 

LAS CUENCAS QUE VUELCAN AL RIACHUELO
La tercer medida estructural es llevar todos los anteproyectos de las cuencas que vuelcan sobre el Riachuelo a desarrollo de proyecto ejecutivo, lo que está en plena ejecución y pensamos, que en pocos meses, se podrá contar con la documentación para licitar.
Lo que se pretende, es llevar el cronograma de una inversión de 100 millones de dólares por año para que en seis años el Plan Director quede absolutamente terminado. Con cada proyecto ejecutivo vamos a generar las actualizaciones necesarias del Plan Director como para asegurarse que se está ejecutando lo que la ciudad necesita.
La red de monitoreo meteorológico SIHVIGILA, a pesar de trabas aduaneras y de comercio exterior, está en vías de licitación con radares en la banda S, con menores interferencias y más potentes que los previstos originalmente, lo que permite ver la tormenta en la totalidad de su extensión. Se trata de 33 estaciones hidrometeorológicas con un radar, todas interconectadas que transmiten a un centro de operaciones que dispara el alerta temprana.
Dentro de las medidas no estructurales hay comunas desde las cuales se están incorporando los planes de contingencia coordinando con la Metropolitana, desde el Ministerio de Justicia y Seguridad. A lo que se agrega los centros de voluntarios para instruir concretamente planes de acción ante la alerta temprana.
En lo que hace a normas de planeamiento y códigos de edificación, se está proponiendo una ley de terrazas verdes, para que los edificios nuevos, a lo largo de los próximos 10 años las incorpore. Esto generará un 5% de retención y además un efecto clave que es la disminución de la temperatura, bajando la intensidad de los meteoros. Todo gran emprendimiento deberá garantizar agua cero.
Además, los espacios verdes para la ciudad, están en los planos maestros aprobados para poner en funcionamiento. Y, a través del Ministerio de Educación, se está desarrollando el programa de comunicación y de educación, incorporando en la currícula, desde temprana edad, el tema de las inundaciones.
En las figuras se sintetiza la información para una lluvia de tres horas y el nivel del río en 1,25 IGM, las dos primeras para 10 años de recurrencia, antes y después de concluidas todas las obras del Plan, la última con todas las obras y 100 años de recurrencia.
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ACCIONES FUTURAS
Quién inició el debate recalcó la importancia de la educación, comparando con la conciencia de los habitantes de zonas de alta sismicidad como es Cuyo, donde no le echan la culpa al Estado de los problemas cuando sufren un sismo relevante. Es una preocupación de cada uno de los actores. El Estado sólo puedo actuar tomando algunas medidas, pero está en manos de los particulares. En cambio en el Área Metropolitana de Buenos Aires, en lo que uno observa es que lo primero es echarle la culpa al Estado por las cosas que no hizo, cuando los ciudadanos tienen mucho por hacer.
Ante la inquietud de los participantes respecto a la posibilidad de adelantar las obras de las cuencas afluentes del Riachuelo, Capdevila informó que la Ciudad cuenta con el proyecto ejecutivo como para iniciar las obras en 2014, que ya forman parte del Matanza-Riachuelo y que la ACUMAR tiene un préstamo del Banco Mundial por 850 millones de dólares. Por eso se está trabajando para incorporar estas obras al préstamo.
Con respecto a la obra Boca-Barracas, del levantamiento de ribera y las seis estaciones de bombeo para evitar los efectos de la sudestada que impacta a lo largo del borde del Riachuelo.
El otro tema es armonizarlo con el proyecto del camino de Sirga, que está enmarcado dentro del acuerdo cuenca Matanza-Riachuelo. Para adecuar la cota a 16,25 de la parte faltante se utlizará el camino de Sirga. Se trata es armonizar la localización de la estación de bombeo con el camino de Sirga que pasa por atrás. Estamos cumpliendo con el cronograma que tenemos previsto. El acta de acuerdo que se firmó con la contratista tiene inicio el 3 de agosto y prevé la adecuación y la optimización del sistema de control y el cierre del anillo eléctrico para darle confiabilidad a todo el sistema de agua.

 

PREOCUPACIÓN DE LOS PROFESIONALES
La mayor inquietud entre los especialistas que participaron de la reunión se refirió a la información estadística y a la necesidad de ampliar los criterios de diseño más allá del concepto de período de recurrencia. La opinión más generalizada fue que habría que tomar con mucha precaución el análisis de series completas y trabajar también con series parciales. En tiempos en que las series de registro eran cortas, la probabilidad de tener un evento que fuese superior a extremos o máximos de otros años, era muy grande. A medida que la longitud de la serie crece, eso se va a atenuando, por lo que se debería contrastar contra la serie anual.
Uno de los invitados comentó que de estudios recientes sobre el río Salado surgiría que los eventos extremos están exacerbados, y que el análisis sobre la base exclusiva de los períodos de recurrencia nos ha llevado en el tiempo a diseñar sistemas insuficientes, lo que fue ratificado por otros expertos, y a eso se refería cuando alertaba en poner atención en la serie parcial, basado en análisis recientes de lluvias extremas en la zona del conurbano.
Aradas asintió, agregando que normalmente los estudios hidrológicos se basan en series estadísticas de datos obtenidos en un lugar puntual próximo a la cuenca en análisis. A la vista de lo ocurrido, no resultaría representativa para el caso de fenómenos de intensidad extrema como los que estamos tratando. Parecería necesario tener en cuenta estadísticas de toda la región de varias decenas de km alrededor de la cuenca en estudio. En ese sentido hay todavía un vacío. Sería deseable llegar a una recomendación pragmática sobre cómo tener en cuenta esto al diseñar una obra. Hay una brecha que todavía no logramos salvar.
En Inglaterra, por la urgencia ambiental, ya hace varios años se prescribe que todos los parámetros correspondientes a 100 años de recurrencia se los incremente entre un 5% y un 10%. No tiene aún un fundamento científico pero en la práctica puede funcionar.
La audiencia concordó con lo expuesto y alertó sobre el uso de métodos importados de otros países, como el de Chicago o de bloques alternos, enseñado en la Universidad Argentina durante mucho tiempo, que puede no ser representativo de la realidad local.
A modo se conclusión sostuve que “Si bien a este Gobierno le tocó dar el impulso más importante, en realidad lo que hay que destacar es que esto forma parte de una política de Estado. Como bien señaló Capdevila, todo se logró merced al interés de sucesivos gobiernos de la ciudad que desde el 95, vienen obteniendo los créditos, haciendo los planes y los que siguieron, en lugar de descartar la acción anterior, continuaron impulsándola, con ajustes, en la misma dirección.

 

* El Ing. Máximo Fioravanti, fue Coordinador del encuentro.