En el marco de la Conferencia Infraestructura para el Desarrollo de América Latina, que se llevó a cabo en el Hotel Alvear Icon de Buenos Aires entre los días 25 y 26 de abril, el Ing. Federico Gutiérrez destacó la evolución de la ciudad a lo largo de los años, a partir del sistema de transporte público. Asimismo, señaló cuáles son las necesidades de la región, y qué estrategias analizan implementar para la cobertura de las mismas.
-¿Cuál es su visión sobre la infraestructura en Argentina y en Colombia?
Ing. Federico Gutiérrez: Se percibe un fuerte impulso de la infraestructura en Argentina; esto genera optimismo frente al progreso. A su vez, en Colombia, la misma representa un elemento fundamental; debemos unir puertos con grandes ciudades que albergan la producción. En ese contexto, la Conferencia Infraestructura para el Desarrollo de América Latina convoca a buenas prácticas y a comprender que no se trata únicamente de cemento, sino también de desarrollo social, lo cual beneficia significativamente a las comunidades.
-¿En qué estado se encuentra la logística en Colombia?
F.G.: Nosotros, todavía, tenemos un desafío muy importante en materia de conectividad. El objetivo comenzó a llevarse a cabo a partir de los últimos años con la estrategia del Gobierno nacional; las denominadas autopistas 4G, que, actualmente, se están realizando. Durante un periodo prolongado, el país sufrió un rezago en lo que refiere a esta cuestión; afortunadamente, la situación se revirtió, generándose oportunidades a raíz de la creación de nuevos puertos en zonas como la de Urabá y Antioquía.
-¿De qué manera se vivió en Medellín el desarrollo de la ciudad orientado al transporte sostenible?
F.G.: La región creció de modo considerable, al igual que Latinoamérica; en el inicio de la década de los años 70, se produjo una marcada migración del campo hacia las ciudades, particularmente, en Colombia, en donde, como consecuencia de los fenómenos de violencia y las dificultades económicas, muchas personas se asentaron en territorios carentes de urbanización y control por parte del Estado. Medellín dejó de ser el sitio más peligroso a nivel mundial. Hoy, representa un modelo de innovación social a través de los sistemas de transporte público; es evidente que formamos parte de un sector ampliamente desigual, y para revertir tal escenario, se requiere de este elemento.
-¿Cúales son las necesidades de la región?
F.G.: En términos ambientales, es de gran relevancia la calidad del aire. En este sentido, nos encontramos analizando cuál es el tipo de tecnología que corresponde implementar; diésel o movilidad eléctrica. La segunda se torna imprescindible, debido a que, al estar rodeados por montañas, durante algunas épocas del año, el efecto de inversión térmica produce una mayor contaminación. El valor para este tipo de método, debe ser diferente al comercial o industrial; así, el modelo financiero será viable para avanzar en movilidad eléctrica.
A su vez, en materia de recursos, las familias más carenciadas que perciben un salario mínimo de U$S271 dólares, destinan entre el 30% y el 40% al traslado de todos sus miembros; cada persona utiliza, aproximadamente, U$S31 mensuales. Por tal motivo, se considera esencial la integración y, con ello, la disminución de la brecha que esta problemática genera en nuestras naciones. Los efectos positivos que se originaron a partir de la implementación del sistema representan la denominada cultura metro; la población lo aprecia y cuida.
-¿Cuáles son los proyectos de infraestructura que se encuentran llevando a cabo?
F.G.: Recientemente, inauguramos el metroplús; primer transporte articulado en el corredor del sistema BRT. En los próximos meses, solicitaremos otros 60 completamente eléctricos. Asimismo, nos encontramos trabajando en la construcción de otra red de teleféricos, que conectada con el tren de Medellín, permitió visibilizar zonas marginadas, y que comenzáramos a atender la oferta social. A partir de entonces, se incorporaron distintos proyectos urbanos integrales. Cabe destacar que los mismos son detonantes, no únicamente definitivos.
En la actualidad la ciudad cuenta con una red de transportes que comprende en total 84 kilómetros: tranvía cuatro; BRT 12; metro 34; y teleféricos 34. Además, llevamos a cabo una nueva línea de sistema de carril, diversas vías y conectividad regional. Una obra fundamental en proceso es la del túnel del Toyo, ya que enlazará nuestro territorio con las autopistas 4G y el puerto de Urabá. Al mismo tiempo, estamos realizando el Hidroituango, una de las hidroeléctricas más grandes, a través de la empresa pública EPM (Empresas Públicas de Medellín); ya fueron producidos los primeros 300 megavatios de energía de los 2.400 que tenemos previsto alcanzar. Este hito completó el 86% de ejecución; es posible afirmar que existe un progreso en la nación.
-¿Estas obras continúan desarrollándose a través de los gobiernos?
F.G.: Exactamente. Los proyectos estratégicos se encuentran trazados, por lo cual, la tarea de los distintos gobiernos es continuarlos. Contamos con el Plan Maestro de Movilidad (PMM), que permite la trascendencia de los mismos, independientemente de las circunstancias políticas. De ese modo, la evolución del país y la ciudad está garantizado.
Si bien, la prolongación de las obras es necesaria, existe, además, una cuestión cultural; es imprescindible crear un sistema de transporte atractivo y seguro, recuperar andenes, peatonalizar calles y avanzar en métodos de movilidad sostenible, como es el caso de la bicicleta. En esta línea, la labor llevada a cabo por Argentina durante el último periodo, genera esperanza.